Índice

    La Revolución del 50 es el nombre con el que se conoce a la histórica gesta y heroico enfrentamiento entre los alumnos  del Colegio Nacional de la Independencia Americana y las Fuerzas Armadas sucedido entre el 12 y el 15 de junio de 1950 en la ciudad de Arequipa.

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    Las Causas. 

    Las condiciones para el estallido de una huelga se fueron acumulando hasta presentar una coyuntura que la hacía inevitable. Desde semanas antes de producirse el acontecimiento, el descontento estudiantil se respiraba en el colegio. Esto no se manifestaba debido al temor a un sistema de calificación de conducta que mantenía al alumnado en un marco de autoritarismo y sin defensa alguna. Se sumaba a todo ello, el mal funcionamiento de la biblioteca, la pésima alimentación de los alumnos internos y, sobre todo, las oscuras negociaciones en la compra de los abastecimientos, así como la pérdida constante de sus pertenencias; por otro lado, la prohibición de formar asociaciones y clubes estudiantiles para el deporte y  cultura; la destitución inmediata de algunos profesores por concurrir en estado de ebriedad y cometer abusos contra los alumnos; así como el desconocimiento del destino del dinero recaudado a comienzo de año para la compra de implementos deportivos. Todo lo manifestado constituía por sí solo un poderoso pliego de reclamos sólidamente fundamentado.

    El detonante para iniciar la gesta se había dado en mayo, cuando un alumno de años inferiores murió a causa de un golpe en la cabeza cuando practicaba en las barras paralelas sin la respectiva colchoneta. La reacción del alumnado fue total. Es por ello que se recordó el pago de los padres de familia al momento de la matrícula de una cuota para ser destinada a la compra de material deportivo.  La I.... Hisoria y Tradición. César Vásquez Chávez. (2013).

    El Comité

    [...] En dicha comisión, destacamos a: Luis Eduardo Podestá, Rómulo Chuquimia Arroyo, E. Torres, Amado Paredes G., H Cornejo, Boris Koseleff, Carlos Salas Núñez, Carlos Adahui y Alberto Álvarez; quienes contaron con la asesoría de dos ex alumnos de la "I" para la elaboración del pliego de reclamos que justificara la huelga. Una huelga preparada con dos semanas de anticipación.  Cabe resaltar que las primeras reuniones, de no más de cuatro a cinco estudiantes, tuvieron lugar en los alrededores del Estadio Melgar y también en las inmediaciones del colegio; luego se trasladaron a las calles de Miraflores.  El domingo 11 de junio, por la noche, tuvo lugar la última reunión en la casa del alumno de cuarto “C”, Amado Paredes G., apodado ‘El Chato’.

    La estrategia “hormiga”, fue de gran utilidad en el proceso de planificación de la huelga, es decir, de persona en persona comenzó la huelga, en primer lugar en el cuarto “B”, integrado por estudiantes de entre los 16 y 18 años de edad. De allí el descontento se propagó a otras secciones del mismo año. Los alumnos del cuarto “C” fueron los primeros en sumarse a la huelga. Debemos mencionar que la mayoría eran estudiantes del cuatro año, pero también había delegados de tercero y segundo. Y es muy evidente que los alumnos del quinto año no se involucrasen en el movimiento, debido a que por su condición, tuviesen miedo a las represalias ocasionándoles problemas para su postulación a instituciones de formación superior; por tanto, se vieron obligados a abandonar el colegio aquel lunes 12 de junio, pero, posteriormente, se reincorporaron para apoyar a sus compañeros.

    Las primeras comisiones, integradas por Marcos Bejarano y Carlos Salas, se encargaron de conseguir frazadas, abrigos y víveres, y cuidar del mobiliario escolar. Rómulo Gonzales fue el encargado de conseguir los dos cartuchos de dinamita, pero en realidad recibiría cuatro de manos de un desconocido; fue una de las comisiones más destacadas. Rómulo Gonzales era un estudiante de tercero, cuyo hermano trabajaba en la mina, y había ofrecido -anteriormente- proporcionar los cartuchos de dinamita. Pues bien, unos 45 minutos antes de que ‘rompan filas’ los estudiantes aquel lunes 12 de junio de 1950, a eso de las 7:30 am., Rómulo Gonzales había recibido, los cartuchos de dinamita, de manos de un hombre que lo esperaba arrimado al segundo pilar de la fachada del asilo Víctor Lira. Rómulo se le acercó y de contraseña le dijo: ‘caballo blanco’, el desconocido lo miró y le entregó el paquete.   ¿Por qué Caballo Blanco? En ocasiones, según narra Luis E. Podestá, los alumnos que planeaban la huelga iban a los sembríos vecinos al colegio. Allí pastaba -atado a una estaca-, un caballo blanco, por lo que se escogió la frase «caballo blanco» como contraseña para algunas actividades que requerían de mucha confidencialidad. Aquellas reuniones, sirvieron para escoger el sitio más adecuado para lanzar los petardos, sin que cause daño a nadie; este fue a la mitad del extenso muro perimétrico, de unos 2 metros de altura.

    El comité organizador de la huelga fue modificado para el 13 de junio, integrándose Carlos Adahui y Alberto Álvarez Ruíz, del cuarto año “A”, y otros estudiantes; Adahui estaba encargado de las relaciones con el exterior, que consistía -principalmente- en dialogar con los maestros para buscar una rápida solución; Álvarez, respecto a las coordinaciones internas; y el grupo conformado por Podestá, Salas y Apaza, colaboraron con las actividades para abastecer a sus compañeros que estaban internos en el colegio.

    Luego, durante el movimiento popular del ’50, Marcos Bejarano, Juan Prado, Renato Córdova, entre otros, se encargaron de buscar abastecimientos (azúcar, café, frazadas, etc.). A Rómulo Gonzales y Ramos Grimaldo, se les encomendó buscar velas.[...]La Lucha del pueblo arequipeño en Junio de 1950.  Helard Fuentes Pastor (2013).


