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    AREQUlPA EN LA REVOLUCIÓN POPULAR y LIBERAL DE 1854.


    La historia de Arequipa republicana está inscrita lógicamente en el contexto y en el proceso de la historia peruana del mismo período. No puede recurriese a desarrollar y escribir esta historia sin considerar tal contexto que le brinda sustento y explicación. En este sentido, mucho ha logrado avanzarse si comparamos la "Historia del Perú Independiente" de Mariano Felipe Paz Soldán, con la "Historia de la Repú­blica" de Jorge Basadre. 

    La ciencia histórica presenta la posibilidad permanente de su constante avance. Nuevos estudios, nuevas fuentes, nuevas interpretaciones, nuevos puntos de vista, permiten modificar, superar, completar los conocimientos históricos; de allí que esta ciencia nos facilite un mejor acceso a las explicaciones ya la comprensión del pasado a medida que más se profundiza en sus estudios e investigaciones. 

    Tal es el caso de la historia republicana de Arequipa.en la que su gesta heróica y revolucionaria fue estudiada en muchos casos en forma aislada, mirándola como un conjunto de rebeliones que no tenían otra relación con la historia del Perú que no fuese la presencia de los caudillos dirigentes. Hubo lo que podríamos llamar, una exaltación de un punto de vista localista o arequipeñista, como lo señala Juan G. Carpio Muñoz en su estudio sobre las Rebeliones arequipenas del siglo XIX. 

    Fue precisamente el gran historiador de la república , Jorge Basadre quien con su monumental obra, ya clásica entre nosotros, la Historia de la República, el que permitió con el gran acopio de información reunida pacientemente a lo largo de toda su vida intelectual y de investigador, un encuadre cronológico del proceso de estas revoluciones, que analizó cuidadosa y científicamente, proyectando un enfoque amplio de las mismas dentro de la historia del Perú. 

    Otra consideración que resulta fundamental hacer aquí, es que la historia del Perú republicano no es un sólo proceso único, homogéneo de igual en todo el territorio del país. Por el contrario un análisis simple nos revela que este desarrollo es heteorogéneo, desigual, desarticulado muchas veces. Realidades regionales, como la de Arequipa, tienen así una explicación más sólida en términos históricos; de otro lado es fácil comprender ahora que la historia de Urna no es la historia del Perú; y que se requiere todavía de muchos estudios e investigaciones sobre historia regional y local, que permitan construir el gran mural de una historia del Perú republicano, en la forma como Basadre lo ha planteado e iniciado la revolución de 1854 tuvo un significado no sólo político, sino también ideológico y socia.! . Sus antecedentes, dice el historiador antes mencionado, se fueron acumulando a través de todo el período de 1851 a 1853. 

    La consolidación de la deuda interna, un procedimiento por el cual "gracias a los ingresos del guano, el Estado peruano podría indemnizar a sus atribulados acreedores". Se empleó en un momento en que el Presidente Castilla había conseguido iniciar el ordenamiento del gobierno y tomaba medidas que hacían pensar en el inicio de un gran momento de progreso y apogeo. El acceso de Castilla al poder representó la superación del caos, la anarquía y el desorden que habían caracterizado los gobiernos peruanos desde la guerra de la Independencia. 

    Castilla es una gran figura de nuestra historia. Lo es sobre todo, por su patriotismo, por su honradez, por su sentido de la realidad, leemos en "Pero, Problema y Posi­bilidad". El general Rufino Echenique sucedió a Castilla, luego del primer gobierno de éste. Surgió como un gobierno con buenos auspicios. 

    El régimen de Echenique resultaba socavado por diversas situaciones, hechos y circunstancias, entre ellos la consolidación de la deuda interna suscitó no poco descontento. En opinión de Carpio Mui'ioz "en el curso de la explotación guanera y del reco­nocimiento de la deuda interna, se inicia el proceso de la diferenciación del poderío económico de la aristocracia limen a frente a las aristocracias provincianas y, consi­guientemente, la posibilidad de la superposición del poder capitalino sobre los demás poderes locales", Encontramos aquí la relación entre el proceso histórico, económico y social de la sociedad capitalina con el de la sociedad provinciana y regional. 

