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    Don Isidro Zárate Santillana fue uno de los poetas lonccos que inició este  arte,  respetando la peculiar forma de hablar de los chacareros de antaño, actualmente  sus poemas han trascendido,  desde 1977 cuando fueron rescatados por  este  profesor miraflorino. Tuvo un espacio en Radio Melodía (emisora arequipeña) titulado: “Poemario Loncco” en donde divulgó los poemas con gran aceptación en la ciudad, pues se emitían por lo general los domingos a las 6:00. de la mañana. Una de estas declamaciones  se ha podido ubicar en  un artículo de la  "Revista Mistiana" del año 1986, y  es sin duda  un gran hallazgo ya que nos permite conocer mucho mejor como era Miraflores, que si bien hoy es un distrito  populoso  antiguamente  solo abarcaba hasta  donde quedaba su antiguo cementerio, donde es la Chabela. Pasamos a transcribir  tal cual  el artículo, y podemos decir también que es uno de los primeros escritos utilizando los arequipeñismos, que en estos tiempos necesitamos rescatar. Miraflores al igual que Cayma también tuvo  su procesión de los huesitos.




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    Las Almas Benditas y la Procesión de los Huesitos

    Din de qu'hi siu ccorito (1), en mi tierra Miraflores, si' ha venerau a las almas benditas del Purgatorio; y cuando llegaba el mes de noviembre, más mejor tavía, porqui'había un recogimiento muy especial. Cuando las gentes comenzaban algún trabajo, siempre si'hacían la señal dé la cruz santiguándose y diciendo: "Almas benditas qu'este trabajito me salga bien", "Almas benditas que lleguen con bien domé", "Almas benditas de mis agüelos que consiga pa' la bocólica de mis guaguas" y así pue, por el estilo, siempre nos encomendábamos a las almas benditas. Nuestros padres nos mandaban a los tres Conventos pa' lismoniar agua bendita, pa' llevar pue, pa' la casa y poner en un vaso con su clavel o una rosita pa’ que las almas benditas vengan a sonccar (2) pue, y apaguen su sé.


    En aquellos tiempos di'aontes habían muchas congregaciones religiosas, algo así como ahura hay la Hermandad del Señor de los Milagros, del Santo Sepulcro, de Santa Rita de Casia, etc. en los tiempos di'aontes había una Congregación de señoras viudas, por lo general y eran devotas de las Almas benditas. Bien mi'acuerdo que dentro d'ellas habían comadres de mi agüela qu’era de Tingo Grande y hablaba puro loncco nomas, por eso pue hablo tal como ahura lo escribo este temita sobre las Almas Benditas.

    Las señoras devotas tenían su Reglamento, pues se vestíyan de luto riguroso: su falda era bastante larga, llegando hasta los tobillos, la blusa era bastante amplia y con maguillo y la cabeza cubierta por una manta negra que cubría casi por completo la cara y en sus manos llevaban una bandeja con una calaverita rodeada de flores y otras llevaban velas o ceras prendidas en la procisión.

    Siempre mi'acuerdo del tremendo susto que pasé cuando por primera vez miré una procisión de los huesitos, era pue un díya dos de noviembre, mi mamita me mandó pa'donde una tiya que viviya cerca de la Chirisuya (3) y pa' llegar habiya que cruzar la Calle Calvario; llegué a la Calle Misti y me metí corriendo por un callejoncito que uniya La Misti con la Calvario y al llegar a la boca calle y ahí mesmito vide algo que m'hizo parar los caballos de punta como si jueran trinches y hasta mi huaccali (4) casi se cayó pa'l suelo. Era la procisión de los huesitos.

    Varias señoras vestidas de riguroso luto llevaban en bandejas calaveritas con flores y tuitas rezaban: gori—gori— gori. Casi lanzo un grito pero se me vino el'alma al cuerpo cuando vide qui' otros ccoros como yo, miraban cómo pasaban las señoras en la procisión de los huesitos.

    Veniyan dispués de la Misa de Dijuntos de la Iglesia de San Antonio, directo, directo pa'l Pantión que quedaba pue, ondi'ahura es el Mercau de la Chabela. Mis patas tiemblaban de miedo pero poco a poquito me juí acostumbrando y hasta mi corazón se calmó, me persigné y me puse a tono con el gori—gori de la viudas.


