脥ndice

    (*Arequipa 18 de septiembre de 1841 - Arequipa 9 de julio de 1889), Afamado gineco-obstetra, estudi贸 en B茅lgica medicina, y perteneci贸 a muchas sociedades cient铆ficas europeas e invent贸 numerosos instrumentos m茅dicos, entre ellos el f贸rceps Morales Alpaca, c茅lebre en el mundo de esa 茅poca; fue el precursor de la ginecolog铆a y obstetricia arequipe帽a y practic贸 con 茅xito la primera traqueostom铆a en esta ciudad en la Srta. Zapater quien presentaba un caso grave de crup (laringotraqueobronquitis aguda) . En la guerra con Chile hizo fundir bajo su direcci贸n, ca帽ones estilo Krupp. Prefecto de Arequipa en 1884. Fue  tambi茅n senador por Arequipa, en 1879 y 1886.


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    Datos Biogr谩ficos



    Como todos los esp铆ritus superiores tuvo para su encarnaci贸n el albergue de un hogar virtuoso formado por el matrimonio de don Antonio Morales y la se帽ora Mar铆a Alpaca, viendo la luz de la existencia del 18 de setiembre del a帽o 1841, en la ciudad de Arequipa. Se bautiz贸 el mismo d铆a de su nacimiento en la Parroquia del Sagrario.




    Partida de bautizo.

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    Estudios



    El ni帽o que descollaba sumiso y obediente entre sus hermanos, pronto sacudi贸 el roc铆o del vergel paterno, yendo a buscas el vivificante sol de la instrucci贸n en el Colegio de San Francisco. Ese Colegio por los a帽os de 1849 y 1850, recib铆a calor y aliento del cerebro cultivado de un sacerdote, docto en ciencias y rico en virtudes, llamado el Padre Juan Calienes, a cuyos cuidados fue confiado el nuevo alumno.


    Terminados los estudios preparatorios, deb铆a elegir carrera, y, con la vaporosa intuici贸n, hija del cielo, recorri贸 el campo de todas las profesiones, fijando su mirada en aquella que, pidiendo mayor caudal de sacrificios, tambi茅n ofrece mayores ventajas para ejercitar el bien. El lecho del dolor de la humanidad, y el anfiteatro, atrajeron su voluntad para cursar Medicina; y fue esta la que despert贸 las aficiones del ni帽o y obtuvo los desvelos del joven, hasta 1861, en que la Universidad del G. P. San Agust铆n le confiri贸 el grado de Bachiller en Medicina y Ciencias, a los 20 a帽os de su edad.

    Ingres贸 a la facultad de medicina en Lima en 1863, gradu谩ndose de bachiller en 1870. Morales Alpaca abraz贸 la profesi贸n con verdadero amor, y por esto, en su sed de saber, abandona las playas de la patria y se traslada a Europa, donde el adelanto de la ciencia, merced a los elementos de que all谩 se dispone y la consiguiente organizaci贸n de los hospitales, ofrece anchuroso campo de aprendizaje pr谩ctico.

    Llegado a Francia, Morales Alpaca, las Universidades de Par铆s y Bruselas le abrieron sus puertas y, una vez que tom贸 asiento, fue el primero por su contracci贸n al estudio y la austeridad de sus costumbres. Encerrado en ese c铆rculo que para el estudiante comprende las salas de los hospitales, las cl铆nicas y los laboratorios de an谩lisis, ajeno al bullicio tentador de las grandes capitales, no tuvo el joven otra compa帽铆a que la de sus enfermos, sus profesores y sus libros; as铆 que la borla doctoral no tard贸 en ce帽ir su frente.


    Se recibi贸 de M茅dico y Cirujano en la Universidad de Bruselas ese mismo a帽o de 1870, despu茅s de brillant铆simas pruebas. Este resultado, empero, no dej贸 colmadas sus ambiciones de gloria.

