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    Arequipa  posee dentro de su tradición oral, muchísimos relatos acerca de  las brujas, muchos pueblos tradicionales cuentan  acerca de los hechizos, transformaciones y maldades de estos personajes. "Según cuentan los pueblos y lugares  cuyo nombre empiece con la sílaba "hua" era un lugar donde habitaban brujas, no es casualidad que los pueblos  como Huaranguillo, Huancarqui, y lugares como Huacucharra , Hussacache, Huayrondo y Huayccaqui sean lugares donde exista fama  de brujería".(*)


    Uno de los libros más importantes acerca del folkclore peruano es sin lugar a dudas , "La medicina popular peruana". Contribución al folkclore médico del Perú, de Hermilio Valdizán Medrano (Huánuco, 1885-1929), quien fue un destacado médico y escritor peruano.

    Realizó una importante labor tanto como médico especializado en psiquiatría, cuanto como investigador del folklore peruano en materia de medicina. La recopilación de muchos remedios caseros, e inclusive creencias y costumbres fueron recopiladas y publicadas en tres tomos en el año 1922, en cuanto al departamento de Arequipa la publicación también contó con el apoyo del médico arequipeño Edmundo Escomel. En la parte dedicada a la brujería el doctor Hermilio Valdizán dedica dos capítulos de su obra, la cual pasamos a transcribir en lo que concierne al departamento de Arequipa.


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    [...] En el departamento de Arequipa la brujería o daño se practica en la siguiente forma: La hechicera o bruja prepara el muñeco representativo de la persona que debe ser víctima del daño y en tanto que va confeccionándolo, va colmándolo de injurias verbales, que deben continuar cayendo sobre el representante, con la piadosa intención de que vayan a sumarse a los demás daños que deberá sufrir el representado. Concluida la obra del muñeco, la hechicera procede a hincarlo con alfileres o con espinas, haciéndolo en los miembros, cuando quiera producir dolores y tullimientos (parálisis) y en los órganos cuando sean éstos los que se pretende dañar. En seguida se lleva el muñeco a un chorro de agua, en el cual se le abandona. Se dice que, a partir del momento, en que los alfileres comienzan a oxidarse y las espinas a podrirse, el sujeto representado por el muñeco comienza a experimentar los males que la hechicera se propone obsequiarle.[...] 


    [...] Refiriéndose a la hechicería en Arequipa, dice el doctor Escomel: “Hechizo llaman a toda enfermedad crónica, de orden interno “por lo regular, como el cáncer, la actinomicósis, ciertas tuberculosis y algunas enfermedades mentales. El tipo antiguo del hechizo “estaba en el reumático, que sufría de todas las articulaciones y se “decía de él que una enemistad (una malqueriente) le había sustraído una prenda de vestir (media o pañuelo) con la que había confeccionado un muñeco en cada una de las articulaciones del cual le “habían atravezado una espina de curi(Cactus sp.); cada espina “marcaba un dolor, el muñeco era escondido en un chorro (caída de “agua) y mientras la hechicera no sacase todas las espinas, el enfermo seguiría sufriendo. En el momento de curar, a cada sacada de “espinas, el enfermo sentiría una sacudida, quedando sano cuando “ya no quedaba ninguna espina. El conocimiento del reumatismo y “de otras enfermedades ha desacreditado de tal modo al muñeco, que “está casi olvidado”. (Escomel.—“El curanderismo en Arequipa”. En “El Pueblo”, Arequipa, 1918).[...] 

    [...] Hay demasiado optimismo en esta final aseveración del distinguido médico arequipeño: en su hermosa tierra todavía se fabrica muñecos y todavía se les atravieza espinas y alfileres destinados a provocar los dolores y la parálisis de los sujetos por dichos muñecos representados. Y todavía se cree en Arequipa que el daño provocado por la brujería no le cae al sujeto y sí a un animal doméstico suyo si el sujeto al cual se pretende embrujar es bueno. Y se cree también que, en muchos casos, la brujería cesa espontáneamente cuando el diablo, apiadado de la resignación del sujeto víctima del daño, le libera de las incomodidades producidas por sus ministros o sacerdotes, concepción original y paradójica del mito demoniaco.[...] 

    [...] En el departamento de Arequipa no es menos general esta creencia en la relación estrecha existente entre los brujos y el demonio, con el cual se supone que los brujos tienen hecho pacto formal. Se dice que el demonio les tiene manifestado cuáles son los sitios que más de su agrado son para las periódicas reuniones de adoración, habiéndoles dicho que, en los dichos lugares, acudiría con mayor prontitud a las invocaciones que le hicieran. Y se cita, entre estos lugares que gozan de la predilección del demonio, uno, situado en el pago de Tingo Grande, llamado Huacucharra, para ir al cual brujos y brujas gozarían la virtud de transformarse en gallinas o cuervos, con el objeto de pasar inadvertidas; yéndose a posar en los molles de dicho pago, en los alrededores de la ciudad de Arequipa.[...] 

    Los instrumentos y materiales que de ordinario (se sirvieron los antiguos Peruanos) para sus hechicerías, eran muelas, dientes, cabellos, uñas, conchas de diferentes maneras y colores, figuras de animales hechas de diferentes cosas, sapos vivos y muertos, cabezas de varios animales, animalejos pequeños secos, arañas vivas de las grandes y peludas, guardadas en ollas tapadas con barro; gran di- versidad de raíces, ollas y otras vasijas llenas de confecciones de yerbas y otras cosas de untos.... (Cobo. Ob. eit. Tomo IV, pág. 138).