    Historia en cuatro partes, (Carlos Meneses. Diario El Pueblo).

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    Lunes 12 de junio

    La Huelga

    El lunes 12 de junio de 1950, Arequipa empezó a vivir una de las jornadas cívicas más importantes de su agitada vida Republicana. Los Estudiantes del Colegio Nacional de la Independencia Americana se habían declarado en huelga, reclamando contra el Director del plantel Juan Zela Koort, por las injusticias que se estaban dando en el interior del colegio. La población a las 8:00 de la mañana del lunes 12, fue sacudida por la alarma de la detonación de unos petardos de dinamita que fueron prendidos por el alumno Rómulo Gonzales. Después que el Brigadier General del Colegio dijera: ¡Viva el Perú!, al terminar de cantar el Himno Nacional, comenzó el grito de ¡Huelga!, ¡Huelga!... Frente a estos acontecimientos, las clases no pudieron dictarse normalmente, pues los alumnos, luego del violento anuncio, se declararon en Huelga Estudiantil, exigiendo varias reclamaciones en un pliego de reclamos que entregaron al Director Juan Zela Koort. (Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).


    El Pliego de Reclamos 


    ‘‘Los alumnos del Colegio Nacional de la Independencia Americana, teniendo en cuenta:

    1.   Que el Colegio Independencia es el principal centro educacional del Sur del Perú y debiendo ser el modelo de los demás centros educacionales, presenta deficiencias básicas en su organización.

    2.   Que las actitudes de un sector del personal docente y disciplinario del plantel, están haciendo de este centro educacional un reformatorio.

    3.   Que es un deber de los alumnos reivindicar, los derechos que paulatinamente nos han sido negados, y por el contrario nos han cargado de deberes obteniendo de tal manera un resultado antipedagógico.

    Por todos estos motivos, nos declaramos en huelga reclamando:

    1)   Rendimiento de cuentas y publicación de ellas del dinero cobrado para el desconocido club escolar, ante una comisión mixta de profesores y alumnos ya que el desembolso de dicho dinero ha constituido un enorme sacrificio de parte de los padres de familia, que generalmente son de condición modesta.

    2)   La abolición del sistema vil de puntaje, utilizado por el personal disciplinario para calificar la conducta trayendo como consecuencia perjuicios para el alumnado. Además dicho puntaje no se utiliza por lo menos, en ningún centro de la localidad, sino creemos que es una arbitrariedad de la dirección. No se supera la instrucción nacional con medidas tiránicas, sino un amplio criterio pedagógico.

    3)   La destitución del director, por: “Incapacidad comprobada en el desempeño de sus labores", “Falta de interés con que trata a los alumnos", “Por disponer de raciones de internado, falta de control sobre los empleados del Colegio" y “Por disponer de los fondos recaudados con motivos de los festejos del Colegio en 1949".

    4)    Acerca de los daños materiales del local.

    a)   La reparación inmediata y total de las duchas y servicios higiénicos.


    b)   La refacción total de los salones de clase y en especial de los afectados por el sismo de 1948, pues su no reparación constituye un peligro para la seguridad personal de los alumnos.
    c)   El funcionamiento de los altoparlantes, pues seria innecesaria su presencia si no nos dejan escuchar por ellos, la música selecta que antes escuchábamos.
    d)   Reparación de las carpetas. Existe una dotación para arreglo de carpetas, y en general de todo el mobiliario que se deteriora por el uso; sin embargo se exige a los alumnos un arreglo inadecuado de ellas.
    e)   El descuido de la cancha de Basketbol y el uso inadecuado de la cancha de football ya que se ponen animales que la deterioran y ensucian.
    f)    El descuido en que se encuentra el laboratorio de química estamos seguros que también existe una partida para el incremento de los útiles del laboratorio.
    g)   Reparación de los aparatos de física que se encuentran en mal estado para asimilar por lo menos en un mínimo grado, los conocimientos de esta ciencia experimental.

    5)   Que la biblioteca, su finalidad cultural al servicio del alumnado la cumplan. Y no solamente atiendan a intereses particulares de algunos profesores e inspectores y en especial del director.

    6)   Destitución de profesores e inspectores, por su incapacidad para llenar el cometido que la Nación les designa.

    Por su incapacidad didáctica, ‘‘extremada tiranía en el puntaje", “incapacidad para desempeñar su puesto”, “Uso inmoderado de fuerza física con alumnos de años inferiores”, “maltrato a los padres de familia" y “servilismo extralimitado por su inmoralidad".

    7)   Amonestación a los profesores que resulten responsables del uso inadecuado del sistema de calificación, por tiranía como jurado o caprichos extravagantes.


    8)   Capacitación de inspectores, dado que las funciones desempeñadas por estos son deficientes en lo que respecta a su moralidad y capacidad pedagógica. Pedimos que se haga efectivo el plan de capacitación presentado por el Director en la clausura del pasado año escolar.

    9) Organización estudiantil estará constituida en primer término por delegados en número de dos por sección, elegidos por voto directo, libre y secreto, elección que será controlada por una delegación del comité de huelga, comité que cesará de sus funciones, no habiendo incompatibilidad en formar comité de huelga y ser miembro delegado de su respectiva sección.

    10) Para nosotros deponer nuestra actitud de huelga será necesario que sea aceptado Íntegramente nuestro pliego de reclamos; aceptación que constará en un documento escrito y firmado por la nueva dirección que se forme y por una delegación de estudiantes. Tal documento deberá ser leído ante los alumnos en formación especial y publicación en diarios locales.

    Dejamos constancia que en ningún momento esta huelga persigue fines políticos, ya que solucionados satisfactoria y totalmente nuestro pliego de reclamos, cesaremos la huelga y volveremos a la normalidad.

    Arequipa, 12 de junio de 1950.

