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    (*Arequipa, 20 de febrero de 1875 - Lima, 1ro de febrero de 1936), fue un ingeniero, pionero de las comunicaciones en el Perú.

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    Nació en Arequipa, Perú, el 20 de febrero de 1875, hijo del también ingeniero Augusto Tamayo Chocano y de Guillermina Möller Sojo Vallejo. Enrique Augusto Tomas Tamayo Möller, se bautizó en la Parroquia del Sagrario el 7 de marzo de 1875.



    Partida de Bautizo.

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    Su padre Augusto Tamayo Chocano fue alcalde de Arequipa, constructor de la arquería de su plaza, diseñador del sistema de agua que la suple, ingeniero constructor del Ferrocarril Arequipa Mollendo, e ingeniero asimilado al ejército durante los aciagos años de la Guerra con Chile en los que tuvo el encargo de fortificar el puerto de Mollendo para que las tropas enemigas no pudieran desembarcar en él. Al terminar la guerra y realizando trabajos en una apartada mina de la provincia de Caylloma, llamada Cuchilladas, a más de 4,000 metros de altura, muere de una pulmonía fulminante en 1892.


    Su hermano fue Manuel Tamayo Möller (*Arequipa, 27 de enero de 1878 -  †Lima, Perú, 20 de junio de 1909).  Médico e investigador peruano, con trabajos reconocidos en salud pública, especialmente relacionados a la leishmaniasis y la verruga peruana.


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    Hizo estudios primarios y secundarios en las minas donde su padre era ingeniero luego  viajó  con su hermano Manuel Oswaldo a rendir sus exámenes finales de año al Colegio Nacional de la Independencia Americana en Arequipa.


    Para 1892 el rigor de la vida en las alturas y el desgaste físico que produce el trabajo en minas han venido debilitando al ingeniero Tamayo Chocano que cae enfermo de pulmonía. Siendo precaria la atención que puede recibir en el campamento, la angustiada pero determinada esposa Guillermina toma la difícil decisión de llevarlo en camilla hasta Arequipa, buscando salvarlo de una condición crítica. El viaje de cuatro días -en que la esposa a pie, acompañada de su joven hijo de 16 años y de sus cinco menores hermanos, traslada al marido casi agonizante en una camilla llevada por cuatro cargadores- implica atravesar las desoladas  punas y pampas de las serranías de Arequipa.  El esfuerzo es demasiado y el ingeniero Tamayo Chocano muere en el viaje a los 42 años. Allí, sobre la pampa de Sumbay, la familia vela al padre muerto y Augusto Tamayo Möller recibe el encargo implícito, a sus dieciséis años, de hacerse responsable por esa madre y esos hermanos.

     
    La muerte del padre es para todo hombre momento de crisis, de quiebre y de cambio. A cualquier edad significa el enfrentamiento abrupto con el propio destino y con las propias responsabilidades. Momento crucial en que debe aceptarse dolorosamente que no habrá ya más la guía y el apoyo de esa fundamental figura protectora. Si sucede a los dieciséis años, edad de desazón en sí misma, el sentimiento de orfandad y de desconcierto es intenso y frente a él o se reacciona con firmeza o se cae en una perniciosa desorientación. 

     
    Llegados a Arequipa la familia, como reacción ante la pérdida, se reagrupa y se organiza alrededor de la madre viuda. Después de solo algunas semanas en Arequipa para resolver los asuntos de la viudez, de la herencia y de las propiedades, viajan y se instalan en Lima para que el hijo hombre mayor Augusto Enrique inicie sus estudios de ingeniería en la Escuela Nacional de Ingenieros, mientras que el segundo, Manuel Oswaldo, ingrese al siguiente año a la Universidad de San Marcos a estudiar medicina.