    En 1872, su coraz贸n de peruano; quiso buscar renombre  con alg煤n distintivo especial. Con ese prop贸sito se dedic贸 a la mec谩nica aplicada a la cirug铆a, modificando enseguida varios instrumentos de f铆sica, lo que le vali贸 distinciones honor铆ficas de la Academia de Bruselas, el diploma de doctor en ciencias naturales de la c茅lebre «Universidad Cat贸lica» de Lowaina (B茅lgica) y el t铆tulo de m茅dico interino de los hospitales de Bruselas,  de cuya Universidad era miembro condecorado. Fue miembro fundador  de la Sociedad Latinoma茅ricana de Bruselas y de la Real de Ciencias M茅dicas de Amberes. 

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    Aportes a la medicina



    En 1868, present贸 a la Real Academia de Medicina y Cirug铆a de Bruselas un MEMORIAL modificando el f贸rceps, que llev贸 a su mayor perfeccionamiento, obra que los entendidos en la materia concept煤an la m谩s importante en su g茅nero, y que hoy figura con el nombre de «F贸rceps de Morales Alpaca» en los tratados de Cirug铆a y Ginecolog铆a publicados en Europa. Su f贸rceps e
    s el precursor del f贸rceps de Tarnier de 1877. El f贸rceps «Morales Alpaca» es considerado uno de los primeros f贸rceps modernos que se construyeron en el mundo.​







    F贸rceps de Tarnier de 1877.



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    Poco tiempo despu茅s, dio cuenta de la intervenci贸n de un nuevo porta-nudo para las operaciones de parto, presentando, respectivamente, dos memoriales sobre la teor铆a de la supuraci贸n y sobre la modificaci贸n del aparato de oclusi贸n neum谩tica de Mr. Jules Guerin.


    Con tales precedentes, la «Real Sociedad de ciencias m茅dicas» de Amberes, lo hizo con su miembro activo, y la de Bruselas, que he citado, orden贸 la publicaci贸n de todos los estudios practicados por el doctor Morales Alpaca, celebrando con tal motivo un acuerdo donde las frases honrosas y justicieras enaltec铆an el nombre del m茅dico peruano que me ocupa.


    La actividad de su cerebro, en aquel tiempo, es envidiable, pues, lejos de circunscribirse a su sola profesi贸n facultativa, aspira al mayor realce del nombre americano, y funda la «Sociedad Americana» con el objeto de estudiar y publicar en el viejo hemisferio los progresos de este  mundo de Col贸n mal conocido, y peor juzgado, al otro lado del Atl谩ntico.


    Difund铆a estos conocimientos el doctos Morales Alpaca en importante colaboraci贸n ofrecida a varios notables peri贸dicos europeos, sin descansar un solo d铆a en la proficua labor que se impuso, cuando la infausta nueva del terremoto ocurrido en el Per煤, el 13 de agosto de 1868, conmovi贸 hondamente su coraz贸n filial, oblig谩ndole a volver a Arequipa, ciudad que encontr贸 convertida en escombros.


    Por una grata coincidencia, llega al hogar en setiembre de 1869, aniversario de su natalicio y, al cruzar los dinteles paternos el hombre que volv铆a cargado de ciencia y de glorias, torn贸 a ser el tierno ni帽o que, ba帽ado en l谩grimas, estrechaba en sus brazos a la adorada madre y a las tres hermanas, a cuyo amor ha rendido el culto de su coraz贸n, hasta el supremo instante de la muerte.

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    Una vez en el Per煤, el doctor Morales Alpaca, precedido por los honrosos t铆tulos que abonaron su permanencia en el extranjero, el porvenir era suyo. Pero, acatando como el que m谩s las leyes y ordenanzas de su patria, su primer cuidado fue el de trasladarse a Lima, present谩ndose a la Facultad de Medicina, ante la cual rindi贸 las pruebas exigidas por el reglamento para obtener la refrendaci贸n de sus diplomas; verificado esto, regres贸 a Arequipa lugar en el que ejerci贸 su profesi贸n y donde el acierto en sus curaciones muy pronto confirm贸 la fama de que ven铆a acompa帽ado el estudiante de Par铆s y de Bruselas.