    Comité de Huelga (Firma Ilegible); Secretario de Comunicaciones (Firma Ilegible); Secretarlo de Acción (E. Torres L): Secretarlo General (H. Cornejo); Secretario de Economía (Firma Ilegible); Secretario de Propaganda. (La Lucha del pueblo arequipeño en Junio de 1950.  Helard Fuentes Pastor 2013).



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    Mientras se producía la toma del Colegio Nacional de la Independencia Americana a manos de los estudiantes independientes, en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de San Agustín, los universitarios, comentaban acerca de la tacha antidemocrática y el estallido de la protesta, estudiantil.

    "Alejandro Ponce Robledo, militante conspicuo de la Acción Católica, se hizo presente e invitó a varios alumnos en especial a los egresados del colegio La Salle y San Francisco, los citó en la esquina de lo que era el diario "El Deber", cruce de las calles Jerusalén y Ugarte - Santa Marta a una reunión, en donde un estudiante universitario, alumno de los últimos años de Derecho expuso brillantemente la situación actual del país, defendió el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, y atacó a la dictadura militar, luego invocó a la Universidad para que alce su voz de protesta contra la Junta Militar de Gobierno, al término de su participación, remarcó la actitud valiente de los alumnos del Colegio de la Independencia Americana y que el agustino universitario no debía quedar silencioso."Reynoso Días, Juan. (2002). Sangre Derramada. Arequipa, junio 1950. Editorial UNSA. p. 81).

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    Martes 13 de junio


    En la mañana del día martes 13, se realizó la Asamblea General del Primer Año de Letras de la Universidad Nacional San Agustín con asistencia de cien alumnos de ciento quince matriculados, presentaron una moción de cinco puntos.

    "Primero, brindar apoyo material a los estudiantes independientes que eran reprimidos violentamente; segundo, propuestas por las disposiciones antidemocráticas que imponía la Junta Militar de Gobierno, con el claro objetivo de consolidarse constitucionalmente a través del fraude electoral; tercero, declararnos en huelga indefinida; cuarto, dirigirnos a los compañeros del segundo año de Letras para que se adhieran a nuestros acuerdos y constituyan el comité de Huelga de la Facultad de Letras; y quinto, solicitar a la directiva de la Asociación de Estudiantes Universitarios, máximo organismo del alumnado para que convoque al día siguiente una Asamblea General de Estudiantes Universitarios" ."( Reynoso Días, Juan. (2002). Sangre Derramada. Arequipa, junio 1950. Editorial UNSA. p. 83).





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    Las conversaciones

    El prefecto de Arequipa, Daniel Meza Cuadra, comunica que si no deponen su actitud por las buenas habrá que sacarlos utilizando la fuerza pública. Ese día el Colegio estaba rodeado por piquetes de caballería. Horas antes se produjo el primer choque con la Policía: Los alumnos que salieron la noche anterior, al volver al Colegio se encontraron con los piquetes de caballería que se interponían en el acceso al colegio. De pronto estalló, sin que nadie lo previera, una bulliciosa carga contra la caballería, agitando latas, lanzado piedras y gritando como salvajes, según anotó un testigo del incidente. Y la sorpresa tuvo efecto. Los caballos se encabritaron y desbocaron ante el inusitado ataque; dieron la vuelta y chocaron contra el piquete que bloqueaba la Av. IV Centenario (hoy Independencia). No pocos policía fueron lanzados al suelo, cuando el jefe del piquete logró controlar a sus hombres. Entonces, un gran número de estudiantes había logrado ingresar al plantel por una estrecha puerta del lado norte.


    El prefecto Daniel Meza Cuadra vino al Colegio, entró a conversar con los alumnos, los cuales comenzaron a dar a conocer sus quejas y reclamos, sustentados en el pliego que solicitaban en la huelga decretada, entre los cuales: “… la calidad de la comida de los alumnos internos era pésima; que existían numerosas denuncias sobre el negociado que se hacía con los abastecimientos destinados a la alimentación de los internos; y que a estos se les perdían sus pertenencias por falta de seguridad; que no se les permitía, como antes, la formación de clubes, ni asociaciones estudiantiles para la práctica del deporte y el desarrollo de la cultura; que muchos profesores concurrían ebrios a dictar clases y que cometían abusos contra los estudiantes del Colegio, a los que golpeaban y maltrataban; y que no sabían cómo se había empleado el dinero recaudado a principios de año para la adquisición de implementos deportivos; y que un alumno había muerto en el mes de abril de 1950 a causa de un golpe en la cabeza cuando hacía una práctica deportiva en la clase de Educación Física…” El Prefecto los escuchó y luego les dijo:

    “… Ustedes ignoran que no tienen «derecho de tacha». El «derecho de tacha» sólo existe para los universitarios. Ellos sí pueden quejarse de sus maestros y reclamar que se les cambie, que se les expulse. Ustedes, desgraciadamente, no tienen ese derecho. Les repito, que sólo los universitarios tienen derecho de tacha. Ustedes no. En consecuencia, de acuerdo con las facultades que me ha dado el gobierno, debo de tomar medidas que conduzcan a restablecer el orden aquí y en cualquier lugar donde se produzcan disturbios o intentos de alterar la tranquilidad pública. Ustedes han podido dominar la situación, esta mañana, frente a la policía por la sorpresa con que han actuado y por el número. Yo les pongo de dos mil a cuatro mil soldados armados que los agarren uno por uno y que los saquen de la mano y los entreguen a sus padres. Pero no quiero que eso suceda. No quiero ningún enfrentamiento. Los soldados sólo saben disparar. Se les ha enseñado a combatir, a matar. Ellos no son policías. Ellos no andan con contemplaciones. El gobierno les ha entregado un arma para que la utilicen y les ha enseñado a dispararla cuando se les dé la orden de hacerlo. ¿Piensan ustedes que van a hacerles frente con sus fusiles de madera, con las manos, con unas cuantas piedras, cuando ellos empiecen a disparar sus fusiles y sus ametralladoras? ¿Qué van a hacer ustedes contra las balas? Y aunque no utilicen sus fusiles ¿qué harán cuando los soldados carguen contra ustedes la bayoneta o los agarren a culatazos? El colegio está rodeado. No tienen teléfono. Les han cortado la luz y sólo tienen agua. Hemos decididos que no se mueran de sed. Pero no tienen comida. Muchos de ustedes no comen desde ayer…”