    Augusto Tamayo Möller ingresa en 1892 a la Escuela de Ingenieros. Allí se encuentra con profesores – en realidad muchos de ellos fundadores de la Escuela de Ingenieros- de la categoría de Francisco Alayza Paz Soldán en el curso de Topografía, Federico Villareal en el de caminos y puentes, Teodoro Elmore en Arquitectura y Dibujo y José Sebastián Barranca en Metalurgia General


    El 1ro de junio de  1897 a los 22 años ingresó a la selva como 2do ingeniero de la Vía Central que llevaba a cabo el Gobierno de Nicolás de Piérola bajo la dirección del Ingeniero Joaquín Capelo. 


    La Vía Central o, como también se le conoce, al “Camino del Pichis”, haciendo referencia a uno de los  ríos que domina la región central de los valles que penetran hacia la Amazonía en la zona central del Perú. En los archivos de la dirección de Fomento pueden encontrarse las resoluciones correspondientes a los trabajos de la referida Vía en los que le cabe al joven Ingeniero Tamayo participación profesional. Muy buenas habrán sido las notas de Tamayo o muy consideradas sus capacidades para obtener tan rápidamente un puesto semejante en la administración pública de la época.


    La Vía del Pichis, fundamental obra del Gobierno del Presidente Nicolás de Piérola, proyectada desde años antes pero iniciada formalmente en 1896 y asumida por el Ministerio de Fomento de ese entonces, es uno de los ramales principales de la red de caminos con la cual el Estado Peruano espera integrar al país, permitiendo la colonización de regiones inhabitadas del Perú.





    El ingeniero Tamayo, primero sentado a la derecha, con el equipo de constructores de la vía. Imagen: http://www.tamayo.info

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    En 1901  el Ingeniero Tamayo sufre un terrible accidente que casi le cuesta la vida. En marzo los ríos sufren una de las últimas crecidas del año. Una de ellas es tan violenta que las aguas del río Paucartambo, cargadas además de troncos y maleza, comienzan a golpear contra las bases de uno de los puentes que lo cruzan, socavando sus cimientos. El río ruge bajo la incesante lluvia todo el día y toda la noche. Cunde la angustia entre los ingenieros y los operarios. El puente resiste una y otra arremetida de las aguas pero a las dos o tres horas del segundo día la fuerza de la crecida hace trepidar las bases y el puente se desploma en un crujir de cables y maderas. 


    En 1903 es ya Jefe de una de las secciones de dicha Vía Central de penetración hacia el Pachitea. Estudia las colonias de Oxapampa y del Pozuzo y las vertientes del Pichis y del Palcazu y el Ministerio de Fomento publica un libro en 1904 con valiosa documentación de cartas geográficas y niveles y los informes del Ingeniero Tamayo.


    En 1907 es nombrado Jefe General de Comunicaciones al Oriente, bajo el Gobierno de José Pardo y supervigilante de los trabajos iniciales que la empresa alemana Telefunken hace en el Ucayali para establecer la radiotelegrafía en el Perú. Para dicha obra el Ingeniero Tamayo realiza una extraordinaria tarea de transporte y equipamiento a la vez que estudia al lado de los ingenieros alemanes los nuevos sistemas de la llamada telegrafía sin hilos. Al lado y como Ingeniero en Jefe de las comunicaciones al Oriente construye el puente de Acero de Utcuyacu y los nuevos puentes colgantes de Capelo y San Carlos (La Merced) a más de importantes modificaciones en la Vía del Pichis y estudios diversos para nuevos accesos a la Selva, especialmente por la Cadena de San Martín.


    Desde 1910 se dedicó a establecer una comunicación radiotelegráfica directa entre Lima e Iquitos. Sus estudios en la propia selva y en los barcos alemanes "Heluan" y "Holger" que traían nuevos sistemas de "chispas sonoras" le llevan a proponer al Gobierno y bajo su responsabilidad la tremenda empresa, para la época, ya que Marconi acababa de fracasar en África, de realizar esa vinculación directa de capital importancia para Iquitos y la hoya amazónica. 