    Como llevo dicho, la actividad intelectual del doctor Morales Alpaca, era superior a las aptitudes comunes de un hombre; y por esto, sin abandonar el ejercicio de su noble profesi贸n, consagr贸 tambi茅n a su pa铆s sus servicios civiles.

    El cari帽o que tuvo a su profesi贸n y su excelente  formaci贸n, s e unieron para darle gran nombrad铆a en la Arequipa de los a帽os setenta del siglo XIX. La operaci贸n  practicada  a son Ruperto Delgado, a qui茅n le practic贸 la desarticulaci贸n  de la mand铆bula inferior, le atrajo justa fama de cirujano experto e inteligente.



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    Elegido Director de la Beneficencia de Arequipa, tom贸 el cargo con la vehemencia de labor propia de su car谩cter, manifestando especial inter茅s y verdadera preocupaci贸n por la suerte de ese pueblo indigente, siempre explotado por los merodeadores pol铆ticos, y se declar贸 su personero y defensor.


    Arequipa a su vez, no desatendi贸 la actitud del joven facultativo y, apreciando sus dotes independientes y progresistas, le otorg贸 sus poderes para representarlo como Diputado en el Congreso de 1876.


    Ingresado al seno de la Representaci贸n Nacional, abord贸 con entereza de car谩cter la defensa de los derechos del pueblo, sin limitarse a patrocinar los intereses de una localidad dada, sino los de la Rep煤blica en general; y esta actitud le granje贸 aun mayores simpat铆as, ya no s贸lo en el departamento de Arequipa, sino en  todo el territorio nacional, siendo elegido Senador, en 1879; y entonces su palabra defendi贸 con ardor y buen 茅xito al departamento de la Libertad, con motivo de las gestiones del ferrocarril de Trujillo, defensa que le vali贸 una medalla de oro, que el pueblo agradecido de Trujillo le envi贸 por mano del Magistrado doctor don Pedro Jos茅 Villaverde.


    M谩s tarde, andando el a帽o de 1886, abraz贸 con igual calor y sostuvo con brillante resultado la recuperaci贸n de los ferrocarriles del Sur -Mollendo, Puno y Cuzco- por el Gobierno nacional. Morales Alpaca ocupaba la curul parlamentaria del Senado, pues que desde el a帽o 76 concurri贸 como diputado primero, y como senador posteriormente, a todos los congresos peruanos. Clasifico la nacionalidad, porque en el lapso de tiempo corrido desde aquel a帽o, ha habido algunos Congresos cuyo origen dudoso tiene que depurar la historia con mejor derecho que una p谩gina de apuntaciones biogr谩ficas.

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    La Guerra de 1879



    Los destinos del Per煤 se帽alaron su hora de expiaci贸n tremenda. El clar铆n de la guerra reson贸 por los 谩mbitos de la Patria, y esta, amenazada de muerte, llamaba a sus hijos.


    Defenderla era un deber sagrado. El eco de la voz del patriotismo repercuti贸 en el coraz贸n de los peruanos y ¿Qui茅n ¡vive Dios!, rehuy贸 el puesto?


    Acaso la lobreguez de la noche angustiosa podr铆a se帽alar sombras en el cielo de la defensa nacional; pero, no escribo la historia de la guerra del Pac铆fico sino perfiles de la vida del doctor Morales Alpaca, que deja su asiento de Senador y va a buscar un puesto, sea en las ambulancias, sea en las filas del ej茅rcito, traslad谩ndose con tal prop贸sito al Sur, donde inicia sus servicios.

    Fue elegido Alcalde Municipal de Arequipa en 1883, cargo concejil que acepta con entusiasmo, su labor se multiplica a medida de sus deseos.