    Llegado el año 1854 eran muchos los agravios que tenía que expresar la clase dirigente y el pueblo de Arequipa al de la capital de la república. Y tales agravios no eran nimiedades ni meras rivalidades entre el localismo sureño y el centralismo capita­lino; eran cuestiones mucho más profundas, donde no deja de tener un rol importante el enriquecimiento ilícito de los favorecidos con la consolidación y con la conversión de la deuda interna entre 1851 y 1853. De otro lado, Arequipa era la gran  perdedora del ensayo político de la Confederación llamada a ser la cabeza de un gran estado quedó rezagada y humillada con la derrota de Santa Cruz. No se trató tampoco de un enfrentamiento entre grupos dirigentes limeños y arequipeños; en la hipótesis de trabajo enunciada por Carpio Muñoz  tampoco se explica claramente el rol desempeñado por las clases populares de Arequipa que con sacrificio, tesón y valentía proporcionaron la fuerza que con figuró a un "león del sur" al "caudillo colectivo de la revolución y que cuando las campanas de los templos arequipeña; tocaban a rebato. salían armados a preguntar ¿por quién combatimos? En Lima había cierra-puertas. 

    Otro antecedente significativo del enfrentamiento entre Arequipa y  Echenique fueron los sucesos del 21 de abril de 1851. Relata el Dean Valdivia en sus memorias:

      "como en Arequipa fueron derrotados los echeniquista en las elecciones, festejaron tumultuosamente la presidencia de éste candidato; y el coronel López que vivía en La Alameda colocó ese día una bandera sobre su casa. Los paisanos vivanquistas principiaron a gritar: abajo esa bandera, y le tiraban piedras. Insistían que quite el manco López esa bandera, y se agolpó una multitud de hombres ocupando el Puente y la
    cuadra anterior de la Cruz Verde". 


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    El Prefecto de Arequipa General Alejandro Deustua, envió al coronel Arróspide con parte de caballería para averiguar lo que sucedía y con prudencia hiciese retirar a los paisanos llegado al lugar de los hechos Arróspide fue informado por un paisano que el pueblo había recibido como un insulto la colocación de la bandera sobre la casa del coronel López, sugiriéndole que la hiciese bajar, lo que molestó al militar a tal extremo que " le metió el caballo, levantando la espada para darle un golpe" . En vista de esto escuchóse un grito general: "abajo la bandera y atrás el sordo Arróspide". 

    Deustua personalmente vino y trató de calmar los ánimos ofreciendo hacer bajar la bandera, el pueblo con firmeza dijo: bajen primero la bandera y después nos retirare mas. En esos momentos un incidente entre un soldado de caballería y un paisano en el Portal caldeó los ánimos y el pueblo dijo: "a armarse". 

    La lucha se inició en el barrio de San Lázaro, donde los paisanos habían construido una trinchera, y la torre de Sa n Francisco donde se había parapetado un grupo  de soldados leales al Prefecto Deustua.

    Ubicación del Campo de Batalla   frente al barrio de San Lázaro,  en el Atlas geográfico de Paz Soldán 1865.

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    El incidente duró varios días. los hermanos Masías dirigieron junto con Martín Valdivia las acciones del paisanaje, pero por consejo del Deán Valdivia depusieron su actitud beligerante y decidieron enviarlo a lima como emisario del pueblo. El Prefecto, por su parte envió al señor José Rivera. En Lima se entrevistaron con el Ministro Rufino Torrico; sin mediar explicación alguna, según lo relata, el doctor Valdivia fue tomado prisionero y entregado en el convento de los Recoletos descalzos al Guardian ya un Coronel que actuaba como centinela de vista cerca de la celda donde se confinó
    al Deán. 

    En días posteriores llegaron otros presos de Arequipa, Pérez, Talavera, Abril, muchos de los cuales fueron llevados al cuartel de Barbones. El discípulo del Deán doctor Manuel T. Ureta , el doctor Pedro Paz Soldan, el general Vivanco y el Arzobispo doctor Francisco Javier de Luna Pizarro se preocuparon por la suerte de los presos y los auxiliaron con alimentos, cigarros, muebles, zapatos, camisas y ponchos.