    La radiotelegrafía es en la primera década de 1900 todavía una novedad. Descubierta por Guillermo Marconi, significa un adelanto tecnológico sorprendente: la posibilidad de la comunicación a la distancia, por vía de las ondas electromagnéticas. Ya no se necesita más, a partir de ella, el tender larguísimos y muy complejos sistemas de cables para la transmisión de información telegráfica. La información circula por el éter, por la atmósfera o por el espacio vacío  solo por un impulso electromagnético que es captado a muchísima distancia


    La radiotelegrafía se ha ido instalando en muchos lugares del mundo pero en América Latina su desarrollo es incipiente. El gobierno peruano se empeña en su implantación como factor determinante del desarrollo de la Nación.


    Convocado para dicha obra el Ingeniero Tamayo realiza una extraordinaria tarea de transporte y equipamiento a la vez que estudia al lado de los ingenieros alemanes los nuevos sistemas de la llamada telegrafía sin hilos. Simultáneamente y como Ingeniero en Jefe de las comunicaciones al Oriente construye el puente de Acero de Utcuyacu y los nuevos puentes colgantes de Capelo y San Carlos en La Merced, a más de importantes modificaciones en la Vía del Pichis y de realizar estudios diversos para nuevos accesos a la Selva, especialmente por la Cadena de San Martín.
     

    Pero desde  1910 se dedica con absoluto ahínco y determinación a establecer la comunicación radiotelegráfica directa entre Lima e Iquitos. Dicho objetivo había sido cuestionado por los técnicos alemanes que consideraban inviable dicha comunicación ya que la masa de los Andes funcionaria –según ellos- como una gigantesca pared que detendría la traslación de las ondas. El mismísimo Marconi había fracasado en una operación similar en el norte del África. Debido a ello la empresa contratista, la Telefunken de Alemania, se negaba a asumir responsabilidad por el resultado.

     
    El ingeniero Tamayo, que llevaba ya varios años especializándose en el tema y habiendo realizado estudios en la propia selva y en los barcos alemanes "Heluan" y "Holger" que traían nuevos sistemas de  comunicación radiotelegráfica, en los cuales al afinar la longitud de onda alcanzaba a trasmitirse la señal más lejos y superando obstáculos antes considerados imposibles, le llevan a proponer al Gobierno y bajo su responsabilidad la  comunicación entre Lima e Iquitos con solo dos torres de transmisión y recepción, en ambas ciudades. Dicha comunicación  resultaba entonces vital para la vinculación e integración geopolítica del Estado Peruano y la hoya amazónica.

     
    Aceptada su propuesta -contra el parecer de los técnicos alemanes- el ingeniero Tamayo se dedicó durante el año de 1911 a crear los sistemas, desarrollar la tecnológica y organizar la logística que permitiera la construcción de ambas torres de transmisión. El lugar elegido para la antena de Lima fue el cerro San Cristóbal, el punto más alto de la ciudad. Allí se construyó la caseta de transmisión y se instalaron los equipos radiotelegráficos 



    Primera estación radiotelegráfica en Lima (1911).

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    El San Cristóbal -donde se instaló la Estación de Lima- habló con Iquitos oficialmente el 16 de junio de 1912 en un acontecimiento que fue comentado por la prensa mundial. Se trata de una fecha histórica en el Perú: la inauguración de las telecomunicaciones en el país. 


    El éxito se debía a un ingeniero peruano Augusto E. Tamayo. Lima se comunicaría no solo con Iquitos sino con Manaos, Belén y Río de Janeiro en Brasil y con Buenos Aires en la Argentina. Después del triunfo de 1912 (con las instalaciones de San Cristóbal en Lima e Itaya en Iquitos) el Ing. Tamayo construyó las Estaciones Inalámbricas de Ilo (Moquegua), Cachendo (Arequipa), Buenos Aires (La Libertad), Villa de Eten (Lambayeque)La Municipalidad de Lima le entregó una Medalla de Oro. Los ingenieros del Perú le ofrecieron un tributo especial en un gran banquete. La empresa Telefunken resaltó en un folleto la obra de Tamayo como uno de los mayores acontecimientos mundiales y le ofreció un alto cargo en su Central de Alemania que Tamayo rehusó por servir a su país.