    Se produjo un silencio, el Coronel dijo finalmente: “… Mientras persista esta situación, no habrá ningún trato. Bueno, les doy dos horas de plazo. Si a las dos de la tarde, ni un minuto más, no han dejado el Colegio, ordenaré a las tropas que entren a la fuerza y lo tomen por asalto, y, como les dije, los sacarán a ustedes uno por uno y serán entregados a sus padres para que les den una buen tunda…”

    El prefecto se levantó y les dijo: “… Esta es mi última palabra, Señores, ¡buenos días! Y recuerden lo conversado...” (Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

    La negativa

    Volvió el prefecto al colegio a las 2:00 de la tarde y dijo:

    “… Se ha cumplido el plazo que les di para desalojar el plantel...” Los alumnos dijeron que no iban a salir por decisión tomada por el Comité de Huelga minutos antes de la visita. Los alumnos contestaron que habían votado para continuar en el Colegio, hasta que sus peticiones sean resueltas, le dijo firmemente Carlos Adaui. Meza Cuadra replicó: “… No quiero hacerles daño, no quiero ordenar a las tropas que inicien el ataque ahora mismo. Voy a darles una oportunidad, pero será la última. Las tropas comenzarán a hablar. Les doy una hora más. ¿¡Entienden!?, ¡una hora más! Se para esa hora no han desocupado totalmente el Colegio ordenaré a las tropas que los desalojen por la fuerza. Sólo podremos conversar hasta las 3:00 de la tarde para decirme que van a salir del colegio y me lo entregarán. No aceptaré más que eso. De lo contrario ordenaré a las tropas que entre en acción a las 3:00, dentro de una hora, exactamente…” (Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).



    La Orden de Fuego y el Primer Ataque


    Exactamente a las 3:00 y 1 minuto de la tarde, el Alférez de la Guardia Civil José Torreblanca hizo sonar su silbato y, como si hubieran estado esperando esa señal, las ametralladoras y los fusiles emplazados en las chacras comenzaron a hacer fuego. La gente del Alférez Torreblanca se desplegó como un abanico por el tramo de tierra desde la última cuadra de la calle 2 de Mayo y se dirigió resueltamente con las varas en una mano y la pistola en la otra, hacia la única puerta que existía en esa área y que, lamentablemente no había sido reforzada adecuadamente, porque por allí entraba y salía la familia del portero Narciso Salas, una lluvia de mitades de ladrillo atajó en la mitad de la calle la primera ola de policías.

    Varios guardias sufrieron lesiones en el cuerpo, en los brazos cuando se agolparon ante la puerta y fueron blanco fácil de los proyectiles que eran disparados desde arriba por los alumnos. Entonces, los guardias corrieron de regreso a sus posiciones originales en medio de las risas de los alumnos.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).


    [...]Ante la negativa de los alumnos del abandonar el plantel, un minuto después de lo pactado el alférez José Torreblanca ordenaba el inicio del fuego. En el pabellón norte, el alumno Gilberto Gallegos cayó herido, era la primera víctima, al ser impactado por una de las balas [...] La I.... Hisoria y Tradición. César Vásquez Chávez. (2013).

    El Segundo Ataque

    El segundo ataque se desarrolló con mayores precauciones. El Alférez Torreblanca agrupó a sus hombres y les ordenó que se lanzaran todos a la vez contra el cerco de calaminas y madera. Así lo hicieron y el cerco cayó en toda su extensión. Pero allí se encontraron con la línea defensiva de los alfeñiques. Una lluvia de ladrillazos los recibió en cuanto tiraron abajo el cerco de calamina. Torreblanca dijo posteriormente que sus hombres tenían órdenes de no disparar y que, sobre todo, tenían balas de fogueo en sus armas. La batalla seguía donde varios guardias fueron despedidos sangrantes, maltrechos y golpeados a raíz del enfrentamiento. En el tópico estaban como cinco o seis chicos lesionados en las bancas del pasadizo curándose. (Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

    El camión militar y la muerte de Narciso Callata


    Un camión militar fue empleado para ingresar al colegio sobre madera, ladrillos, restos de bolsa de cemento, dispersos por la pista. Lo seguían los policías. Fue cuando se abrieron las bocas del infierno. Se acabó el extraño silencio que enmarcaba el avance policial y una lluvia de ladrillos y maldiciones se precipitó desde lo alto de los dos pabellones del colegio. Varios policías, el oficial entre ellos, apuntaron sus armas hacia arriba e hicieron fuego. 

    El obrero Narciso Callata estaba de observador y una bala lo alcanzó en el centro del pecho. Estaba con las manos en los bolsillos del manchado pantalón de trabajo viendo como el camión militar arremetía contra la puerta que él había contribuido a construir, cayendo al suelo de espaldas sin pronunciar grito alguno. 

    El trabajador estaba con los ojos abiertos. ¡Lo han matado!, ¡está muerto!, dijo Jaramillo. Luego de unos diez minutos, el camión comenzó a retroceder, mientras le caía un alud de ladrillazos. El obrero Narciso Callata estaba muerto. Nadie entendía por qué había muerto él. Persona ajena a cualquier acontecimiento, él no tenía que ver nada con la huelga. (Exalumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).


    [...]En la ciudad, ese mismo día, Lucho Palacios, alumno de una escuela primaria de San Lázaro protagonizó un escalofriante espectáculo al trepar por las columnas de la Catedral y tocar a somatén en las campanas de la iglesia matriz, mientras en las calles el pueblo enardecido construía las tradicionales barricadas. 