    [...] Las brujas del departamento de Arequipa, cuando se encuentran en presencia de un cliente adinerado, que les consulta ya sea sobre el daño hecho a una persona o a una propiedad; suelen pedirles las más valiosas alhajas de éstos, con el objeto de preparar el eficacísimo remedio que ellas llaman el caldo de alhajas; esta maniobra la hacen con el principal objeto de apoderarse de esas alhajas, hasta que el cliente no abone los exhorbitantes honorarios que ellas suelen exigir.[...] 

    [...] Refiriéndose el doctor Edmundo Escomel “El curanderismo en Arequipa”. En “El Pueblo”. Arequipa, 1920), a las brujas y curanderos que actúan en la ciudad de Arequipa y en sus alrededores, dice lo siguiente: [...] 

    [...] Los personajes que desempeñan el rol doctoral en medicina popular son:

    1.—Las Brujas.
    2.—Los Curanderos.
    3.—Los Componedores de huesos.
    4.—Los Herbolarios.
    5.—Los que hacen arrojar las solitarias.
    6.—Los adivinadores y videntes.[...] 


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    [...] La Bruja.—Es el más sobrenatural de nuestros doctorados.

    Saturada de audacias y de supersticiones se considera el lazo de “unión entre la humanidad doliente y Satanás.

    La bruja encuentra en el medio arequipeño, terreno hipernervioso ennevadado, eléctrico, muy propicio para hacer germinar la “semilla de lo maravilloso que ella encarna, más abonado aún por “la impresionabilidad sugestiva de las gentes.

    Cada bruja tiene su radio de acción propio más 6 menos extenso, según el barrio de sus dominios.


    Con el impulso excéntrico de la civilización, la bruja va abandonando el centro de la ciudad y pasando por los suburbios se estaciona en el crédulo rebaño de los distritos.

    La bruja es por lo regular de edad madura, de ceño fruncido, “de penetrante mirada, atrevida, abusiva, aguilánica con la gente “infeliz de la que hace su presa. Se enorgullece de su título y le agra- “da el que el medio en que actúa, particularmente el campesino, la “llame así.

    Los efectos arrugantes de la edad, así como el aspecto que imprime la vida agreste de labriego forzado, dan cierto sello característico en la fisonomía brujeril, el que se hace más sugestivo e impresionable, si por ejemplo una parálisis local o una contractura “altera los rasgos faciales o la actitud corporal.

    A una bruja tuerta, torcida o jorobada se le reputa más endemoniada que a la que tiene correctas sus secciones orgánicas.

    La bruja conoce como cualquiera vieja casera algunas propiedades medicinales de plantas aborígenes de la localidad en que mora.

    Busca con afán la placenta de las primíparas y maneja el ácido sulfúrico o el nítrico para toques cutáneos, lee la prensa diaria, “por la que sabe que la “Aspirina cura todo dolor’’ y conoce los efectos deslumbrantemente anunciados de las píldoras de Ross o las de Foster.

    La ginecología y particularmente la metritis (Mal interior) se hallaba otrora bajo su dominio absoluto. Los progresos de la metroterapia moderna les ha arrebatado este privilegio, pues los doctores no conocían el mal interior porque sólo entendían de curarlo “las señoras curiosas.[...] 



    [...] El hechizo, va también desapareciendo poco a poco a medida que “se divulgan mejor los síntomas de las enfermedades dolorosas y deformantes como la gota, por ejemplo, el tumor blanco, las artritis deformantes.

    El daño ya es mirado por las gentes con cierta desconfianza, las que no obedecen con la ceguera de antes a las insinuaciones de la curandera y más bien consultan a los médicos, descubriendo la superchería de aquellas gentes. Daño llaman por lo regular a toda enfermedad que toma carácter crónico o siquiera sub-agudo.

    La chichería o picantería era por lo regular el sitio escogido por la bruja para instalar su gabinete. Antes de entrar al cuarto de los sortilegios, se veían en los agujeros de las paredes de los patios en que iban los consultantes, muñecos en diversas actitudes, ya sean solos o acompañados, atravesados por largas espinas de Cactus o por alfileres.

    La bruja saca sus ollas con los sapos para que el público los vea, para que los vecinos se enteren de que es capaz de pintarlos como ‘el sapo, si muestran el más pequeño síntoma de rebelión a su tiránico reinado.

    Fraseos, tarros, píldoras, almanaques de Bristol y otros enseres complementan el tribunal médico de la curandera.

    Cuando la bruja va a un lugar donde abunda la gente crédula, “hacia una aglomeración de cocineras o dé regatonas como el mercado, gusta de que la noten o que la teman.

    Jamás olvidaré la figura antonietesca de la bruja Javiera, andando casi en jarras con los brazos arqueados en concavidad interna, la manta suelta, la espina dorzal inclinada atrás y la frente erguida como una sultana, mientras las verduleras decían: “Allí pasa la bruja Javiera, Dios nos libre de que nos haga hechizo’’.

    La bruja, aún cuando no ha visto al diablo jamás y ella bien sabe que no lo ha visto ni hablado con él, para darse mayor tono sugestivo sobre su rebaño, dice hallarse en “pacto con Lucifer” que los martes y los viernes a partir de las seis de la tarde, se transforma en Lechuza o en Pacpaco (Pacpaco o Buho) y en esta forma va volando hacia los molles de Huacucharra (quebradita que se “halla más allá de Tingo Grande).[...] 



