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    Capitán. Fue militar de prestigio, nació en el distrito de Sabandía (Arequipa) el 14 de junio de 1858, se bautizó en la parroquia de Sabandía el 17 de junio de 1858 y murió en Huamachuco el 10 de julio de l883, fue hijo de Mariano Alejo Portugal y de María Gavina Prieto, estudió en el seminario de San Jerónimo, a la declaración de guerra de Chile al Perú, vendió todas sus pertenencias y se incorporó al ejército. 



    Concurrió con los "Guardias de Arequipa" se batió en "Tarapacá" y estuvo en la defensa de Tacna en la batalla del "Alto de la Alianza", en la Campaña Lima en "Chorrillos", "Miraflores".


    Partida de bautizo. 

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    Habiendo sido respetado por la muerte Se unió a las fuerzas de la Resistencia de Cáceres y participó en "Pucará", "Marcavalle" y con el grado de Capitán de Artillería intervino en la batalla de "Huamachuco" fue capturado, cuando se alejaba después de haber luchado valientemente, posteriormente él preguntó si lo iban a fusilar, el chileno le dijo que sí y que tenía que morir de rodillas como cualquier otro delincuente, Juan Antonio se puso de rodillas y luego se puso de pie y agregó ¡estoy listo dispara! fue fusilado, cuatro balas asesinas dieron fin a la vida de este valiente peruano, él mismo ordenó al pelotón de fusilamiento diciendo:' Soy Juan Antonio Florencio Portugal, arequipeño, casado y con hijos, ¡Quiero morir de pie! ¡Carajo!, ¡Apunten!, ¡FUEGO! Demostró en ese momento tal valor tal valor y serenidad. 

    Los restos del capitán Florencio Portugal fueron trasladados a Lima el 15 de julio de 1890 recibiendo los honores correspondientes con arreglo al decreto que firmó el presidente de la república A. A. Cáceres. Al Capitán, Juan Antonio Florencio Portugal, se le recuerda porque EL GRUPO DE ARTILLERÍA DE CAMPAÑA N° 112 lleva su nombre.

     La versión chilena respecto a la muerte de este valiente. Dice:

     “Le tocó al subteniente Poblete de la cuarta compañía del Talca alcanzar a un capitán que huía por las quebradas.

     - Señor, contestó este, no me mate, estoy rendido.

    - Por mi parte, le contestó, te concedo la vida, pero sin mis jefes los que decidirán de ella.
     ¿Quién eres?

     - Me llamo Florencio Portugal y soy capitán de artillería. Poblete tuvo piedad de él y ordenó que tomara adelante el camino de Huamachuco. En el tránsito le preguntó Portugal.

     - ¿Ustedes fusilan a los prisioneros? - Cuando pertenecen a ejércitos regulares, nunca; pero si cuando sus montoneros.

     - ¿Cree usted que seré fusilado?

     - No me haga esa pregunta; lo sabrá pronto. El subteniente Pobrete presentó a Portugal al señor Cruz, comandante del Talca, quien le dijo que lo llevase ante el jefe de la división. Se encontraba el señor Gorostiaga en la plaza de Armas, montado en su caballo de combate, junto a una acequia y entre los cuerpos ya fríos de Osma y de otros jefes peruanos.

     Poblete y dos soldados le presentaron al fugitivo. Portugal saltó la ancha acequia y poniendo una mano en el cuello del caballo del coronel y otra en el anca (lo que visto por Poblete sacó su revólver y apuntó sobre Portugal, temiendo una felonía) el dijo:

     - Señor: soy capitán de artillería; me he batido en Tacna, Chorrillos y Miraflores; tráteme como a buen soldado.

    - Yo lo califico como montonero, le contestó Gorostiaga, prepárase a morir. - Dispense, su señoría, pertenezco a un ejército tan regular como el que su señoría manda. Gorostiaga dio una orden a su secretario y trató de irse.

     - Una palabra, señor. Antes de que parta. ¿Voy a ser fusilado?

