Índice


    Los Friles



    En el año 1947, El señor Miguel A. Ugarte y Chocano, profesor de la Universidad del Gran Padre San Agustín y del Colegio  de la Independencia Americana, escribió un  maravilloso libro, el cual  describía y rescataba los juegos, canciones dichos y otros entretenimientos de los niños , recogidos en la ciudad de Arequipa, que para la primera mitad del siglo XX aún eran populares. Dentro de los juegos de los  niños, está el  capítulo que se refiere  al juego de los  “friles” , y que parece fuera herencia de cierta clase de juegos usados en antiguos tiempos .

    El juego de los friles era jugado en todo Arequipa, tanto en la zona urbana que para aquel entonces estaba rodeada de campiña , así como en los distritos tradicionales, Miguel A. Ugarte recogió este juego tanto de su propia experiencia como la de sus alumnos del colegio Independencia Americana.


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    Los Colores (1)


    Los friles que se usan para jugar son de diversos colores; unos de color entero; y otros, de dos o tres; también los hay jaspeados, con pintas y abigarrados.

    Según los colores y las manchas que presentan toman diferentes nombres: 

    • “Lenguachos”, los de color entero con una pintita blanca en uno de los extremos.
    • “Vaquitas”, los de dos colores a grandes manchas, como se presenta en el pelaje del ganado vacuno.
    • "Plomizos"
    • "Bayos"
    • “Alfalferos” los crema o amarillos con pintas negras, azules o moradas.
    • “Recoletos”, los de fondo morado con pintas negras.
    • “Chancacos”, los castaños con pintas o puntos amarillos.
    • “Conejas”, los morados con numerosísimos puntos negros; y otros nombres más, algunos hasta de mal gusto.
    Vaquitas.




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    Tirallos (2)


    Los friles más grandes se llaman “tirallos” y sirven para ser impulsados contra los otros. Los niños, para convertir en “tirallos” los friles corrientes los remojan dos o tres días. “Pilchas” son los friles redondos, muy codiciados por su escasez.

    "Los Chancacos eran utilizados como tirallos". 


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    Pegachas (3)


    “Pegachas” son dos friles pegados intencionalmente por uno de sus bordes largos. Para hacer las pegachas, los niños raspan contra una piedra el lado interno del fril, mejor dicho, por donde nace la radícula. Raspados los dos friles hasta presentar caras lisas, mojan éstas con saliva, y la “pegacha” queda hecha.


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    Tincar (4)


    El acto de impulsar con los dedos un fril para que choque con otro, se denomina “tincar”, voz de origen quechua cuya raíz significa “encontrar”, “topar una cosa con otra”.
    El golpe fuerte de fril a fril, se denomina “chontis”.


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    Tipos de Juegos


    Los juegos que se practican con estas especies de  frejoles son muchos y de lo más variados:


    “AL CHONTIS” (5)


    Es el juego más sencillo. Los jugadores se colocan a cierta distancia uno de otro, cada uno con su fril. Por medio de “Chancanazos” (capirotazos), ya fuertes, ya leves, van acercando sus friles. El primero que acierta en dar con un fril al otro, ha ganado y toma para si el fril de su compañero.
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    “A LA CUARTA”(6)


    . Se juega en la misma forma que la anterior, pero no sé necesita que un fril choque con otro, es suficiente que se aproxime una cuarta o menos del fril del contrario.


    “A LOS MONTONES” (7)


    Cada montón se hace con tres friles formando una base triangular, y otro encima de ellos. 

    Cada jugador contribuye con igual número de “montones”, supongamos tres; luego, en total, habrá seis montones que se colocan en fila dando frente a los jugadores. Se traza una línea paralela a los friles a un metro más o menos de distancia, marca que señalará el punto más cercano para impulsar el “tirallo contra los montones. 



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    "La acción de poner se denomina plantar o chantar".

    "Divocar o devolver, es plantar nuevamente". Es muy probale que el arequipeñismo divocar venga de la palabra debocar, vomitar.

    Al iniciar el juego, cada jugador “sale” disparando su tirallo a ras del suelo desde el lugar donde están los montones, procurando pasar la línea trazada al frente. 

    Tiene derecho a “tincar”(impulsar con los dedos) primero contra los montones el que al que le envió más lejos de la línea su “tirallo”. Este apunta contra los montones y dispara el “tirallo”. Si no acierta a tocar siquiera un montón, ha perdido el tiro, y es el otro quien debe disparar. 

    Si por el contrario, tocó, uno o más montones, tiene derecho a más tiros, siempre que siga acertando, porque si yerra no puede continuar. 

    Esos tiros sucesivos los debe hacer desde el sitio donde va quedando el “tirallo”, sin acomodo alguno y procurando no tocar con la mano los montones no derribados, porque pierde su tiro. 

    Cada montón derribado va al bolsillo del ganador.

    -Si chocan los tirallos uno con otro sacándolo de su lugar se denomina  'quijos', de ahí el refrán arequipeño  (Entre compas, no hay quijos).

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    “A LA POLLA” (8)


    Cada jugador coloca el mismo número de friles, uno al lado del otro, formando una línea. Se juega en la misma forma que “a los montones”.