    Contribuye a la organizaci贸n de las carpas de sanidad, para asistir a sus hermanos, heridos por la destructora bala y la mort铆fera metralla del enemigo, piensa en la defensa del hogar y acumula elementos. Y cuando Lima, la sultana del Pac铆fico, cautiva con las playas sembradas de los cad谩veres de sus buenos hijos, gem铆a bajo el yugo vencedor, la paloma apacible t贸rnase el le贸n sanguinario y aguerrido.


    Call贸 el coraz贸n magn谩nimo y habl贸 el coraje del patriota; el brazo del cirujano dej贸 el bistur铆 y el escalpelo para tomar el comp谩s del mec谩nico, y encerrado en las factor铆as de Arequipa y Mollendo fundi贸 un ca帽贸n de bronce, a su costa, y otros de sistema Krup, que combatieron en Huamachuco, contra las fuerzas de Gorostiaga; y Morales Alpaca es el primero en depositar su 贸bolo de 500 soles para adquirir un blindado, 贸bolo que fue a la caja donde, en nombre del Almirante Grau, cae la ofrenda de la virgen y el ahorro del jornalero.


    Poco tiempo trascurrido, perdidas las esperanzas de la defensa armada, ocupada militarmente la plaza de Arequipa, despu茅s de la poco honrosa capitulaci贸n de octubre del 83, el doctor Morales Alpaca cuyo coraz贸n sufri贸 grandemente con la falta de pericia en los directores, emigra a la vecina Rep煤blica de Bolivia, donde su probada competencia facultativa salva a varias personas notables de La Paz.


    All铆 su entusiasmo no desmaya, pues su ocupaci贸n constante se reduce a mejorar la triste condici贸n de su querido pa铆s y, aunado con el General don C茅sar Canevaro, conserva en la proscripci贸n el fuego del patriotismo, hasta el momento en que el desarrollo de los acontecimientos le ofrece la coyuntura para volver, con el brazo armado en defensa de la causa leg铆tima que serv铆a.

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    Post Guerra



    El nombre del doctor Alpaca representa fuerza moral ante el pueblo arequipe帽o, y contribuy贸 en mucho al inesperado resultado de la resistencia sostenida por la autoridad, obteni茅ndose las franquicias de la entrada victoriosa del 20 de agosto de 1884, restauradora de la ley, siendo Morales Alpaca investido por el Jefe Superior del Sur con el car谩cter de Prefecto, del departamento de Arequipa. 

    En ese puesto, m谩s que nunca delicado por los momentos de prueba en que se hallaba la causa constitucional, despu茅s del rechazo sufrido el 27 de agosto en las calles de Lima, se desempe帽贸 con una pericia y tacto diplom谩ticos dignos de encomio; y a la verdad que tambi茅n se entreg贸 de lleno a la vida del vivac y la campa帽a, fabricando 14 ca帽ones de a 6 y 12, para atacar a la resistencia encastillada en la capital. Estos ca帽ones formaron el 煤nico cuerpo de artiller铆a que, victorioso, ocup贸 Lima con el General don Andr茅s A. C谩ceres el 2 de diciembre de 1885, fecha en que se restablecieron los fueros de la Carta Constitucional con la Junta de Gobierno presidida por el doctor don Antonio Arenas, siendo el pa铆s inmediatamente convocado a elecciones populares.



    Con esa lealtad de pensamiento, rechaz贸 y atac贸 el contrato Grace, no por esp铆ritu de oposici贸n sino porque como peruano, lo conceptuaba oneroso al pa铆s.


