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    (*Arequipa, 11 de julio de 1773- † Lima, 24 de agosto de 1859) fue un militar y político peruano que luchó con los  realistas, durante la Guerra de Independencia Hispanoamericana. Nombrado Virrey interino cargo que no llegó a cumplir , posteriormente adoptó las ideas republicanas y fue designado prefecto de Arequipa.

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    Tristán nació en la ciudad de Arequipa, ciudad del Virreinato del Perú  en una familia aristocrática formada por José Joaquín Tristán del Pozo y Carasa, y María Mercedes Moscoso Pérez Oblitas.  Se bautizó en la Parroquia del Sagrario de un día de nacido el 12 de julio de 1773.



    Partida de bautizo.


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    Sus hermanos fueron: Mariano Eusebio Antonio Joseph de Tristán y Moscoso (1760-1807,  Domingo de Tristán y Moscoso (Caballero de la Orden Militar de Montesa (1768) y Petronila de Tristán y Moscoso.

    Estuvo casado con su sobrina  María Joaquina Flores del Campo y Tristán  hija de don Manuel Flores del Campo y Pérez 1755-  y  Petronila de Tristán y Moscoso. Con ella  tuvo 4 hijos: 

    Victoria Tristán y Flores del Campo † Casada con José Rufino Pompeyo Echenique y Benavente, Presidente de la República del Perú 1808-1887.

    Josefa Tristán y Flores del Campo † Casada el 23 de febrero 1846, Parroquia el Sagrario de la Catedral de Lima, Perú, con Francisco Forcelledo y Fernández-Maldonado 1805-1873.

    Francisca Tristán y Flores del Campo 1811-1880 Casada en 1846, Parroquia el Sagrario de la Catedral de Lima, Perú, con Santiago Lanfranco Rombado †1875.

    Florentino Tristán y Flores del Campo †1871 Casado, Lima, Lima, Perú, con María Rosa del Campo e Iriarte 1821-



    Doña María Joaquina Flores del Campo y Tristán y don Juan Pío Tristán y Moscoso, óleos en la Casa Tristán del Pozo (Sede del Banco Continental en Arequipa).



    Casa Tristán del Pozo (Sede del Banco Continental en Arequipa), en la Calle San Francisco Nº 1008, en el Cercado de Arequipa.


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    En el Perú recibió su primera educación. A los 7 años acompañó a su padre, el cual participó en el sofocamiento de la rebelión indígena de Túpac Amaru. El joven Tristán se enroló en el regimiento de Soria, en el cual alcanzó el grado de subteniente. Partió a España con este regimiento, realizando la travesía a través del Cabo de Hornos, que era la ruta habitual en esa época.


    Una vez llegado a la Península Ibérica estudió en Salamanca, donde conoció a Manuel Belgrano. Tristán abandonó la carrera militar y pasó a Francia, donde estudió en el Colegio de Benedictinos de Sores. Pero la agitación producida en este país a consecuencia de la Revolución francesa lo obligó a volver a España. Retomó su carrera en el ejército y participó en operaciones militares contra los franceses en el Rosellón. A fines del siglo XVIII regresó a América y estuvo dos años en Buenos Aires, como ayudante del virrey del Río de la Plata, Pedro de Melo.


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    En el Ejército del Rey

    Fue alcalde de la ciudad de Arequipa en 1808. ( Santiago Martínez- Alcaldes de Arequipa pg. 249).

    Se incorporó al ejército realista que comandaba su primo, el brigadier José Manuel de Goyeneche. En 1809  estallaron rebeliones contra la autoridad española en el Alto Perú, y Goyeneche fue enviado a reprimirlas, estando Tristán entre las tropas movilizadas a tal efecto. En 1810 el virrey del Perú ordenó defender las provincias altoperuanas de la ofensiva de los revolucionarios del Río de la Plata que habían enviado un ejército. Pío Tristán estuvo presente en la batalla de Huaqui o del Desaguadero (20 de junio de 1811) con el grado de coronel y mayor general del Ejército comandado por Goyeneche. Esta batalla permitió a los realistas recuperar el Alto Perú, que había sido ocupado por los revolucionarios.