    La muerte del obrero Nicolás Chicata, como consecuencia de un sablazo en el cráneo propinado por un policía, provocó mayor indignación. También es llevado a la Universidad donde se había improvisado un velatorio. En la refriega se registró la muerte de José Luis Vera Valdivia de 17 años de edad, alumno del cuarto de secundaria del Colegio de la Independencia Americana, por hemorragia originada por arma de fuego. Reunidos por la noche, los representantes de los diferentes sindicatos de trabajadores acordaron ir a un paro general de protesta y de duelo. Los tiroteos iniciados continuaron toda la noche.[...] La I.... Hisoria y Tradición. César Vásquez Chávez. (2013).


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    La marcha

    Los alumnos llevaron el cadáver atado con una soga a una escalera, manchada de cal y polvo de cemento convertida en camilla. A las 3:50 de esa tarde, un corneta de la banda dio un toque de silencio, mientras que se izaba la bandera a media asta y con un crespón negro en señal de duelo por la muerte del obrero Callata. 

    Había varios alumnos heridos. Los alumnos Bernadino Trelles y José Luis Vera fueron heridos de bala; los alumnos al ver que ya no estaba el auto del prefecto y tampoco el jeep de los milicos, comenzaron a sacar a los heridos para que sean atendidos, al no haber camillas se utilizaron las escaleras de la construcción para transportar el cadáver del obrero Callata y demás heridos. Abrió la marcha silenciosa el cadáver del obrero, luego seguían los heridos, por la calle 15 de Agosto, Jorge Chávez, Víctor Lira, donde antiguamente estaba el Asilo Lira (hoy Complejo Habitacional Nicolás de Piérola), Alto de la Luna, Perú y voltear por la plazoleta del mercado San Camilo. 

    En la esquina de la plazoleta con Piérola, había una botica que se la llamaba La Merced del doctor Oscar Álvarez Bisbal, profesor de química del colegio, quien se ofreció a atender a los heridos en su botica, cuando pasó por allí la procesión. La procesión siguió por Piérola hasta Santo Domingo, luego la Plaza de Armas hasta la calle San Agustín. Frente a la Universidad de San Agustín, en cuya puerta un numeroso grupo de universitarios vio la procesión y comenzó a protestar y a gritar: ¡Asesinos! ¡Asesinos! ¡Asesinos!

    El desfile dramático continuó por la calle San Agustín y dobló a la derecha por la calle Bolívar, llegando a la Sanidad de la Policía, situada frente al cuartel de la Compañía de Bomberos de Arequipa Nº1. Allí no quisieron atender a los heridos por temor a comprometerse, sobre todo cuando observaron el cadáver del obrero Callata. El entonces  teniente de bomberos Nazry Salomón, que había escuchado el llamado de las campanas de la catedral a rebato, ofreció su automóvil para llevar a los alumnos heridos al hospital, metiendo parte de los heridos en el auto de Salomón y a los demás en la ambulancia de la Asistencia Pública. El cadáver de Callata fue llevado a la Universidad donde lo pusieron en una mesa y encendieron velas a las 5:30 p. m.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

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    La indignación y la respuesta

    El pueblo de Arequipa, en todo este lapso de tiempo que duró la procesión, se agrupó en la Plaza de Armas y en distintos puntos de la ciudad. Los pobladores gritaban: ¡Asesinos!, ¡Asesinos!, ¡Abajo la dictadura!, ¡Muerte a Meza Cuadra! En el Hospital Goyeneche finalmente fueron atendidos los alumnos junto con algunos civiles y policías que también resultaron heridos. Los trabajadores del Mercado San Camilo se conmovieron de tal atrocidad generada por el Coronel Daniel Meza Cuadra, en dar la orden de atacar a los estudiantes, inmediatamente se promovió un movimiento de solidaridad. En el Colegio, en la parte central, a las 6:00 p. m.. se notó la presencia de una comitiva de trabajadores del Mercado San Camilo, que les dijeron:

    “… ¡Jóvenes, los comerciantes del histórico Mercado Central de San Camilo hemos hechos una colecta de solidaridad para apoyarlos. Nos ha dolido mucho que los hayan atacado en la forma como lo han hecho, pero ya pagarán los que les han hecho tal atrocidad. No queremos ofenderlos, pero pensamos que necesitaban algo para comer ya que ustedes no se mueven de aquí del Colegio desde ayer… “


    Fotografía: Mercado San Camilo https://www.facebook.com/mercado.sancamilo.3

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    Pidieron permiso para que sus compañeros ingresaran al Colegio. El Cholo Álvarez y el Conejo Salas dispusieron que se habilitara una sala del pabellón central como almacén. Y comenzó el desfile más conmovedor: Delante del alumnado pasaban hombres y mujeres, uno a uno, llevando canastas de frutas, canastones de pan, enormes bolsas de azúcar, arroz, fideos, carne, enormes cantidades de carne de medias reses, corderos enteros, piernas, mitades de cerdos, costales de verduras, canastas de queso de distintas clases, grandes bolsas de galletas y caramelos, piernas asadas de chancho y cancacho, decenas de paquetes de mantequilla envuelta en panca de choclo. La sala habilitada como depósito se llenó en 15 minutos hasta el techo y el aroma de la fruta se extendió por todo el pabellón.

    Los alumnos agradecieron tal gesto y les dieron la mano. Un ex alumno decía:

    “Su gesto quedará eternamente en nuestros corazones y la vida las recompensará con creces…” Tal como habían venido, uno a uno, mujeres y hombres, se retiraban después de estrechar las manos de los alumnos. Con palabras muy sencillas también felicitaban a los alumnos por su gran valentía, por no haber dejado tomar el Colegio a pesar de estar desarmados. Asimismo los estimulaban diciéndoles: ¡Sigan hasta que triunfen!, ¡No desmayen muchachos, los apoyaremos hasta el fin!, ¡Arequipa los respalda!, ¡Los queremos como si fueran nuestro hijos!. Al final Zazarini volvió a cerrar la reja con los gruesos alambres de siempre. Nuevamente, los alumnos quedaban solos. 