    Cuando la procisión llegó a la altura de la picantería de mi siá Marcelina, alma bendita, qu' el Tatito la tenga en un cantito de su Santísimo Cielo; la señora Marcelina era pue la Mayordoma de la Congregación de las devotas de las Almas Benditas más mejor tavíya, cuando le tocó la viudez y como era la Presidenta, hacían un alto en la puerti'calle de su casa, pa'luerio continuar con la procisión y siempre con el gori—gori de sus rezos; por detrás iba un caballero con un cajoncito de muerto llenito de huesos de cristiano.

    El hombre seguiya los pasos de las señoras con toda ceremoña y también con su gori—gori. Antes de llegar al Pantión habiya una Cruz grande, ahí hacía un alto la procisión, pa'luego continuar a la Capillita qui'habiya en el centro del Pantión; en este sitio las señoras rezaban a voz más alta y casi llorando cantaban unas canciones bien tristes parecían yaravíes y tuitos se poniyan a llorar a moco tendiu. Y ahi mesmito salía al paso mi siá Feliciana la ccarienta (5) que siempre acostumbraba ser guarda de la Capillita del Pantión, ella pue si'ocupaba de poner orden en el Campo Santo y cuando en un intierro abrían una nueva sepultura y en ese iscarbo apareciyan algunos huesitos de cadáveres muy antiguos, ella se encargaba de juntar los huesitos con tuita devoción y los poniya en un cajoncito que más luego había de servir pa'la procisión de los huesitos, lo mesmo hacíya con las calaveritas que las poniya dentro de la Capillita del Pantión pa’adornarlas con flores y no faltaba el agua bendita y delante de las calaveritas, mi siá Feliciana prendiya las velitas que traiyan los fieles y más tavíya tuitas las personas que veniyan a acompañar a sus muertos.

    Y así pue, una vez que tuitas las señoras habían terminau de rezar y cantar, se procediya al intierro de los huesitos en una sepultura previamente preparada y uno por uno iban cayendo los huesitos pa' la sepultura jondidados por las señoras devotas. Más bien las Calaveritas eran llevadas por mi siá Feliciana a la Capillita pa'ponerlas en fila y adornarlas con flores y prenderles ve litas.

    Las señoras devotas, una vez que terminaban de poner los huesitos en la sepultura se poniyan a llorar a moco tendiu ricordando a sus dijuntos; tuititos lloraban y hasta las personas que nu'eran devotas, tuitos lloraban como si' en esos momentos estuvieran interrando a sus deudos. El pantionero si' acercaba con su lampa y se encargaba de interrar los huesos aumentando el llanto de tuitos los presentes; por supuesto la Mayordoma era la primerita en echar la primera lampada'i tierra, luego seguiya la secretaria y así poco a poco seguiyan tuitas las devotas, teñendo presente qui'una de las primeras obras de Mesiricordia es "Interrar a los muertos'".

    Es lamentable esta oración ya ni siquiera rezan los colegiales di'ahura. Aontes pue, pa'ser cristiano completo habiya que saber de memoria las oraciones: dinde todo fiel cristiano, el Padre Nuestro, el Ave María, la Salve, el Credo, los Mandamientos de la ley de Dios, las obras de misericordia y tantas otras más.

    Y asi pue, una vez interrados los huesos, las devotas rengresaban por la mesma Calle Calvario, nombre que si'ha quedau hasta la fecha. Las señoras bajaban la calle siempre rezando pero en voz baja, más se escuchaba el canto del ccasqquento(6)  dando el toqué di'oración. La campana de San Antoñó sonaba pa' que tuitas las gentes de rodillas recen el Angelus y las devotas de las Almas Benditas continuaban con sus oraciones: gori—gori—gori...



    Arequipa, 15 de octubre de 1986.
    ISIDRO ZARATE SANTILLANA
    Fundador de "POEMARIO LONCCO"
    Programa Radial Árequipeño.




    (1)Ccoro: niño
    (2)Sonccar: beber profusamente
    (3) Chirisuya: Lugar de Miraflores situado  junto a la lloclla de San Lázaro  antiguamente  un sitio muy alejado  de la ciudad y poco habitado de allí su nombre Chiri: frío, suyo: lugar.
    (4)Huaccali: Sombrero chacarero hecho de paja suave.
    (5)Ccarienta: Que tiene ccara (vitiligo).
    (6)Ccasqquento: especie de cigarra. 


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    Fuente:
    • Revista  Mistiana Año XV , N° 49.  Octubre -Noviembre de 1986.