    Pasados 40 días el Presidente Echenique personalmente puso en libertad a los prisioneros arequipeños. Estos hicieron contacto con Vivanco que los recibió afectuosa­mente, Ellos en retribución asumieron la cinta roja o el botón rojo que era la insignia del vivanquismo. 

    A fines de 1853 se había creado un ambiente desfavorable a la administración Echenique. Los negociados de la consolidación, el apoyo que supuestamente brindó Echenique al general ecuatoriano Flores, y la oposición de Castilla y de don Domingo Elías contribuyeron a que se produjera el estallido popular de 1854. Afirma Basadre que tiene características que lo singularizan. Desconoce un régimen legalmente elegido. Se tiñe con un sentido social. Refleja, a su manera, un movimiento de ideas europea con proyecciones americanas. Tiene además un contenido multitudinario que lo diferencia del faccionalismo militar. Los acontecimientos de 1854 continúa Basadre , "son el segundo exponente de una honda protesta colectiva ante un régimen vilipendiado, dentro de proyecciones nacionales". 

    La rebelión contra el gobierno de Echenique tenía pues fundamento suficiente, había indignación popular en relación con cuestiones de hacienda -el negocio guanero y la consolidación de la deuda interna· provocaron escándalo que llegó al dominio de la opinión pública. Contribuyó a este conocimiento el rico hacendado don Domingo Elías que dirigió por lo menos dos cartas al Presidente Echenique, la segunda de las cuales apareció el 16 de agosto de 1853 y le acarreó prisión. Fue enviado al Cuartel de Santa Catalina. Gesto de abnegación y de entereza fue el de Elías al arriesgar su
    tranquilidad, sus negocios privados y aún su vida. con sus cartas de 1853. Las cartas en sí fueron la revolución y Basadre las compara con la acusación de Vigil a Gamarra, afirmando que fueron la revolución moral. 

    Domingo Elías hacia 1865.

    Elías se puso en contacto con Castilla. El primero se sublevó en lea donde fue inicialmente derrotado por Torrico el 7 de enero de 1854 en el cerro de Saraja. Elías huyó a Chile, pero esta ausencia permitió que Castilla tomase el comando del movi­miento revolucionario; a pesar que Elías fue también considerado en varias actas populares como el caudillo de aquella revolución. 

    Con fecha 29 de diciembre ·antes de Saraja· dirigió Castilla una comunicación a José Gregario Paz Soldán ministro de Gobierno y RR.EE. ofreciéndose como mediadar "entre el gobierno y los' pueblos que han principiado a negarle obediencia" Como una interesante y humanista misión. 

    El 7 de enero de 1854 se sublevó Arequipa, donde se suscribió un Acta. Entre los argumentos señalados en ella se señala que el gobierno no ha iniciado guerra a Bolivia y protesta de que Arequipa ha sido hostilizada por el gobierno y que ha llegado  a nombrar comandante al general Morán que es extranjero y antipático al pueblo arequipeño. 

    El 13 de febrero entró Castilla en Arequipa siendo aclamado por el pueblo. En nuestra ciudad se había formado una junta departamental que presidía Francisco Llosa. Se nombró Prefecto a Francisco Alvizuri. 

    Los actores principales del pronunciamiento en nuestra ciudad fueron los partidarios de Vivanco, que fue derrotado en las elecciones del 1851 por Echenique, aunque lógicamente en Arequipa sólo obtuvo dos votos, según referencia del doctor Valdivia. El ejército formado en nuestra ciudad los primeros días de la sublevación de 1854 se llamaba "Ejercito Regenerador". Castilla fue designado general en jefe de las fuerzas regeneradoras. Basadre opina que Castilla maniobró hábilmente para quitar al
    movimiento arequipeño su color vivanquista y hasta el nombre del ejército al que llamó "ejército libertador". 

    Arequipa y Castilla se aprestaron a la defensa fortificando la ciudad. Pretender apoderarse de Arequipa defendida por Castilla era algo superior a Torrico y a todos los generales peruanos de aquella época; obrando con prudencia extraña a la estrategia y táctica militares opt6 por retirarse, sacrificando incluso los elementos bélicos que poseía tanto materiales como animales. Esta retirada dejó a Castilla triunfante en el sur sin haber combatido. 