    En medio del repentino silencio en que no se había que decir, se escuchaba el sonido de los disparos que llegaban desde el centro de la ciudad. Se hizo un llamado los alumnos que estaban almacenando ladrillos en las zonas conflictivas y les dijeron que recogieran lo que quisieran del depósito. Entonces se formó una cola y salían de la sala con pan, trozos de queso, fruta, etc.; en fin, lo que más les gustaba. Luego se fueron a tender en el pasto del campo deportivo con pan, queso y fruta; encendieron nuevas fogatas para disminuir el intenso frío de las noches que estaban pasando al cuidar el Colegio.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

    El Toque de Queda

    La Policía en las calles de la Ciudad de Arequipa

    Después de los incidentes trágicos del martes en la tarde, la ciudad quedó aparentemente tranquila, sin embargo se advirtió gran movimiento de tropas en la ciudad: Patrullas de soldados en camiones vigilaban los lugares estratégicos de la ciudad en previsión de incidentes. Las tiendas cerraron sus puertas. La gente en las esquinas de las calles y plazas comentaban los sucesos ocurridos en la “I”. Pero después de las 12 de la noche quedó prohibido el tránsito de personas por las calles. Los dirigentes de las principales instituciones laborales de la Blanca Ciudad sesionaron en forma extraordinaria en la noche del martes 13, acordándose el Paro General en señal de protesta, mientras no se deslinden responsabilidades de los sangrientos sucesos ocurridos esa tarde.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).



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    Dibujo a tinta del artista arequipeño Jorge Cyran, en la Obra : El último Montonero de Alfonso Bouroncle Carreón del año 1982.

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    LOS ARTILLEROS DEL ’50: SANTIAGO PAREDES SOTO Y ELVIN DONGO

    Durante la manifestación tres ametralladoras ZB-30 pasaron a poder de los rebeldes. Una de las ametralladoras quedó inutilizada en los altos de la Universidad, ante la vista de varias personas que presenciaron las maniobras hechas para ponerla en funcionamiento. Las otras dos armas de este tipo estuvieron en poder de Santiago Paredes y Elvin Dongo, ambos licenciados del ejército, con experiencia en el manejo de armas de fuego. 

    Santiago Paredes es sindicado como uno de los combatientes que se emplazó en la Plaza de Armas con una ametralladora en su poder. El autor de la novela “El Último Montonero”, Alfonso Bouroncle Carreón, da la impresión de referirse a él como personaje central de esa historia novelada. 




    Santiago Paredes, militante aprista de larga trayectoria, dirigente sindical de la USOA y gran luchador, que posterior al movimiento de junio del '50 permaneció años en prisión por sus ideales -el ‘chino’ Paredes-, conocido en los medios sindicales, fue el único prisionero a quien se le condenó por su participación en los caóticos sucesos.

    ¿Cómo llega a obtener Paredes la ametralladora? Alrededor de las 9:00 de la mañana, muchas personas salieron en manifestación con dirección al Parque Duhamel. En ¡a esquina Piérola-Deán Valdivia, estaba apostado un 'jeep' del ejército. Se produjo entonces un combate entre los soldados y el pueblo que arrojaba proyectiles improvisados. Los soldados intentaron huir al Mercado de San Camilo, pero no pudieron atravesar la barricada que se había levantado en la madrugada. Entonces, se rindieron y entregaron sus armas. En aquel tiroteo cayeron dos civiles, uno de ellos fue identificado como Vicente Anastasio Taco Díaz , a quien parece referirse Mostajo -en uno de sus versos-, llamándolo Paco Díaz.

    En el trayecto a la Municipalidad, un extraño recogió la ametralladora, y - posteriormente-, se la entregó a Santiago Paredes. Era una ZB-30, sobre la cual conocía su funcionamiento Paredes, quien había llegado al grado de Sargento Primero de Artillería en el ejército.    Mostajo en su poesía, parece referirse a él, como el tirador fantasma:


    “(...) Al tirador fantasma admiran todos
    ¿quién es él? Interrogan. Nadie sabe.
    I sufren inocentes prisión grave,
    Bajo el rigor de soldadescos modos. "

    [El Tirador Fantasma. Francisco Mostajo]

    El licenciado Elvin Dongo fue otro de los combatientes que tuvo una destacada actuación en los sucesos del ’50. Dongo, es capturado en la rendición de la patrulla que estaba apostada en el local de la Sociedad Eléctrica.

    Santiago Paredes y Elvin Dongo, después de algunas conversaciones, convinieron en ubicarse en lugares estratégicos como francotiradores. Uno de ellos se apostaría en la Catedral y el otro debería hacerlo en los altos del Portal de Flores, para dominar el panorama del ingreso a la Plaza de Armas. Santiago Paredes era empleado de la firma “Hoschild-Corsur” que tenía su local contiguo al edificio “Ricci”, por lo que no tuvo dificultad en parapetarse y ubicarse estratégicamente en los altos de “La Rinascente”. Santiago Paredes, según su testimonio, utilizaría la ametralladora pasada la media noche en que prácticamente se le agotaría las municiones.  Éste, estuvo ubicado en un lugar estratégico, por durante 24 ó 25 horas, deteniendo las tropas, “hasta que se me acabaron las balas, y no tuve más opción que emprender la retirada, y esconderme de rostros amigos y enemigos que pudieran delatarme” , según indica en una entrevista. 

    En los versos de Jorge Bacacorzo, también se da referencias de su heroica participación:


    “(...) A las seis de la mañana
    -¡ha muerto!
    dijeron los soldados y subieron
    En el alto piso
    sobre las últimas calaminas
    sólo el fusil -ametrallador se había rendido
    Oh chihuanco de techos y volcanes
    yo no te recuerdo por tus balas
    ni por los soldados que mataste
    Yo sólo te recuerdo por tu amor al hombre ardiendo en lo más alto de una casa. ”   

    [El francotirador del último piso, Jorge Bacacorzo]

    La Lucha del pueblo arequipeño en Junio de 1950.  Helard Fuentes Pastor (2013).