    [...] Cada lechuza ocupa su rama hasta formar círculo. Entonces “viene un “animal grande y negro” el que es el Diablo, quien preside la reunión, deliberando sobre lo que han de hacer las brujas en “los demás días de la semana. La mayoría de las gentes afirman la “efectividad de esta asamblea bihebdomadaria deliberativa.[...] 

    [...] Por mi parte, en mi afán de investigación he ido varias veces a Huacucharra a la hora señalada para el Congreso Brujal y jamás he visto ni cosa parecida siquiera. La apacibilidad del campo en aquellas horas crepusculares, es tan evidente, como en cualquiera otra región de la campiña, no habiendo aumento alguno en la proporcionalidad de las aves que allí como en las otras partes viven.
    Tan arraigada es esta falsa creencia en el vulgo, que muchos enfermos, por el poder de la autosugestión, sienten agravar sus males “los martes y las viernes.[...] 

    [...] Las llamadas brujas, aún cuando no lo creen, siguen afirmando esta leyenda que sirve para sostener su comercio haciendo ir a sus víctimas los martes y los viernes para sus extraordinarias consultas.[...] 

    [...] Cuando la bruja es consultada para cualquiera enfermedad, si “no conoce a la consultante, le inquiere las enemistades presentes y “pasadas que ha tenido y la condición de los habitantes que la rodean. y como a nadie en la vida le falta una enemistad, y como en el “medio democrático de las buenas gentes de servicio o de labor, ja- “más escasean divergencias, como no las faltan en agrupación humana alguna, en que siempre hay mayorías y minorías, allí, de aquellas enemistades, ciertas o fugaces, es de donde la bruja echa mano a cualesquiera persona para colgarle el San Benito de haber hecho el daño, sembrando de esta manera un rencor eterno entre aquellas dos personas; menos intenso si se trata de enfermedades pasajeras. mucho más grave y durable si se ocupa por ejemplo de “un vitíligo en que la persona que se cree manchada por otra, es capaz de llevar su venganza hasta el crimen.[...] 

    Si se tiene en cuenta que todas las gentes del campo y de intelectual modesto, consultan con frecuencia a la bruja y que la bruja halla que siempre es otra persona la que le ha hecho el daño, mencionando nombres y señalando personas y si se piensa que el hecho se repite con frecuencia, diariamente todos los meses y los años, sembrándose rencores con la misma rutina, y como casi siempre son antiguos amigos o miembros de familia o vecinos de barrio a los que ‘calumnia e injustamente indispone la bruja, se comprende que cuando llegue la ocasión de una rencilla efectiva o de vecindad que en otra parte casi no tendría consecuencias, en nuestro medio, éxito-  nervioso y con el terreno preparado por el chisme de la bruja, la reacción pendencieril es mayor, dando lugar con facilidad a la rencilla de acción seguida del consiguiente acudimiento al Poder Judicial.

    [...] Nosotros creemos que la bruja que dice a una enferma que es “otra persona la que le ha ocasionado la enfermedad de que se queja, “además de mentirosa, (pues nunca llega a probar tal hecho, por muy  fácil que sea el hecho), merece enérgico castigo.[...] 

    [...] Los medios de que se valen las brujas para decir que les han “hecho el daño son las bebidas y las comidas condimentadas y como “en veces hay urticarias consecutivas a una ingestión de camarones, “existen diversos eritemas cutáneos como consecuencia de los condimentos y característicos picantes arequipeños, se ven gastroenteritis coleriformes por análogo origen y diversas embriagueces por el “uso de las bebidas alcohólicas, cualesquiera de estas entidades morbosas que en otra parte serían atribuidas a su verdadera causa, en “el mundo de las brujas todos resultan efectos de daño y la dañosa, 4‘la infeliz comadre o amiga que tuvo la desgracia de pretender agasajar a otra comadre, de la que resultará eterna enemiga para el “resto de la vida, pues según la bruja no serán los camarones ni los “picantes los que ocasionaron la enfermedad, sino la comadre que le dió el daño en la empanada o en la ocopa (ají con camarones crudos, etc).[...] 

    Si después de beber varias copas de buen vino, apareciesen los 4 vómitos inherentes a las libaciones o a la embriaguez, entonces la bruja dirá que Dios la libró del daño haciéndolo vomitar, pues en caso contrario ya estaría en qué deplorable estado de enfermedad.

    [...] Conozco entre muchos casos, repetidos a diario, uno que por la ingestión de camarón crudo con ají y frutas con cáscaras, determinó un gastro enteritis aguda en la que se implantó y desarrolló con “extraordinaria profusión el “Tricomonas Intestinales” dando una “trieomonosis sobreaguda que casi mata a la enferma.[...] 

    “Por felicidad, la que preparó los alimentos fué una hermana querida de la enferma e insospechable de pretenderle hacer daño alguno.

    No obstante, las brujas en su afán de embuste no se dan por vencidas, pues afirman que si no fue la hermana la que le dio el daño lo fue tal o cual sirvienta que por una riña anterior u otra causa quería mal a la señorita, siendo dicha sirvienta la que había echado el daño en la comida

    “Por último, poseen nuevo recurso para sus invenciones. Existen personas de bondad insospechable y que como tales son incapa­ces de haberse hecho dignas de pagar con una dolencia tal o cual ‘pasada rivalidad, como se estila decir en el lenguaje de las brujas.