    La Polla consta de 4 friles tres abajo y uno encima.

    Cantar la polla, al termino del juego en forma abrupta todos los jugadores agarran lo que pueden o salvan sus pollas.



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    “A PARES Y NONES”(9)


    Este juego tiene mucho parecido con el primer sorteo que describimos al comienzo. Se juega entre dos. Un jugador toma un número cualquiera de friles y los empuña. Se lleva la mano a la espalda y al decir “Pares o nones” la saca hacia adelante, ante el competidor. El contrario puede optar: “pares” o “nones”. Si dijo “pares”, el primer jugador abre la mano y cuenta los friles ; si resulta un número par, los entrega al contrario, porque acertó: “pares”; pero si hay un número impar, el que no acertó entregará un número igual de friles a su adversario. Después será el otro quien pregunte, y así sucesivamente. Cuando un jugador ha perdido todos sus friles dice que le han “Calapichado sus friles”.


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    “VIENTO O SURCO"(10)


    Es igual al anterior, pero con la diferencia de que no puede entrar en juego más que un fril. “Viento” es no tener nada en la mano; “surco" es tener uno. En cada juego se pierde sólo un fril que lo adquiere el ganador. La pregunta es ¿“Viento o Surco’’?







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    “CABALLITO CORRE O NO CORRE"(11)


    Igual que el precedente, con un solo fril. El que pregunta dice mostrando la mano empuñada ¿“Caballito corre o no corre”? El contrario dirá “corre" cuando cree que hay fril; y “no corre" cuando supone que no lo hay.



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    Actualmente el juego está perdido en la ciudad, sólo queda en el recuerdo de los antiguos arequipeños, para 2016 se recreo  y expuso frente a la Catedral a manera turística, gracias al pueblo tradicional de Mollebaya donde aún se puede ver cultivar estas antiguas semillas que antaño eran cultivadas en el valle del Chili. 



    Ciudad que fue


    (Visión de la Arequipa antigua)               


    Esas casas viejas de las calles solas,
    esas casas viejas y destartaladas
    en que la carcoma de los años idos
    desunió las tejas y honrado los nidos;
    esas agrietadas casos españolas
    de churriguerescas y rancias portadas
    con el monograma del Señor Jesús:
    tres letras en relieve y una cruz;
    esas casas grandes, de zaguán sonoro
    en que repercuten antiguas pisadas
    de gentes de guerra con espuelas de oro;
    esas venerables casas en esquina
    donde la devota fe del vecindario
    pone luminarias ante la hornacina
    del Cristo muriente del Monte Calvario;
    esos paredones de los monasterios,
    largos, en perpetua y heroica clausura,
    detrás de los cuales rezan sus salterios
    con meliflua voz
    monjitas que visten de estameña oscura
    y leen latines por amor de Dios;
    esos campanarios de iglesias ancianas
    en que las campanas
    tocan a maitines
    bajo la penumbra del amanecer,
    y en que, a los impulsos del valor innato,
    tocan a rebato
    revolucionarios brazos de mujer;
    la calleja que nadie transita,
    la farola que nunca se enciende,
    el tortuoso arrabal donde habita
    buena gente que, crédula, atiende
    el relato fisgón de una granuja
    que le cuenta la historia de un duende
    o el diabólico andar de una bruja;
    los conventos de frailes austeros
    con leyendas de sangre, y martirios,
    y ánimas que cruzan los claustros severos
    a la pálida luz de los cirios;
    las arcaicas ventanas en ruinas,
    con verjas de fierro y estrechos balcones
    que se adornan de blancas cortinas
    al paso solemne de las procesiones;
    los patios floridos, llenos de macetas;
    las bóvedas altas, llenas de hendiduras;
    las viejas piletas
    con tazas de bronce de las plazoletas ,
    en torno a las cuales los chicos del barrio
    dibujan rayuelas y tincan frejoles;
    los templos barrocos de vetustas moles;
    los poyos de piedra de las alamedas
    donde los abuelos, al caer el sol,
    platicaban bajo el dombo secular de las moreras
    y a la lumbre de un farol;
    todas esas caras reliquias de antaño,
    nimbadas en polvo de decrepitud,
    tienen confidencia de sabor extraño,
    dicen la leyenda magna de un ayer
    pleno de arrogancias y beatitud:
    Tal las viejecitas apergaminadas
    que a los netezuelos, en las portaladas,
    es cuentan el cuento de su juventud:
    ellas fueron mozas, ellas fueron bellas;
    y a las mocedades se las llevó el viento,
    y huyó la belleza, y… se acabó el cuento
    y quedaron ellas, apergaminadas,
    narradoras tristes de cosas pasadas…


                                             Arequipa, julio de 1915.


     José Luis Bustamante y Rivero.


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    Fuentes:


    • Juegos, canciones dichos y otros entretenimientos de los niños , recogidos en la ciudad de Arequipa. Miguel A. Ugarte 1947. (1)al (11).
    • Diccionario de Arequipeñismos. Juan Guillermo Carpio Muñoz. 1999.
    • Ciudad que fue. José Luis Bustamante y Rivero. 1915.