脥ndice


    Datos Biogr谩ficos


    Manuel Ladislao Cabrera Valdez naci贸 en Arequipa el 9 de junio de 1855, sus padres fueron el militar boliviano Ladislao Cabrera Vargas  y la dama arequipe帽a Petronila Vald茅s. Se bautiz贸 el 10 de junio de 1855 con el Nombre de Manuel Danislao cabrera Baldes en la Parroquia de Santa Marta,  por error el nombre de sus padres figura como Danislao Cabrera y Petronila Baldes.


    Militar e Historiador, Arequipa le debe muchas p谩ginas de su historia, sacadas de viejos archivos y memoriales con paciente y ejemplar dedicaci贸n. 


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    Su padre Ladislao Cabrera Vargas, fue de nacionalidad boliviana, llegando a ser vocal de las Cortes Superiores de la Paz y Sucre. Durante la guerra del Pac铆fico en 1879, organiz贸 la defensa de Calama. Recibi贸 una educaci贸n esmerada, estudi贸 abogac铆a en los claustros de la Universidad Nacional del Gran Padre San Agust铆n de Arequipa, Per煤, gradu谩ndose en 1854, a los 24 a帽os de edad. Se cas贸 con  la dama arequipe帽a Petronila Valdez el 31 de agosto de 1854. Tuvo dos hijos Mar铆a Esther y  el biografiado Manuel Ladislao.

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    Partida de Bautizo.

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    Revista Escocia 1937


    Francisco Mostajo en el N°13 del mes de Octubre de 1937, en la Revista Escocia, public贸 algunos datos biogr谩ficos de la siguiente manera:



    El Dr.  Manuel Ladislao Cabrera Valdez



    A mediados de la d茅cima novena centuria anduvo por Arequipa el Dr. Ladislao Cabrera, estudiante boliviano que arroj贸 a nuestro suelo la proscripci贸n, tan frecuente en los revoltijos de nuestras rep煤blicas criollas. Ingres贸 a la Universidad arequipe帽a. Implant贸 ac谩 una escuela, en 茅poca en que 茅stas no andaban de lo mejor por el estado de tumulto continuo que llev贸 el mistiano pueblo. Fund贸 y dirigi贸 tambi茅n un peri贸dico La Soberan铆a, que no sabemos si fue el que con el mismo ep铆grafe se publicaba en 1 857 apoyando la revoluci贸n de Vivanco, que tan intensamente conmovi贸 a Arequipa. Cas贸se a poco con la dama arequipe帽a Srta. Petronila Vald茅s de antigua familia, cuyo patron铆mico ya hab铆a sonado en los dos primeros lustros de la Rep煤blica.



    De este matrimonio fue v谩stago Manuel Ladislao Cabrera Vald茅s, nacido en Arequipa el 9 de Junio de 1855, seg煤n consta de la partida de bautizo. No corrieron muchos a帽os que su padre se retir贸 a su pa铆s natal, de donde no regres贸 sino cuando estuvo de paso para Estados Unidos, como Ministro Plenipotenciario de Bolivia. Su madre, que siempre residi贸 en la ciudad mistiana y fue de ce帽ida correcci贸n lo form贸, al par que a su hermana Esther, ya que en aquellos buenos tiempos, el hogar era la mejor escuela. Sus estudios medios los curs贸 en el Instituto Franco Peruano que dirig铆a el franc茅s Federico Molinier en el Colegio Americano, que dirig铆a otro franc茅s, V铆ctor Bailly y en el Colegio de la Independencia. Desde las aulas se destac贸 por su amor al estudio y por su aprovechamiento. En nuestra Universidad obtuvo el doctorado en jurisprudencia y a poco, ante la Corte Superior el t铆tulo de Abogado, el 27 de febrero de 1878. Fue tambi茅n agrimensor.