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    Miércoles 14 de junio

    La Solidaridad


    Grupo de mujeres, en su mayoría madres y alumnas de otros colegios, dando de comer a los alumnos.

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    Ese día el Colegio Independencia estaba congestionado de mucha gente. Decenas de amas de casa, madres, hermanas, familiares y curiosos llegaron hasta el lugar de los hechos. Unos venían del sector de Miraflores, otros de Tingo, otros de Socabaya, otros de Tiabaya, Yanahuara, Cerro Colorado, como así también del Cercado de Arequipa, tomando la ruta de la calle Víctor Lira que era el lugar más transitado esa época. Ese día en el interior del Colegio se hizo una olla común. Había entre los visitantes una enorme cantidad de colegialas de distintos plantes femeninos, porque a causa del inicio de la huelga y de los sucesos del día martes, las clases estudiantiles fueron suspendidas en toda la ciudad, y también ayudaban a cocinar para los alumnos que cuidaban el Colegio desde el día lunes. Trajeron algunas frutas, medicinas, sándwiches. 

    El señor Aquilino Rivera, dueño de la fábrica de gaseosas “La Selecta” que estaba ubicada en el sector del IV Centenario, donó decenas de cajas de gaseosa para poder así aplacar la sed de los huelguistas del Colegio Independencia, como así de sus familiares. Las madres de los alumnos, apoyadas por las colegialas, instalaron unos 15 precarios fogones a lo largo de la pista sur, frente al pabellón del Internado y comenzaron a preparar comida en grandes ollas. Alrededor de la 1:00 de la tarde dieron un suculento almuerzo al alumnado.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

    El Alfeñique desconocido

    Ese mismo día miércoles, alrededor de las 10:00 de la mañana, un hombre de unos 25 años de edad entró por la reja abierta al Colegio mostrando una ametralladora y dos cajas de municiones y dijo:

    “… Soy ex alumno de la “I” y ex Sargento del Ejército, he vendió a defenderos...”. 

    Este acontecimiento causó una tremenda emoción en los alumnos, pero a la vez mucho temor, pues no era correcto tener dicho armamento en el Colegio. Dicha persona narró que había asaltado a un camión del Ejército y que él se apoderó de esa ametralladora. Además dijo:

    “… mientras yo esté aquí nadie los maltratará”. 

    Fueron las únicas palabras que dijo. A continuación, emplazó la ametralladora en el vestíbulo orientándola hacia la avenida 15 de Agosto, en previsión de un nuevo ataque de los militares por ese sector. Sin embargo, los alumnos lo convencieron de que esa arma de ese tipo, en lugar de ayudarlos los comprometería en tremenda situación y que era mejor llevar la ametralladora a otro lugar de la ciudad en la cual era más útil utilizarla en defensa del pueblo que estaba indefenso sin armas. El ex Comando contestó:

    “Creo que tienen razón”. 

    Levantó nuevamente el arma, sus dos latas de municiones y se fue; se despidió de todos en forma sonriente y desapareció del escenario dejando a todos con la incógnita de conocer su nombre.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

    Las Barricadas y los enfrentamientos civiles

    En vista de los acontecimientos sangrientos que se dieron en el Colegio Independencia, así como la manifestación popular en la Plaza de Armas el día martes, las casas de la ciudad, el día miércoles presentaban el Pabellón Nacional a media asta, con cintas negras en señal de duelo. A este duelo se sumó el Paro General, pues todas las actividades fueron levantadas.

    Desde el día anterior se observó en la población el deseo de levantar barricadas en los principales cruceros de las calles de Arequipa sacando adoquines para tal efecto. Lo mismo sucedió en los cruces cercanos al Mercado San Camilo. Pero las que llamaban más la atención fueron las que se encontraban en la Plaza de Armas en sus cuatro entradas. Los muertos que resultaron de la refriega del día martes, fueron llevados a ser velados en el local de la Universidad de San Agustín, y allí gran cantidad de personas desfilaban delante de los cadáveres. 

    Ese mismo día se formó la Guardia Urbana para evitar los saqueos y los ataques a la propiedad privada. Muchos ciudadanos, en un camión, se dirigieron al Aeropuerto Rodríguez Ballón, a fin de evitar que las autoridades políticas huyan de Arequipa. Ese mismo día, una gran turba de manifestantes se dirigieron rumbo al Casino Militar asaltándolo y destruyendo los enseres del local, la biblioteca y todos los útiles que se encontraron. La multitud sacó los muebles, enseres y los quemaron frente a la calle Mercaderes. Asimismo, hubo un saqueo a la Zapatería Paredes, causando daños materiales que, según el dueño de dicho establecimiento, ascendían a 25,000 soles.

    Casino Militar en la Calle Mercaderes.

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    Patrullas del Ejército, en camionetas, recorrían las calles de la población. En la Plaza de Armas se comentaba que Vicente Taco Díaz fue baleado en el Parque Duhamel y que murió luego en el Hospital Obrero. El pueblo enardecido y enfurecido comenzó a capturar a medio de la Policía y el Ejército para poder armarse. Frente al local de la Universidad, un Mayor y 5 soldados del Cuartel Salaverry fueron capturados y retenidos como rehenes en el locar de la Universidad. En otros lugares como el Parque Duhamel, Plazoleta del Mercado San Camilo, el local de la Luz Eléctrica, emisoras locales, puente Grau, algunos miembros del Ejército y de la Policía fueron desarmados. El mismo día, en Yanahuara, un grupo de manifestantes furiosos asaltaron la casa del prefecto coronel Daniel Meza Cuadra, causándole serios daños. Para entonces, el coronel ya había huido de la ciudad en un helicóptero que lo salvó de un ajusticiamiento seguro.(Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).