    El 14 de abril los castillistas, en Arequipa, encabezados por Valdivia "dieron un verdadero golpe de Estado proclamando a Castilla Presidente Provisional" como Libertador. Castilla aceptó tal nombramiento estando en el Cusco el 1ro. de mayo de 1854.

    Con ello "infirió un golpe mortal a la Constitución de Huancayo". Las contradiccio­nes en que incurría Castilla eran evidentes: en 1843 se sublevó en defensa de la Constitución de 1839; además encabezaba la revolución contra Echenique , candidato pro­piciado y apoyado por el en las elecciones de 185 l. La explicación de tal actitud se encuentra en la necesidad de dar unidad a la revolución. 

    El movimiento de belicoso y moralizador se convirtió en dictatorial y cuando triunfase, reformador y constitucionalista. 

    Estando en el Cusco, Castilla realizó algunos actos administrativos , entre ellos el de crear una provincia en el valle de Majes que a pedido popular fue llamada Castilla. Entretanto Vivanco y Elías regresaban al país desde Chile; estando en ese país miró el primero cómo se le burlaba el comando de la revolución, cómo su antiguo rival aparecía dirigiendo a los arequipeños sus fieles partidarios. Aunque la revolución contra Echenique no tenía como único promotor al vivanquismo. 

    Vivanco consideraba -dice Basadre- como un acto de felonía lo que estaba haciendo Castilla, no sólo con él y con sus amigos sino con el país; y que lo eliminaba como un trasto inútil. Al llegar al Perú Castilla le hizo llegar un oficio donde le decía que suponía que su viaje era para tomar las antias a favor de la insurrección. Su ene­migo le demandaba su misión y obediencia sin una palabra de cordialidad. 

    Sus malas relaciones con Castilla le envenenaron el espíritu, no podía razonar con lucidez, hizo de su situación frente a la revolución un asunto personal con el Gran Mariscal. Tal asunto está omnipresente en la Exposición que hizo al Perú y a Arequipa de los motivos y razones que tuvo para no tomar parte en la guerra civil de 1854 y que hemos consultado en original. Está concluido este documento en Islay el 20 de agosto de 1854, pero fue comenzado en Arequipa.

    Este folleto es muy valioso, en su parte inicial describe las emociones que desper­taron en su corazón al encontrarse con la "campiña de égloga" de Arequipa. Es en esta parte donde puso la frase famosa "un precioso diamante rodeado de esmeraldas", al que la tradición atribuye una respuesta rustica de Castilla: "Bah , Arequipa no es si no un burro blanco en medio de un alfalfar". Cierta o no, revela bien la índole de la diferencia entre ambos caudillos. 

    En Arequipa, Vivanco sin aceptar estar bajo el mando del Gran Mariscal. se negó a sublevarse contra él y salió de la ciudad que tanta emotividad despertó en él, sigilosamente, y se dirigió a Islay, donde concluyó el documento que hemos consultado. 

    La revolución de 1854 desembocó en una "furiosa guerra civil". Ni los revolucionarios era simplemente unos vocingleros o disociadores, ni el gobierno está dispuesto a ceder fácilmente, contaba con el apoyo y la lealtad de un ejercito bien preparado para la eventual guerra con Bolivia. 
    Hubo varios focos revolucionarios, uno fue lea, inicialmente apagado, Arequipa fue el que incendió el país, luego Chiclayo, Cajamarca, Huánuco, Huaraz y Junín. 


    La "campana de flores" que en 1843 permitió a Vivanco llegar a Lima sin dis­parar un tiro fue un conjunto de pronunciamientos militares apoyados por la opinión pública; la de 1854 se trataba de un "verdadero levantamiento multitudinario en lucha con el ejército ". Era una guerra civil. 

    En diciembre de 1854 la revolución enfrentada en Arequipa a las fuerzas de Elías, que había vístose obligado a refugiarse en esta ciudad luego del revés sufrido en el Alto del Conde, Moquegua, con las del general Trinidad Morán. Dice el Deán Valdivia que Morán había estado anteriormente de acuerdo con Elías para jefaturar el ejército revolucionario, pero que Echenique lo ganó a su causa y lo hizo general de divi­sión.