    Esporádicamente fue director General de Correos y Telégrafos durante el Gobierno de Billinghurst. Pero particularmente fue un técnico entregado a la construcción y conducción del sistema radiotelegráfico en el Perú. Sin embargo, en 1919, defendió al personal especializado que había trabajado a sus órdenes y como no fue satisfecho en sus demandas renunció al cargo de Jefe General del Servicio Radiotelegráfico.


    Dedicado a actividades particulares (estudios para la implantación de una fábrica de cemento en Sumbay, Arequipa; para el desarrollo de Puno, etc) fue llamado a la Administración del Estanco del Alcohol, donde formó un personal técnico y una legislación tributaria apropiada. Como experto en esta rama, a la que dedicó entonces sus valiosísimos servicios, ocupó el cargo de Sub-Gerente de la Caja de Depósitos y Consignaciones de la que dependía aquella por esa época. Falleció en Lima el 1ro de febrero de 1936.


    Augusto Tamayo Vargas, su hijo, describe de la siguiente manera, desde la intimidad, lo que fuera el carácter de Augusto Tamayo Möller, su padre:



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    “Tenía una personalidad reconcentrada, ajena a toda ambición de aplauso y de absoluto desapego por la fama.


    Siendo jefe del servicio radiotelegráfico puso su cargo en juego en defensa de la institución nacional que dirigía. Ante la vacilación y el cubileteo político prefirió retirarse  y no contemplar de cerca el desmantelamiento  de su obra;  obra que fue rubricada con una lección de carácter en un medio donde las voluntades se rinden fácilmente.  Ya mayor, en el orgullo silencioso de su retiro, en la integridad de su carácter indomable, nunca tuvo desmayos. Retirado de la actividad en la administración pública por decisión propia desechó cuantas proposiciones le hiciera la dictadura de esos largos años. Más tarde, caída la dictadura  y establecido un nuevo gobierno por el voto popular, no aceptó el cargo de Ministro de Fomento que se le ofreciera, por considerarse ajeno a la función política que ello representaba. Envejecido prematuramente, arribó a la muerte a los sesenta años. No obstante ello –sostiene Augusto Tamayo Vargas- rodearan su recuerdo muchos niños que él no conoció y habrá en todos ellos, junto con el respeto que inspiraba su grave mirada escrutadora, una orgullosa admiración de nietos” .


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    Homenajes

    Numerosos homenajes se le han rendido tanto en la palabra de Francisco Alayza Paz Soldán, José Balta, Jorge Vargas Escalante, Santos Hinostroza, César Miró, etc. Así como en actos llevados a cabo por la Asociación de Telegrafistas del Estado. Una calle y un parque en el distrito de San Isidro llevan su nombre, donde hay un pequeño recordatorio en piedra a su obra fundamental: la comunicación Inalámbrica Lima-Iquitos, que puso por primera vez a ésta en conexión directa e inmediata con la Capital de la República.



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    En 1968 se dio el nombre de Augusto E. Tamayo a un puente sobre el río Colorado, en la selva central, como un recuerdo a su tarea de pionero de las comunicaciones en el Perú.



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    Fuentes:

    • Tauro del Pino, Alberto (2001): Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 16. Artículo: «TAMAYO MÖLLER, Augusto», pp. 2515-2516. Lima.
    • Tamayo San Román, Augusto (2011): "Historia de los Tamayo del Perú". Lima.
    • http://www.tamayo.info/index.php?pag=per&id=Augusto%20Tamayo%20Moller%20(Peru)