    El Cabildo Abierto



    Manifestación y Cabildo Abierto en la Plaza de Armas de Arequipa.


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    A las 3 de la tarde se convocó, por las diferentes emisoras locales, a una reunión de Cabildo Abierto en el local de la Municipalidad, iniciando la reunión con la presencia del Dr. Francisco Mostajo, a horas 8:30 de la noche aproximadamente. Salió una Comisión Parlamentaria de la Municipalidad, integrada por los señores Dr. Javier Belaúnde, Carlos Bellido, Dr. Arturo Villegas y Arnoldo Guillén.

    De esa comisión fueron gravemente heridos por disparos el Dr. Arturo Villegas y el Sr. Carlos Bellido, muriendo posteriormente ambos, producto de sus heridas mortales. Esta comisión salió con una bandera blanca en misión de paz a fin de evitar la masacre de un pueblo desarmado y poner punto final  a los trágicos sucesos. Esto enardeció al pueblo conglomerado en la Plaza de Armas y siguieron las escaramuzas entre la policía y el ejército contra un pueblo desvalido y sin armas. (Exalumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).

        




         





    Dibujo a tinta del artista arequipeño Jorge Cyran, en la Obra : El último Montonero de Alfonso Bouroncle Carreón del año 1982.

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    Jueves 15 de junio

    El Glorioso Epílogo

    En vista de que el Coronel Daniel Meza Cuadra declinó ante el Supremo Gobierno el cargo de prefecto del Departamento, en su reemplazo fue nombrado el General de Brigada Alejandro Ruiz Bravo, cargo que juró en la Capital de la República. Ese día la ciudad volvía un poco a la calma. Aquel día jueves, 15 alumnos del Colegio Independencia, que eran poquísimos que quedaban en resguardo de su Colegio, cantando el Himno Nacional, bajaron la bandera con el crespón de luto que ondeaba a media asta sobre el pabellón Central y luego de cantar el Himno del Colegio guardaron la Bandera en la Dirección. Se retiraron de su amado Colegio después de haber estado tres noches en resguardo de sus instalaciones.

    A partir del día Viernes 16 la ciudad fue normalizándose paulatinamente y el sábado 17 casi ya no se oían disparos. (Exalumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).



    La dictadura de Odría

    La lección de Civismo que dio Arequipa en junio de 1950, en defensa de la libertad y de la democracia, fue destacada en el extranjero, ya que en el Perú imperaba la censura de la Prensa, como puede advertirse en el caso de los tres diarios que publicaron versiones muy recortadas. Las heridas abiertas provocaron un sentimiento de rechazo a la dictadura del General A. Odría. Hasta hoy aún puede advertirse el viejo el mito de que el APRA estuvo detrás de todas estas movilizaciones, afirmando que se infiltró en el estudiantado de la “I”, presunciones que nunca han sido demostradas. (Exalumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).


    Monumento  a la Revolución del 50

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    PREGÓN AL ALBA

    I

    Por esos "independientes" 
    que no temieron las balas, 
    el yaraví de recuerdo
     suelta su copla de lágrimas.


    Por los universitarios
    que pelearon a pedradas 
    quema canciones nocturnas 
    la sangre martirizada.


    Por los pobres que a la muerte 
    se enfrentaron cara a cara, 
    galopa en viento negro 
    un responso de guitarras.

    II

    Voces de luto recorren
    los caminos de la lágrima.
    La pena afronta indefensa 
    una tempestad de espadas.


    Pero el pueblo no se rinde 
    ni han muerto sus esperanzas 
    Volverá un día a las calles 
    cuando vibren las campanas.


    Su sangre como un torrente 
    de canciones y de lava, 
    desplegará sus banderas 
    de sol en las barricadas.


    Con su dolor y su anhelo 
    el pueblo se pondrá en marcha
     ¡No habrá para contenerlo 
    ni bayonetas ni balas!
    Luis Nieto

    **************

    SALVA A LOS
    "INDEPENDIENTES"

    Una mañana de junio
    se oyó el rugido del tigre
    ordenando que mataran,
    a la muchachada libre.

    ¡Quién puede contra las guardias!
    ¡Quién a las balas resiste!
    Los estudiantes sus pechos
    han transformado en fortines.

    Los bravos "Independientes"
    mueren, pero no se rinden.
    La sangre que ellos derraman
    ni palidece ni gime.

    Muchachos: ¡matad la pena!
    y nada de rostros tristes.
    El pueblo llora sus deudos
    disparando sus fusiles.

    Juremos por los que han muerto
    mantenemos invencibles.
    ¡No hay que vivir de rodillas!
    ¡Hay que luchar por ser libres!



    Luis Nieto



    Declamación: Hnos. Sumari Laura /Albúm , Arequipa la Brava,  Romancero Del 13 De Junio, sobre la revolución arequipeña de 1950.




    Casi desde su fundación (1984) la Facultad de Ciencias Histórico Sociales, luce en su pabellón principal un mural pintado por el artista plástico Carlos Ticona, en base a una pintura del ya fallecido pintor Carlos de la Riva.

    De esa manera, esta obra se ha convertido en una suerte de sello de identidad de esta Facultad. Y en ese sentido se hacía necesaria su restauración con motivo de sus Bodas de Plata (14 de junio de 2009).

    Este delicado trabajo estuvo a cargo de su propio creador, el pintor Carlos Ticona, y fue posible gracias a la donación voluntaria que hicieron varios de los profesores que laboran en la Facultad de Ciencias Histórico Sociales.



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    Fuente: 
    • Sangre Derramada. Arequipa, junio 1950. Editorial UNSA.  Reynoso Días, Juan. (2002).
    • Ex alumnos que dejaron Huellas. Julio Ernesto Revilla Melgar (2009).
    • La Lucha del pueblo arequipeño en Junio de 1950.  Helard Fuentes Pastor (2013).