    Ofensiva contra el Norte Argentino

    Las alternativas de la guerra hicieron que el ejército realista no pudiera avanzar más hacia el sur, lo que permitió el repliegue de los revolucionarios hacia la Intendencia de Salta. Allí quedaron destacamentos de avanzada y el grueso del Ejército del Norte retrocedió hasta Tucumán. Allí, en marzo de 1812, su jefe Juan Martín de Pueyrredón entregó el mando a Manuel Belgrano, el viejo compañero de estudios de Tristán en Salamanca. Belgrano detuvo la retirada y avanzó con su ejército hasta la ciudad de Jujuy.

    Goyeneche ocupó este tiempo en pacificar el Alto Perú, tratando de ganarse a la población que recordaba los excesos por él cometidos en 1809. También no vaciló en emplear la fuerza, debiendo sofocar la rebelión de Cochabamba. Cuando el Alto Perú estuvo controlado, Goyeneche comenzó su ofensiva contra el Ejército del Norte. Pío Tristán fue ascendido a brigadier y puesto al mando de la vanguardia realista, formada por 3.000 hombres y apostada a orillas del río Suipacha.

    En agosto de 1812 Tristán avanzó por La Quiaca rumbo a Jujuy, adonde llegó a fines de ese mes. Belgrano, cumpliendo directivas de su gobierno, había ordenado el repliegue de su ejército y de la población. Tristán se encontró con la táctica de la "tierra arrasada", pero aun así avanzó en pos del ejército de Belgrano. Este se detuvo en la ciudad de Tucumán y presentó batalla.


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    Las batallas de Tucumán y Salta

    El 24 de septiembre de 1812 tuvo lugar la batalla de Tucumán, en la cual no hubo claramente un vencedor. La infantería de Tristán quedó dueña del campo, pero los revolucionarios destruyeron los abastecimientos realistas y se encerraron en la ciudad, negándose a capitular. Al saber que Belgrano y la caballería patriota estaban moviéndose con intenciones de cortarle la retirada, Tristán ordenó el repliegue hacia el norte. Retrocedió hasta la ciudad de Salta, donde se fortificó a la espera del enemigo.

    Belgrano llegó a las cercanías de Salta en febrero de 1813, y Tristán sacó a su ejército de la ciudad para esperarlo. Belgrano simuló un ataque frontal mientras el grueso de las tropas patriotas hacían un movimiento envolvente. Atrapado entre dos fuegos Tristán replegó sus fuerzas al interior de la ciudad y se dispuso a ofrecer una última resistencia en torno a la Plaza Mayor, pero no pudo organizar a sus tropas, que se negaron a defender las trincheras y corrieron a buscar refugio en la iglesia catedral. Finalmente, Tristán decidió capitular para evitar un inútil derramamiento de sangre y envió un parlamentario a Belgrano. Este aceptó y a su vez ofreció honrosas condiciones: dejó en libertad a todos los combatientes realistas, exigiéndoles solamente que hicieran el juramento de no volver a tomar las armas en contra de la Patria. Diecisiete jefes y oficiales (incluyendo a Tristán) y casi 3.000 soldados, la completa vanguardia del ejército de Goyeneche, cayó prisionera en la batalla de Salta.

    Después de este hecho Tristán cumplió su palabra y abandonó el ejército, retirándose a su natal Arequipa.

    La relación de Tristán y Belgrano

    Entre ambos jefes, ex condiscípulos, se entabló una relación de respeto, cuando no de cordialidad, según ciertos usos caballerescos de la época. Por ejemplo, en el combate del Río Las Piedras (septiembre de 1812) los hombres de Belgrano capturaron a un coronel realista. Tristan pidió que el prisionero fuera tratado con humanidad y respeto, diciendo que él haría lo mismo con los prisioneros patriotas en su poder. Envió también cincuenta onzas de oro para cubrir los gastos de la manutención del prisionero, y firmó:
    "Campamento del Ejército GRANDE, setiembre de 1812"

    Belgrano, con un toque de humor, devolvió las cincuenta onzas para que con ellas cubriera los gastos de los prisioneros patriotas y firmó la nota:

    "Cuartel General del Ejército CHICO, 17 de septiembre de 1812".