    La solución que dicen haber hallado para este caso es afirmando que en efecto, el daño no era preparado para la señora tan buena, sino para la joven tal o cual, que tiene esta otra rivalidad y “que al darlo se equivocaron, cayéndole a la persona buena en vez de “la mala.

    Así se hallan constituidos los daños directos o indirectos.

    Las rivalidades que las brujas averiguan en primer lugar para enemistar a sus prójimos son las de amor, en seguida las de interés, después las de familia, haciendo entrar en juego hasta la envidia.

    Prefieren buscar una mujer decepcionada, o un hombre a quien la mujer le ha sido infiel, para asignarles el rol de causantes indirectos de las enfermedades.

    Bien se comprende lo sencillo que es hacer creer a un hombre “que se ha burlado de una mujer, ahora o en época remota, piense “o no en vengarse la mujer ofendida, lo fácil que es digo, hacer creer “a este hombre que aquella mujer desairada ha buscado la manera de “cobrar su agravio, haciendo daño, manchando, torciendo o bal­dando al hombre que ha ofendido (Vitiligo, reumatismo deformante o hemiplejia).

    El rencor del deudor para con el acreedor es otro de los filones “que las brujas explotan para buscar la génesis de las dolencias, aumentando la susceptibilidad de esta pasión hasta convertirla en veces en manía y haciéndolo llegar en ocasiones hasta el grado de de­lictuosa tragedia.

    Diferencias de familia son así mismo aprovechadas por las brujas para ensanchar el campo de su malevolencia, teniendo la convicción las mismas brujas, de que no son posibles tales cosas, que las enfermedades son enfermedades tan naturales acá como en otras partes y que no pueden darse con la facilidad con que ellas mismas las pueden dar.

    Cuando una madre lleva una hija bonita donde una bruja para “que la atienda, aun cuando sea de una gastroenteritis, al hacerle “presente que la criatura tan tierna que aún no es posible que tenga “rivalidad alguna, con nadie, la bruja contesta “que es la envidia de “la belleza de la niña la que ha inspirado en tal o cual persona la acción de hacerle daño.

    Las brujas dicen hacer profilaxis hechiceril mediante la administración de pócimas variadas que llaman contras.



    Dicen que la persona que toma la contra, no puede ser dañada por nadie, pues tan luego como ingiera la bebida en que le dan el daño lo devuelve por el vómito.

    “Así, ellas mismas, valiéndose del cohecho de sirvientas o de co­cineras, aprovechan de éstas para hacer echar en comidas o bebidas de determinadas personas, un poco de tártaro emético o de polvos de ipeca o de polvos de huachancca (Euforbiácea que existe en nuestra sierra y que tiene efecto vomi-purgante); con lo que provocan el vómito para hacer creer a la persona a quien la administran. que ha devuelto el daño y que la contra que le hicieran tomar resultó de eficacia real. He allí desenmascarado el embuste de la bruja.

    Las brujas se sirven de diversas sustancias para administrar lo que llaman contra; a saber: polvos de cascarilla, de violeta, de “nuez moscada, de huilalayo o de corteza de coco. Emplean como “vehículo el vino prefiriendo el aguardiente que llaman de cabeza.

    Cuando quieren impresionar con un efecto inmediato, teatral “y sugestivo hacen uso de los polvos de ipeca o de huachancca.

    Con estos hechos se demuestra que las tales contras preventi­vas que preservan contra el daño o el hechizo, son únicamente fruto de imaginación, producto de leyenda, manera de comercio ilícito, aprovechando de la candorosidad de los intonsos.

    La persona que diariamente reza la Magnifica se halla libre de “los hechizos, de la misma manera que el que echa cruces con la “mano ahuyenta al diablo y a sus tentaciones.

    Más era imposible que una profilaxis tan sencilla, cual es la de repetir una oración cotidianamente, quedase dotada definitivamente de eficacia inquebrantable; así las brujas no dándose por vencidas, han establecido que en la escala de la maldad y del terror existen brujas que Pasan la Magnifica, es decir, que vencen la valla, pasan por sobre ella y hacen caer el hechizo o el daño a pesar de las contras administradas y no obstante de que la persona señalada rece matinalmente la Magnifica.

    Las potentadas brujas de este orden son las que tratan por todos los medios posibles de hacer difundir su fantástico poder, para de este modo asegurar mejor el éxito en su negocio y continuar su dominio en el barrio.

    Todas las enfermedades para las brujas se hallan comprendidas en tres grupos:

    1—Los daños.
    2—Los hechizos.
    3—Las manchas o Ccaras.


    1.—Los daños: Los daños son las enfermedades que producen “las brujas administrándolas con los alimentos o con las bebidas. Toda enfermedad crónica o de aspecto raro e impresionante es para “el vulgo daño, y las brujas se esmeran en decir que aquellas dolencias no son curadas por los médicos, porque no las conocen, debiendo, según ellas, acudir a las contras para sanar.

    El mal de Pott, el tumor blanco de la cadera o rodilla, las osteo mielitis, la supuración hepática, el cáncer, la tuberculosis, la leishmaniasis, la blastomicosis, la úlcera del estómago, la úlcera varicosa “de la pierna, etc., etc., son daño; todo es llamado daño.