    La instrucci贸n del pueblo y el fomento de las industrias ha sido el ideal de los 煤ltimos a帽os del doctor Morales Alpaca, y por eso no debe extra帽arnos encontrarlo en las clases nocturnas de la Escuela de Artesanos de Arequipa, dando lecciones; ni la solicitud con que se propuso elaborar Vino de Champagne de la uva de V铆tor, pidiendo a Europa envases y 煤tiles que llegaron en los d铆as de su gravedad y muerte; menos el ardiente empe帽o que manifest贸 para la creaci贸n de un jard铆n bot谩nico en su ciudad natal, ni la solicitud, sin segundo, que despleg贸 en favor de la clase pobre, cuando hubo all铆 amagos del c贸lera morbus. Entonces redact贸 y public贸 una cartilla higienista que fue distribuida gratuitamente a la gente menesterosa; y present贸 ante la Corporaci贸n Municipal acuerdos para proveerse de medicinas que llevasen el alivio en las horas de angustia que esperaba a la porci贸n indigente, caso de llegar al Per煤 el fat铆dico viajero del Ganges.


    Las luchas del periodismo diario tampoco fueron extra帽as al doctor Morales Alpaca; pues las columnas de «La Bolsa» registraron extensas colaboraciones patri贸ticas, momentos antes y despu茅s de la clausura impuesta a aquel peri贸dico, por el Jefe de la ocupaci贸n chilena.


    Perseverante, en cuanto prop贸sito abrigaba, el doctor Morales Alpaca, guiado siempre por miras levantadas del nivel de la vulgaridad, sin ese orgullo de los que mandan ni la vanidad de los que pueden, preparaba asuntos de alta importancia como la nueva ley de Municipalidades para llevarlos con su iniciativa al Senado, cuando la grave dolencia que de tiempo atr谩s minaba su salud, le oblig贸 a dejar el banco parlamentario para regresar a Arequipa; pues 茅l diagnostic贸 fatalmente su enfermedad, y quiso morir entre los suyos.


    Una vez postrado en el lecho del dolor, la resignaci贸n y la fortaleza acompa帽an al que supo ser fuerte y resignado en la hora de la prueba magna.

    Soporta con evang茅lica mansedumbre todas las penalidades de la dolencia que, como llevo dicho, 茅l mismo la conceptuaba mortal desde sus primeros s铆ntomas.

    Creyente sincero, al pensar en el t茅rmino de la jornada, dirige su mirada al cielo y llama al sacerdote del catolicismo en la tierra.

    ¡Cuando ve, junto a su lecho, desparramada la alfombra de flores por donde va a cruzar la Majestad de Aquel que es la vida de los muertos , y oye la campanilla que anuncia que es llegado el momento de doblar respetuosamente la rodilla, el cristiano se reconcentra en perdurable beatitud, el siervo adora y recibe a su Se帽or!...


    Falleci贸 el doctor Morales Alpaca a las 9 y media de la ma帽ana del  9 de julio de 1889. Se le hicieron  solemnes funerales, a los que asistieron las autoridades, el obispo y  gran n煤mero de personas.


    Aviso en el Diario La Bolsa del 9 de julio de 1883.

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    Los bronces sagrados del campanario de San Francisco vibran elevando una plegaria por el cristiano que agoniza. Por el rostro del moribundo ha resbalado ya la 煤ltima blanquecina l谩grima, y Jos茅 A. Morales Alpaca se aduerme en la tierra con el sue帽o del justo, para despertar en el cielo.

    Sus restos est谩n en el cementerio General de la Apacheta en Arequipa, en un mausoleo familiar ubicado en el sector S.



    Diario La Bolsa noticia del 11 de julio de 1889.



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    La escritora Clorinda Matto de Turner escribi贸 en su honor una semblanza biogr谩fica, aparecida en su obra Bocetos al l谩piz de americanos c茅lebres del a帽o 1890. Vea aqu铆 : http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/bocetos-al-lapiz-de-americanos-celebres-tomo-primero--0/html/ff49ed0e-82b1-11df-acc7-002185ce6064_6.html#I_71_





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    Fuentes:


    • El Per煤 Ilustrado, 21 de septiembre de 1889.
    • Clorinda Matto de Turner. Americanos C茅lebres. 1890
    • Juan Guillermo Carpio Mu帽oz. TEXAO Tomo III. 1982.
    • Mario Rommel Arce. Arequipe帽os que hicieron historia. 2007.
    • https://www.familysearch.org