    No era el bufete del letrado para los gustos de Cabrera Vald茅s que desde temprano manifest贸 una curiosidad intelectual que ninguno de su generaci贸n tuvo. Le铆a 谩vidamente de todo, as铆 de ciencias como de letras, as铆 de derecho como de teolog铆a, as铆 de matem谩ticas como de milicia, as铆 de historia como de idiomas, as铆 de m煤sica como de arquitectura. Por eso, de todo pod铆a hablar y escribir en un momento dado; pero lo que gan贸 en extensi贸n no lo adquiri贸 en profundidad y consistencia. Sus conocimientos eran, pues, miscel谩nicos, pero con ellos super贸 a sus coet谩neos, que, a juzgar por las p谩ginas que nos dejaron, les toc贸 vivir en una 茅poca en que los estudios no debieron andar de lo mejor.



    La producci贸n de Cabrera Vald茅s fue varia. Escrib铆a art铆culos literarios, cuentos a la usanza rom谩ntica, versos hechos con la inteligencia, etc., etc. Su prosa era llana; su rescoldo interno, m谩s de periodismo corriente que de literatura amena. Al mismo tiempo se dedicaba a la ense帽anza en diferentes planteles, como el de P贸rcel. en el que regent贸 la clase de Filosof铆a, y el de la Independencia en el que regent贸 la de Tenedur铆a de Libros. El clar铆n de la Guerra con Chile pronto le abri贸 campo para una de sus aficiones, que contrastaba abiertamente con su modo de ser: la militar. Se crearon por esa 茅poca ciertos cuerpos de ej茅rcito, con el nombre de temporarios o provisionales, como una preparaci贸n para convertirlos en cuerpos de l铆nea. Cabrera Vald茅s sent贸 plaza en uno de ellos, y lleg贸 a alcanzar, por sus aptitudes, el grado de Mayor. Fue entonces que public贸 un tratadito de t谩ctica superior e hizo un estudio sobre la fortificaci贸n de Arequipa, cuyo ataque por el invasor se tem铆a. Era todo un militar te贸rico, en d铆as en que los militares s贸lo eran de cuartel. 


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    Con la guerra, apareci贸 El Eco del Misti, uno de los buenos diarios que se han publicado en Arequipa y cuya importancia hist贸rica es grande: lo dirig铆a Jorge Polar. Colaboraba en 茅l toda la juventud literaria. Cabrera Vald茅s, en 1880, comparti贸 con Manuel A. Mansilla las labores de la cr贸nica y a veces con Polar la direcci贸n. Editoriales suyos hay en la gran obra de Ahumada Moreno, Recopilaci贸n completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y dem谩s publicaciones referentes a la guerra. Hab铆a sido oficial de la Secretar铆a del Consejo Departamental y pas贸 a desempe帽ar en 1881, la Secretar铆a de la Prefectura, reemplazando en ella al poeta Samuel Velarde. La revoluci贸n contra Pi茅rola, ocurrida el 7 de Octubre de ese a帽o, lo dej贸 al margen del puesto. Como su situaci贸n en Arequipa era dif铆cil, su padre, que ya era personaje destacado en la pol铆tica boliviana y que ten铆a la aureola de haber sido el jefe de la resistencia en Calama, lo llam贸 a La Paz. (1 882).



    En esta capital del altiplano todas las sendas se le abrieron por su preparaci贸n y con la llave de la poderosa influencia paterna. Colabor贸 desde el primer momento en El Siglo, peri贸dico de que era propietario y Director su padre quien, bajo la aureola de su gesto patri贸tico en Calama, fue o iba a ser candidato a la presidencia de la Rep煤blica. Su antiguo maestro V铆ctor Bailly, que dirig铆a a la saz贸n el Instituto Mercantil y que estaba anhelante de regresar al Per煤, su segunda patria, le entreg贸 la direcci贸n de ese floreciente plantel. Desde entonces Cabrera Vald茅s despleg贸 en Bolivia una constante y proficua y m煤ltiple labor pedag贸gica, en la que no ces贸 hasta que dej贸 ese pa铆s. Muchos personajes bolivianos fueron sus disc铆pulos. Cuando, a帽os m谩s tarde, estuvo Mu帽oz Reyes de paso por Arequipa, la alab茅 noblemente y. al saber que su maestro recordado estaba en penuria econ贸mica, puso empe帽o en verlo para obtener que el gobierno de su patria le otorgase una pensi贸n, en recompensa de sus eminentes servicios en la ense帽anza. Pero Cabrera Vald茅s rehus贸.