    El daño lo administran o creen administrarlo en comidas o en bebidas.

    Existe alguna preferencia por la empanada o el picante para “las primeras y la chicha para las segundas.

    La bruja consultada inquiere en especial sobre los convites hechos al paciente y averigua si hubieron picantes o chicha para edificar alrededor de estos alimentos, el templo de sus embustes.

    Las brujas sin poder decir cuáles son las sustancias que se dan para hacer el daño, se contentan con afirmar: que pueden dar algunas tomas que produzcan los efectos de las enfermedades y que para ello usan entre otras cosas el chamico, el marco, el tabaco, la adormidera, etc.

    2.—Los hechizos: El hechizo consiste en un muñeco de trapo representando más o menos groseramente a la persona a quien se le quiere hacer, el cual es atravesado en diversas partes de su cuerpo por espinas de Cactus o por alfileres.

    Se les rodea de lienzos de diversos colores y de cintas, prefiriendo el rojo color de sangre, por el poder sugestivo que tiene para in fundir terror.

    El hechizo, para ser eficaz, debe ser manufacturado con tela de vestir de la presunta víctima, buscando con especialidad la que es cercana a la piel como las medias, calzoncillos y camisetas. A falta de estos elementos las brujas se contentan con el pañuelo por la fa­cilidad de procurárselo.

    La bruja hace tirar el hechizo a casa de la enferma o enfermo y procura hacerlo en un lugar que sea visible para que no escape a la advertencia de la familia y aterrorizándola con el muñeco, hace creer que la enfermedad del paciente es maleficio, sacándole del “ramo de la medicina racional, para introducirlo en el campo de su “gremio.

    La bruja de la campiña busca los grandes agujeros por donde caen las acequias regadoras colaterales, los chorros o cascadas, que necesariamente tienen que ser vistas por los camayos cuando les toca el regadío de la chacra, para que vayan a avisarlo a los dueños, a los que la bruja quiere explotar.

    Si el patrón de la chacra es atacado de neurastenia, el hechizo tendrá uno ó dos alfileres o espinas atravesadas en el cráneo. Si tiene reumatismo, aparecerá con las rodillas o las demás articulaciones con los consabidos alfileres.

    Si tiene una osteomielitis de la tibia, es la pierna que se pre­sentará penetrada con la espina.

    Si es un matrimonio en discordia harán dos muñecos, representando el uno un hombre y el otro una mujer, vueltos de espaldas y atravezados por una gran espina particularmente del lado del corazón. Lo mismo ocurre si se trata de dos amantes en discordia.

    El cáncer, que es incurable, constituye el motivo culminante para los hechizos, colocándose una espina en el órgano atacado (estómago, hígado, etc.), y si el cáncer se generaliza, son muchos los al­fileres que atraviezan al muñeco.

    Lo más curioso es que el hechicero, indicando un sitio de en­fermedad. jamás aparece antes de la dolencia sino siempre después de que ésta se ha declarado; después de que la familia y los vecinos se han enterado de que la persona posee una enfermedad de larga duración.

    Es decir, que, sabiéndose que una persona sufre de reumatismo, por ejemplo y que se halla tullido (invalidado) en cama, es entonces, después de algunos días, que el hechizo aparece en el patio de la casa de la familia, en su vecindad o en el chorro de regadío de la finca.

    “Es decir, que la bruja, emplea de preferencia su tiempo en averiguar la salud de los enfermos, en especial si son del barrio, si son “ricos y sobre todo si la dolencia toma el aspecto subagudo o crónico.

    Tan luego como se apercibe de la enfermedad, confecciona el  "muñeco" con o sin las prendas de vestir del paciente; muy feliz es la bruja si consigue un pañuelo con marca, para hacer esta ostensible y más impresionante así para la familia y averiguando de antemano cuáles son los sitios enfermos de la persona, los atraviesa con las espinas o con alfileres. Lo hace echar a la casa y hace decir que al enfermo le han hecho maleficio, abusando de la credulidad de los infelices que por su ignorancia y falta de valor moral, caen en sus garras.[...] 




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    Poseo en mis colecciones un maleficio o hechizo, confeccionado de la manera siguiente:

    Una persona honrada y trabajadora padece de ozena y de atro­fia papilar de las raíces de los cabellos de la cabeza y de las cejas, “sufre así mismo de constipación.

    Hace varios meses que se iniciaron estas dolencias perfectamente conocidas, enfermedades que tienen recrudescencias de tiempo en tiempo.

    Estas reactivaciones son atendidas con éxito por tópicos sencillos.

    Sabido esto por la bruja N. de Caima, después de varias recidivas concibió la idea de hacerse de aquella infeliz para que le en­tregase sus ahorros y tomando un limón lo atravesó por alfileres en uno de los extremos, tratando de figurar la cara, insistiendo en las cejas que son el lugar de la alopecia.

    Para representar el estreñimiento, atravesó la parte posterior “del limón con dos alfileres en cruz; envolvió todo en un lienzo rojo y lo vendó con una cinta blanca, haciéndolo arrojar en la cocina y enviando un emisario bien disimulado para que les repitiese “la consabida y manoseada historia de “que lo que Ud. tiene es maleficio que le han hecho y la prueba es que el hechizo ha aparecido “en la cocina, de modo que como los médicos no conocen hechizos de ­fe usted buscar una curandera y la N. N. es muy entendida.