    - Si, señor.

    - Mas …..

     - Dispense, caballero: mi presencia es necesaria en otra parte.

     - Señor: soy católico.

    - Le concedo un cuarto de hora para que se prepare y muera como tal.

    - No se vaya, señor; oígame otro momento.

    - Es inútil, tengo otras cosas que hacer; hable con mi secretario. El secretario del coronel Gorostiaga era el capitán Isidoro Palacios, quien dado cumplimiento a la orden de su jefe, hizo avanzar a cuatro soldados y se dispuso a fusilar al fugitivo. Este meditó un momento y levantándose de súbito preguntó al capitán Palacios: - Señor, ¿lleva usted cartera?

     - Si, señor!

    - ¡Me permite escribir las últimas palabras de un infeliz guerrero?

     - ¡Como nó! Portugal escribió entonces en la cartera del secretario del jefe de nuestra división: “Soy Florencio Portugal, arequipeño y con hijos”. En seguida meditó otro instante frente a los cuatro soldados que debían ultimarlo y de pronto se paró por segunda vez y dijo:

     - Señor secretario, permítame morir de pie. Cuatro balas dieron fin a la vida de ese valiente.

     Damos estos minuciosos detalles por respeto al heroísmo y para que se vea que nuestras huestes no vencieron a reclutas ni a cobardes, sino a lo más florido del ejército del Perú, por la inteligencia, la táctica y el denuedo de sus jefes, como por la disciplina y el número de sus soldados.


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    El autor chileno Raimundo Valenzuela dio cuenta de estos hechos en su obra titulada "La Batalla de Huamachuco" (1885), señalando que: "Damos estos minuciosos detalles por respeto al heroísmo y para que se vea que nuestras huestes no vencieron a reclutas ni a cobardes, sino a lo más florido del ejército del Perú."

    La familia del capitán Portugal encabezada por su viuda Delfina Siguel y su hermano Eusebio tuvo noticias de su fallecimiento cuando meses más tarde, después de firmado el Tratado de Ancón, el ejército chileno ocupó la ciudad de Arequipa, siendo que un día el telegrafista de ese cuerpo expedicionario, Luis Santiago Ramirez, refería en un establecimiento público la forma como este oficial había sido ultimado como prisionero luego de la batalla de Huamachuco, suerte que su familia desconocía y a cuyos oídos llevo la noticia el dueño del local, lo que motivó que su hermano Eusebio dirigiera una carta a Poblete solicitando intercediera para que el escrito que dejó su hermano antes de ser muerto, fuera enviado a su familia como "una prenda de un ser querido, y como el postrer recuerdo que deja a su desolada familia", el referido historiador Valenzuela refiere suponer que dicha carta fue debidamente atendida.

    En 1889, su cadáver fue trasladado junto a los de otros oficiales caídos en dicha batalla a la Cripta de los Héroes de la guerra de 1879 ubicada en el cementerio Presbitero Maestro de Lima, donde actualmente descansa. El expediente de excombatientes de la guerra del pacífico, perteneciente al capitán Portugal fue iniciado por su viuda Delfina Siguel, con el propósito de hacer efectivo el correspondiente montepío el cual le fue concedido, en 1908 recibió de gobierno peruano un premió de trescientas libras.


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    Su hermano mayor José Florentino Portugal (Arequipa, 1844), enrolado también en el ejército de la breña, combatió en Pucará, Acuchimay, Marcavalle y Huamachuco para finalmente fallecer en combate durante la guerra civil de 1885 en las filas del ejército constitucional del general Cáceres cuando ostentaba el grado de coronel y se desempeñaba como director de Guerra y Marina. Otro de sus hermanos Eusebio Portugal combatió también en la guerra con Chile como teniente del batallón Lima Nro 8.



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    Fuente:
    • Arequipa, Héroes de la guerra del Pacifico de Arturo Santos Mendoza, 
    • LA BATALLA DE HUAMACHUCO Y SUS DESASTRE de Abelardo Gamarra.