    Su graduaci贸n militar de temporario tambi茅n le abri贸 campo en el ej茅rcito de la Rep煤blica del altiplano. Form贸 en las fuerzas que, al mando del General Rond贸n, se enviaron a modo de auxilio para el caso de que Chile avanzara en su invasi贸n del Sur; y Cabrera Vald茅s nos contaba que, a帽os despu茅s, descubri贸 las instrucciones dadas al jefe de la divisi贸n y se cercior贸 entonces de que solamente se trat贸 de una papelada. EL Presidente Campero lo hizo su ayudante, y como tal acompa帽贸 a ese mandatario a varios puntos, gozando siempre de su distinci贸n. Dos an茅cdotas hay de sus andanzas de entonces, dotas en las que el erudito se dio el placer de dejar a un lado al militar, con sorpresa de los que no sab铆an que 茅ste era el postizo y aqu茅l el verdadero.



    Cont谩banos(sic) que en cierto Seminario le pasaron a Campero, que era hombre ilustrado, el programa de lat铆n, y Campero se lo pas贸 a 茅l. De repente, en el giro de los ex谩menes, se encontr贸 enfrascado en una pol茅mica gramatical sobre el idioma del Lacio, con el profesor, que sin duda era alg煤n solemne tonsurado. Al siguiente d铆a fueron los ex谩menes de Teolog铆a y ocurri贸 escena an谩loga a la anterior, trab谩ndose re帽ida disputa sobre lugares teol贸gicos. Los eclesi谩sticos no acertaban c贸mo un militar pudiese entender de materias tan ajenas a su rol, hasta que Campero les dijo sonrientemente: el se帽or tambi茅n es abogado. Cont谩bamos(sic) igualmente que en la capital de una de las provincias de Bolivia era orgullo del terru帽o un lienzo del Cristo de Van Dyck, que se cre铆a ser original. Pues a Cabrera Vald茅s se le ocurri贸 dar una conferencia demostrando que se trataba solamente de una copia. Casi “se lo comen”, como vulgarmente se dice, y para no ser objeto de un desaguisado tuvo que apresurarse a poner tierra por medio.


    Su carrera en el ej茅rcito boliviano no fij贸 tarda. Se realizaban unos ejercicios de artiller铆a en los que el 茅xito brillaba por su ausencia. Cabrera Vald茅s tom贸 entonces a su cargo uno de los ca帽ones, hizo c谩lculos matem谩ticos dirigi贸 la punter铆a y orden贸 disparar la bala fue puesta certeramente en el blanco. Dispuso el alejamiento de 茅ste, son贸 el estampido y de nuevo se produce el impacto. En esos tiempos tal justeza en una funci贸n de artiller铆a era un prodigio. El militar te贸rico triunfaba sobre los militares de cuartel. El gobierno boliviano le discerni贸 en premio el grado de Comandante. Poco despu茅s fue empleado del Ministerio de Guerra y no tard贸 mucho en ocupar el segundo o tercer puesto en la Escuela Militar Lleg贸 a Coronel. Curiosa carrera esta de Cabrera Vald茅s. Ten铆a 茅l prestancia f铆sica para dar lucimiento al uniforme, pero su celibato inquebrantable, al que respond铆a una voz atiplada, manifestaba que no era de madera de militares. Su educaci贸n y cultura en el ramo de humanidades, lo hac铆an tambi茅n ajeno al ramo en que la fuerza es la suprema raz贸n.


    El bi贸grafo futuro investigar谩 sus otras actividades en Bolivia. S贸lo una vez vino a Arequipa a ver a su anciana madre, y se regres贸 al pa铆s de su padre, con el cual hab铆a ligado lo mejor de su vida, pero nunca olvid贸 a Arequipa, aunque en sus recuerdos pusiese filos de iron铆a. La Bolsa, el decano de la prensa sure帽a, sol铆a insertar colaboraciones de 茅l, generalmente de 铆ndole hist贸rica, materia que amaba y en la que ten铆a ilustraci贸n no com煤n. Cuando se se帽al贸 por primera vez como fundador de Arequipa a Garc铆 Manuel de Carbajal, reforz贸 Cabrera Vald茅s la novedad con citas de los cronistas que importaban una coartada hist贸rica para Anzures de Camporredondo, al que hasta entonces se atribu铆a la fundaci贸n. En Bolivia estudi贸 las ruinas de Tiahuanaco, y ten铆a una cartera de apuntes, medidas y dibujos, pero parece que nunca lleg贸 a organizados en un trabajo totalitario. Descubri贸 nuevas ruinas en un lugar que, mientras pod铆a dar forma a sus estudios, disfraz贸 con el anagrama Chualillacollo Avaniu ¡Ay! en el desbarate de sus papeles, que fueron al fuego o al mercado, todo se ha perdido.