    Felizmente la enferma que no es una ignorante, no cayó como tantas otras en la red y no ha ido donde la farsante, entregándonos el tan ridículo objeto.

    El caso que voy a relatar así como muchos otros, demuestra “que ya gente del pueblo no se deja engañar ni explotar con la misma facilidad que antes.

    Hallábase enferma una arrendataria de tierras del pago de "Sej-Sej", atacada por congestión al hígado, consecutiva a una di­sentería. La familia de la enferma hizo llamar a un charlatán que vivía por la estación de los ferrocarriles, quien declaró perentoriamente que la señora estaba hechizada y que el maleficio sería encontrado en la mañana siguiente en el granero de la propiedad, con lo que la “enferma quedaría instantáneamente curada’’.

    El marido, hombre astuto e inteligente, puso en observación di­simulada del granero durante la noche a un sirviente de confianza “el que, a la once más o menos, divisó una sombra que se llegó a la “puerta, que aunque cerrada, dejaba, como todos los graneros, una “rendija ancha, por efecto de los aldabones especiales que usan para “colocar los candados.

    A través de esta rendija la sombra tiró algo y se retiró cautelosamente.

    Dejada que se alejara la sombra, que no era otra sino el mismo curandero, el sirviente fue a avisar al patrón lo sucedido, quien dirigiéndose al granero encontró un pedazo de hígado de toro que acababa de arrojar allí el mañoso brujo.

    Bien convencidos del engaño, dejaron el trozo de hígado en su sitio y esperaron al siguiente día la venida del brujo, quien ingresó con aire triunfal, examinó a la enferma, aún cuando ésta se hallaba peor que la víspera, anunció la cura instantánea si había aparecido el hechizo en el granero. Entonces invitó a todos a ver si estaba el hechizo. Por su parte el marido llevaba disimulada una reata (chicote de piel de res) y cuando el brujo, con aspecto conquistador señaló el pedazo de hígado (bofe duro) echado por él, la noche anterior, como señal inequívoca de la curación, el marido, en lugar de la ingente suma que pidió el estafador por su manejo, le propinó una magnífica reatada a consecuencia de la cual, dicen, dejó de existir meses después sin que se hubiese atrevido a quejarse a nadie, quedando así justicieramente vengados tantos infelices a quienes en vida habrá engañado el tal sujeto.[...] 


    “Algunos procedimientos terapéuticos.—El sobado para disolver “los molimientos.

    “Los parches en especial los que tienen entre sus ingredientes “la suelda con suelda, ya puede figurarse el lector cómo soldarán “los huesos si se les cubre con una yerba que tenga el pomposo nombre de suelda con suelda.

    “Los emplastos de todas ccoras“.

    “Los cocimientos de las plantas de la campiña y de la sierra.

    “Los remedios para devolver el cariño a los maridos infieles o “a los amantes ingratos, o para hacer nacer una pasión en un corazón indiferente, son a base de sustancias orgánicas humanas, de “alta repugnancia, que son en veces punto de partida de infecciones e “intoxicaciones de carácter grave, capaces de originar hasta la muerte de las personas a las que se las hace tomar engañosamente y resultán tan ineficaces para enternecer un corazón como lo es el conocimiento de ratones guaguitos (tiernos) ccalitas (aún desprovistos “de pelos) para curar a los ebrios consuetudinarios”.[...] 


    Prácticas destinadas a producir daño en la propiedad de las personas.

    [...] Estas prácticas son mucho más numerosas que las anteriormente nombradas.

    En el departamento de Arequipa se cree ciegamente en la virtud de algunas prácticas de hechicería cuya finalidad es la de dañar a las personas en sus intereses. Cuando un comerciante observa con envidia la marcha próspera de los negocios de un competidor, acude a una hechicera, con el objeto de hacerle tapiar la puerta de la tienda o de trancarle o atrancarle la puerta de la tienda al odiado rival.
    Los hechiceros llevan a cabo esta operación, procurando mantener los detalles en la mayor reserva posible y cuyo resultado es que los clientes habituales llegando al establecimiento de las puertas así tapiadas, trancadas o atrancadas, creen que ellas están cerradas y van al negocio rival a hacer las adquisiciones. Personas serias de Arequipa manifiestan, con la mayor buena fé, haber sido víctimas de es¬ta maniobra hechicera y declaran haber sido salvadas merced a la intervención de hechiceras que, así como saben tapiar una puerta, saben suprimir la tapia o quitar la tranca, según los casos.


    Vamos a referir dos casos de esta brujería, realizados uno en Lima y otro en Arequipa; pero cuyos personajes son, en su mayoría, arequipeños que han conservado las tradiciones de su departamento.

    I.—La señora X., arequipeña, dice que, hace algunos años, le intentaron tapiar la puerta. Refiere la señora X. que, dueño de una fonda, había observado, con naturalísinia alarma, que las ventas venían a menos progresivamente hasta reducirse a una total deserción de los numerosos parroquianos. La señora X. interrogó a uno de éstos y supo con sorpresa que el tal no había ingresado en la fonda por haberla hallado con las puertas cerradas; interrogó a algunos otros y obtuvo idéntica respuesta. Maravillada por estas declaraciones. la señora X. se hallaba una noche en sus habitaciones, cuando fué sorprendida por algo extraño que ocurría en la ventana teatina de la habitación en la cual se encontraba.