    El  1ro. de diciembre Vivanco que habíase unido a Echenique atacaba Arequipa junto con Morán. Vivanco fue herido por los mismos que habían luchado por él tantas veces. Moran al saber ésto y que su aliado se retiraba, suspendió el ataque contra la trinchera de San Lázaro, donde el pueblo arequipeño combatió con denuedo durante catorce horas. En la ciudad hábil trincheras en la Ranchería y en San Camilo, así como en Santa Rosa, San Antonio, Guañamarca, lo que la convertía en una especie de fortaleza. 

    Vivanco herido. se retiró a la Quinta Landázuri donde lo sitió el Capitán Martín Valdivia que se había multiplicado durante el combate visitando todas las trincheras de la ciudad. El Prefecto Llosa recibió la espada de Morán y éste quedó prisionero . 


    Elías presionado -según dice- por el pueblo. decidió el fusilamiento del general Trinidad Moran a pesar que se le acercaron varias personas solicitando clemencia para con el ilustre prisionero. En las memorias del Deán Valdivia se afirma que Elías habría  dicho al suegro de Morán Señor  Buenaventura Zereceda: "dígale Ud. a Morán que se rinda, por que de otro modo no se le dará cuartel si cae prisionero y será fusilado o ahorcado cinco minutos después que se le tome". Cuando el doctor Ezequiel Rey de Castro se acercó a Elías para tratar de salvar a Morán, recibió como respuesta: "Ni Cristo lo salva. Dentro de una hora será fusilado". 


    Basadre nos recuerda en su obra que la marcha fúnebre Morán evoca a tan caba­lleroso militar, y que la Patria lo condecoró con una medalla: el fogonazo del fusilamiento. En su testamento declaró que cuarenta y un años de servicios que había hecho a la causa de la Independencia le eran premiados con una muerte inmerecida. 

    El fusilamiento de Morán para las fuentes oficiales fue el 1ro de diciembre (Diario el Republicano del 9 de diciembre de 1854), pero existen otras fuentes que consideran el día 2 de diciembre, estás son "Memorias sobre las revoluciones de Arequipa desde 1834 hasta 1866." libro escrito por el Deán Valdivia  en 1874 y el Diario El Deber del 30 de noviembre de  1954. Otras fuentes como "Texao" de Juan Guillermo Carpio Muñoz en 1982, el historiador Jorge Bassadre y el libro "General Trinidad Morán, 1796 a 1854: estudios históricos y biográficos", Volumen 1 de Alfredo Guinassi Morán en 1918,  consideran el día 3 de diciembre.

    El 5 de enero de 1855, en La Palma cerca de Lima se trabó la batalla decisiva entre Castilla y Echenique , triunfó el primero y el segundo partió exiliado a Nueva York. 

    Instaló Castilla un gobierno provisional con el apoyo de los liberales, aunque plantea Rivera Serna, que debe ser considerada como fecha de inicio de su gobierno la del acta suscrita por el pueblo de Arequipa, ya que merced a ése mandato popular es que Castilla firmó los decretos aboliendo la esclavitud y la contribución de indígenas. 

    El 14 de julio de 1855 se instaló una Convención Nacional de Diputados, que se abocó entre otras tareas a la elaboración de una nueva Constitución para el Perú, la misma que lleva la fecha de 1856 y que es de corte netamente liberal. Los debates alrededor de la nueva Carta Política enfrentaron a liberales y conservadores sobre cuestiones fundamentales. Efectivamente la comparación entre la Constitución de Huanca­yo de 1839 y la de 1856 permite observar las varias y profundas reformas que se introdujeron en la primera. 

    Afirma Rivera Serna Que "la Constitución de 1856 fue mal recibida por el clero, los militares y los empleados públicos porque recortaba sus derechos". En el fondo -agrega- reflejaba el sincero deseo de los legisladores de remediar los viejos males que perturbaban el progreso del país.  Una vez más se quiso transformar la vieja realidad con la ley.


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    Fuentes:
    • Capitulo 4 La República, . Historia General de Arequipa. (1990) Fundación M. J. Bustamante de la Fuente  pg. 471 a  477.
    • Imagen de portada. Pintura anónima que muestra a las revoluciones de Arequipa.