    Belgrano tenía la firme idea de ganar la voluntad de los americanos que combatían en el bando realista. Por esa razón aceptó al parlamentario que envió Tristán en medio de la batalla de Salta y le contestó:

    "Dígale usted a su general que se despedaza mi corazón al ver derramar tanta sangre americana: que estoy pronto a otorgar una honrosa capitulación".


    Luego, tras la rendición, Tristán pretendió entregar a Belgrano su espada, tal como se acostumbraba, pero el jefe patriota se lo impidió, y en presencia de todos, lo abrazó. La promesa de no volver a luchar contra la Patria fue suficiente para Belgrano, quien dejó ir a su enemigo, en contra del consejo de sus oficiales y de su gobierno.

    Tristán tuvo la oportunidad de romper su juramento, pues un obispo realista liberó a todos de su juramento, argumentando que la palabra dada a los revolucionarios podía romperse, pues se trataba de herejes. De este modo muchos oficiales y soldados volvieron a tomar las armas, pero no así Tristán.

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    Tristán se vio envuelto nuevamente en la guerra cuando en 1814 estalló una rebelión patriota en Cuzco. Fuerzas patriotas mandadas por el brigadier Mateo Pumacahua atacaron Arequipa, y Tristán retomó las armas en defensa de su suelo natal. Cayó prisionero tras la victoria patriota en la batalla de Apacheta (9 de noviembre). Sin embargo, Tristán fue nombrado gobernador de Arequipa por los patriotas, y tras la derrota de éstos fue presidente de la Audiencia del Cuzco, en 1816.

    En 1823 el virrey José de la Serna lo ascendió a Mariscal de campo. Tristán participó en la lucha contra el Ejército Libertador de Simón Bolívar y un año después fue electo jefe de gobierno del virreinato peruano en reemplazo de La Serna, caído prisionero en la batalla de Ayacucho. Ejerció con lealtad la jefatura de gobierno durante unos pocos días, en la transición que traspasó este último resto de poder a los patriotas.

    Nota: Pío Tristán no peleó en la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824). Se hallaba por entonces encargado del mando de las provincias del Sur, residiendo en Arequipa. Como a tal, los generales españoles le dieron la investidura de Virrey, al caer prisionero La Serna. El 24 de diciembre de 1824 envió a Bolívar un oficio desde Arequipa pidiéndole manifestar sus propósitos para el futuro del país; el 30 de diciembre, ya entendido con Sucre, lanzaba una proclama anunciando la capitulación de Ayacucho y el establecimiento de la república. Tristán no fue molestado por los vencedores.

    Pío Tristán adoptó las ideas republicanas, fue nombrado Prefecto de la ciudad de Arequipa el 13 de diciembre de  1831, tomando posesión  el 20 de enero de 1832, posteriormente dejó la Prefectura  en 1833, en ese año fallece su señora madre. Fue nombrado jefe militar de la ciudad en 1834, durante la guerra entre  liberales y conservadores.


    Se dedicó en lo siguiente a la actividad política, participando en la creación de la Confederación Peruano-Boliviana. En 1836 fue nombrado Ministro de Estado, y presidió el Estado Sud-Peruano entre 1838 y 1839. A los 87 años de edad, murió en Lima, ya retirado de toda actividad.

    Pío Tristán es descrito por su sobrina Flora Tristán en su memoria de viajes titulada Peregrinaciones de una Paria.



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    Cementerio: "Presbítero. Maestro" de Lima, Mausoleo de la  Familia Lanfranco y Tristán.

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    Casa de la familia, Tristán y Moscoso, Esquina calle Santo Domingo con calle Piérola en 1865, lugar donde vivió Flora Tristán. Recorte de un grabado  en el Atlas de Paz Soldán.


    Casa de la familia, Tristán y Moscoso, Esquina calle Santo Domingo con calle Piérola en 1957 (hoy ya no existe), fue destruida por los terremotos de 1958 y 1960.  Imagen en el libro de Gustavo Bacacorzo. Flora Tristán, Personalidad Contestataria Universal.





    Detalle del Escudo.


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    ÍNDICE


    Fuente:
    • Pérez Amuchástegui, A.J.; y otros. Crónica Argentina (2ª edición edición). Buenos Aires: Editorial Codex.