    La fondera consultó el caso con una vieja entendida y ésta, después de escuchar atentamente a su amiga, la dió el consejo de dar una perdigonada (un disparo de escopeta cargada con perdigones de caza) sobre el lugar en el cual percibiera los misteriosos ruidos acerca de cuyo origen la había con¬sultado. La fondera siguió el consejo: adquirió una escopeta y armó con ella a un hombre joven, al cual dió la consigna de disparar a la primera señal. A la misma hora en que se produjeran los ruidos la noche anterior, ellos se reprodujeron esta noche; disparó el joven y se oyó un lamento. El joven de la escopeta abandonó los techos y refirió haber visto danzando a dos conejos de Castilla.

    El día siguiente fué de gran alboroto en el barrio; pues se tuvo noticia de la muerte repentina de un sujeto, apellidado Valdivieso. natural de Chiclayo, y marido de una fondera cuyo negocio estaba situado frente al de la señora X. y mujer que manifestaba por ésta sentimientos que nada de cordiales tenían, envidiosa del estado próspero de su fonda. La señora X., a insinuaciones de su vieja y entendida amiga practica diligentes averiguaciones y sabe que el desventurado Valdivieso había muerto por herida de escopeta y que los perdigones le habían llegado al corazón.

    Desde el día siguiente las ventas mejoran en la fonda de la señora X. regresan los parroquianos y el establecimiento ofrece su animación de los mejores días; pero, durante la noche, la señora vuelve a percibir, cerca de la ventana teatina. nuevos rumores misteriosos, simulando estos el piar de una gallina rodeada de sus polluelos. La señora X. recurre nuevamente a su ilustrada amiga y ésta aconseja entonces que el mismo hombre joven que hizo los disparos, vuelva al techo y recoja en una olla nueva la tierra de las huellas que pueda sorprender observando los techos. Así se hace y el joven vuelve con la olla y con la tierra y declarando que las huellas parecían serlo de león. La amiga entendida toma la tierra, la mezcla con mostaza y ají y abandona el todo al fuego hasta que la mezcla toma un coloración grisácea.

    Pocos días después de realizada esta ceremonia, la viuda del malaventurado Valdivieso clausura su fonda, víctima de un molestoso reumatismo deformante y cubierta, al decir de las comadres del barrio, de llagas muy dolorosas y de muy desagradable aspecto. Pocos meses después, esta desventurada muere.

    II.—Una afamada chichera (expendedora de chicha), establecida en Arequipa, observa, con legítimo desagrado, que el consumo de la chicha comienza a disminuir en proporción alarmante, sin causa aparente para ello. Sospechando se trate de daño, primera sospecha que asalta a todo negociante modesto del bajo pueblo arequipeño en casos tales, espera las 11 de la noche y a esa hora se oculta bajo la fronda de un árbol y atisba a su negocio. No tarda en observar la buena chichera, que un perro, desconocido en el barrio, a la puerta de la chichería, baila ante ella por algunos minutos y se pierde después en la discreta penumbra de la calle. La chichera se propone entonces curar el daño, ya que no le cabe duda alguna de que se trata de brujería; pues su observación ha sido hecha en día martes. El día jueves, la chichera se pone al habla con dos personas a las cuales ha comunicado su observación y las cuales han considerado ampliamente fundadas sus sospechas. Ese día, propicio para fraguar planes contra los brujos, contra los cuales nada se puede en día martes o viernes, la chichera y sus amigos acuerdan esperar las once de la noche del día viernes, armados de grandes bastones destinados a zurrarle la badaua al enigmático perro bailarín.

    Llegada la noche del viernes y listas las personas que esperaban al perro, éste llegó, como lo hiciera el martes anterior, bailó como lo había hecho también la víspera y luego, rápidamente, penetró resueltamente en la chichería. Las personas nombradas penetraron en pos del perro, cerraron la puerta en pos de ellos y comenzaron a golpear al animal. En medio del asombro de los presentes, el perro alzó los ojos hacia la chichera y con voz quejumbrosa la dijo: “Sebastiana (así se llamaba la chichera), no me mate usted; soy la Pascuala y no quiero morir sin antes curarle la chichería que se la tengo tapiada”. La Sebastiana, más aterrorizada por la idea de la perpetuidad de la tapiada que por la muerte de la bruja, dió tregua a las manos y a los garrotes y dejó que el perro se huyese arrastrándose penosamente.

    Al día siguiente, la Sebastiana fué de visita a casa de la Pascuala, a la cual halló muy lastimada en el rostro y en el cuerpo; pero, sin apiadarse de ello, la obligó, con el mayor imperio, a que procediese a destrancar la puerta. A pesar de las exigencias y de las amenazas, la Pascuala se negó a hacerlo inmediatamente y ofreció hacerlo apenas pudiera tenerse en pié y en menos lastimosa apariencia.

    Pocos días después la Pascuala cumplió su ofrecimiento: aún muy lastimada se hizo llevar a la chichería, acompañada de su hijito, como llamaba afectuosamente a un enorme escuerzo que, según aseveran, tenía cerda en el lomo y al cual alimentaba con maíz en un cajón que para el efecto tenía en casa. Una vez en la chichería suplicó la bruja que la dejaran sola con su hijito y allí se estuvo largo rato, haciendo y diciendo cosas y palabras que nadie ha sabido después. Cuando hubo concluido, aseguró que la chichería estaba curada y se marchó con la compañía que a su venir trajera. La venta comenzó a aumentar en la chichería; pero la Pascuala sucumbió víctima de los golpes que la dieran aquella mal aventurada noche en que plugo vestir la piel de perra.[...] 



    Arriaga (Ob. cit. pág. 99), habla de un brujo que, según le dijeron, se tornaba en lechuza.

    En la ciudad de Arequipa se emplea un otro procedimiento para destrancar las puertas tapiadas por obra de hechiceras:

    Se hace una mezcla de aceite de la lámpara del Santísimo (así llamado por haber permanecido en la lámpara que manos devotas encendieron en el templo en honor del Santísimo), con agua del altar, con cenizas de un amito (pieza indumentaria del ornamento de la misa) y con la piedra Ara, finamente pulverizada. Se espera las 12 de la noche y poniendo empeños en no ser vistos de persona alguna, se toma la mezcla y con ella se rocía las puertas sospechosas de haber sido tapiadas, al mismo tiempo que se reza tres Credos. Inmediatamente después se distribuye la mezcla en tres frasquitos y se dispone éstos en forma de cruz, procurando que aquellos representan¬tes del palo mayor de la cruz dirijan sus bocas u orificios hacia la puerta.

    En la provincia de Cailloma del mismo departamento de Arequipa, para prevenir el desplome de los techos, se cuelga de las tijeras de las habitaciones choclos (mazorcas de maíz).

    La costumbre de colgar mazorcas de maíz en los techos de las casas es de origen incaico; Pérez Bocanegra (Ob. cit. pág. 137).

    En la ciudad de Arequipa (alrededores), para evitar todo género de accidentes, colocan sobre el techo un dibujo de la Pasión de Cristo, hecha en madera u hoja de lata.

    En casi todo el Perú se habla de la práctica de la brujería que consiste en procurar que el mal éxito sea compañero inseparable de la actividad de una persona y que vayan a mal término todas las empresas que ella aborda. Se dice de estas prácticas que ellas tienen por objeto salar a una persona y se dice ello porque se cree que son salados los sujetos eternamente infelices o poco afortunados.[...] 



    Practicas preventivas contra la brujería

    [...] En el departamento de Arequipa, cuando un día martes o viernes se escucha, en el silencio de la noche, ruido semejante al de golpes a la puerta de casa, el sujeto avisado, conocedor de los peligros de la hechicería, no deberá responder jamás ni preguntar quién llama. Deberá decir, en cambio: ¡Ajo, para mi zapato! por tres veces consecutivas. Esta costumbre tiene su origen en la creencia de que los días martes y viernes los enemigos de las personas, revistiendo forma de diversos animales van a las puertas de casa de aquellos a quienes pretenden dañar y simulan tocar las puertas. Si el poco avisado pregunta quién llama, el daño se realiza y entonces sobreviene la enfermedad o la pérdida de la posición o, lo que es más grave aún, la pérdida del juicio. Dicen también que, si al mismo tiempo que se repite la frase que dejamos indicada, se observa en la superficie de un depósito conteniendo agua, se percibirá un apagado lamento, en el cual será fácil reconocer al autor del daño, autor que recibirá el daño que se había propuesto causar de que tenga conocimiento.[...] 

    [...] En el departamento de Arequipa emplean las cruces, anillos y agujas de acero como elementos de lucha contra la brujería y también se usa, en el mismo departamento, cuando se sospecha que la brujería reside en alguna bebida o comida, romper la fuente o vaso como recurso eficaz para evitar el daño. También toman en Viernes Santo placenta carbonizada, que haya sido de primípara y de hijo varón; desleída en chicha o vino.[...] 

    En los departamentos del Sur se recurre a una serie muy numerosa de amuletos que reciben el nombre genérico de contras, muchas de ellas constituidas por discos vegetales teñidos de diversos colores.

    En el departamento de Arequipa se acostumbra, como preventivo de la hechicería, usar medias o calcetines chullas (de dos clases o colores diferentes); y criar cuyes negros.



    [...] Las cruces de salvia o de palma, bendecidas en un templo durante los días de Semana Santa, son consideradas como preventivo excelente para que la hechicería no penetre en las casas (Arequipa); así como también los herrajes de caballos o de muía, clavados en la batiente de las puertas. (Arequipa).

    En el departamento de Arequipa y en algunos otros departamentos se recurre a una serie de procedimientos con el objeto de establecer si una persona ejerce o no el oficio de hechicero. En el departamento de Arequipa se emplea una aguja de las llamadas de arriero, la que ha sido bendecida previamente y con la cual se sujeta a una silla las ropas del sospechoso. Si éste puede levantarse libremente, hay que convenir en que la sospecha es calumniosa; en el caso contrario, debe convenirse en el acierto de la sospecha.

    Una oración  es rezada en el departamento de Arequipa para ahuyentar la brujería. Se halla concebida en los siguientes términos:

    “La cruz del cielo me valga 
    y la fuerza de la Fé, 
    Santísima Trinidad, 
    Jesús, María y José. 
    Detente, animal feróz 
    Primero nací yo que vos 
    Porque soy hija de Dios“.[...] 


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    Fuente:
    • La Medicina Popular Peruana, Tomo I , Hermilio Valdizán Medrano. 1922.
    • Diccionario de Arequipeñismos. Juan Guillermo Carpio Muñoz. 1999.
    • (*)Mi Arequipa de Antaño .Ángel Gonzales Valencia. 2015.
    • Imagen referencial de portada: Pintura "Las Brujas" de Goya.