    La historia republicana de Bolivia trajo consigo la revoluci贸n del Partido Liberal, encabezada por el General Pando. Sus triunfos fueron r谩pidos y arrolladores. Las banderas de la rebeli贸n llegaron a los aleda帽os de La Paz. Cabrera Vald茅s era a la saz贸n Jefe de Estado Mayor, en el ej茅rcito del Presidente Alonso. Se le oy贸 acerca de si conven铆a resistir en la ciudad o salir fuera, a lo alto de la poblaci贸n encajonada: opin贸 nuestro paisano por lo 煤ltimo, y le toc贸 dirigir el combate. La victoria se declar贸 por las armas revolucionarias, sea por errores de t谩ctica o estrategia, sea porque cuando la opini贸n priva de ambiente a los gobiernos, 茅stos pierden irremisiblemente. Pero los vencidos nunca se resignan, y en esta ocasi贸n Cabrera Vald茅s carg贸 con la culpa. La derrota lo llev贸 hasta la Argentina, y all谩 se sincer贸 mediante una carta dirigida a La Prensa de Buenos Aires.



    Estos acontecimientos lo cogieron en momentos en que ya pensaba tornar a Arequipa, y tuvo que tornar, tras luengos a帽os, con el traje que pudo conseguir en los azarosos instantes de la derrota y de la huida. En su tierra se encontr贸 desvinculado. Se consagr贸 a ejercer la abogac铆a y la agrimensura y nuevamente se dedic贸 a la ense帽anza, pero solamente le abrieron sus puertas los planteles femeninos: el Colegio del Rosario y el del Sagrado Coraz贸n. Hab铆a perdido la nacionalidad y el medio le era hostil. Pero encontr贸 nobles apoyos en el foro: el Dr. Andr茅s Meneses y el Dr. Gabriel Tapia. Comenz贸 a prestar su colaboraci贸n a Integridad, el popular semanario de El Tunante, en cuyas p谩ginas se insertaron largos art铆culos de 茅l, cuajados de referencias.



    La lucha principista y pol铆tica, encabezada por el Dr. Urquieta mientras tanto hab铆a cobrado fuerza, despu茅s de su primera etapa, que fue ac茅rrima y en la que el conservadorismo crey贸 tener todav铆a la prepotencia de otras 茅pocas. Cabrera Vald茅s ingres贸 al Partido Liberal, en momentos en que 茅ste, unido al Partido Federal, se aprestaba a librar la batalla de las 谩nforas. Se enfrentaban en ella las candidaturas presidenciales del Crl. Seminario por aquella alianza y de D. Manuel Candamo por la de las viejas bander铆as. El Gobierno estaba en contra de la primera. A Cabrera Vald茅s le toc贸 dirigir el 贸rgano period铆stico de la coalici贸n de liberales y federales. Public贸 en 茅l un proyecto de Constituci贸n Federal. No estuvo el triunfo legal o legicidamente(sic) del lado de su agrupaci贸n pol铆tica. Con posterioridad, lleg贸 a ser Vicepresidente del Comit茅 Departamental de 茅sta y director de su 贸rgano El Sur, en el cual tuvo que re帽ir la oposici贸n contra el billighurisrno, cuando los liberales acabaron por divergir de 茅ste.



    Cabrera Vald茅s public贸 poco despu茅s el alegato de bien probado que, como abogado del rico comerciante sicuane帽o D. Jos茅 C. Teves, present贸 en el ruidoso juicio con la Casa Fonga, y cerr贸 en seguida su estudio. El Concejo le encarg贸 el levantamiento del plano topogr谩fico de la ciudad, pero no lleg贸 a realizar la obra. La vejez comenzaba a ganarlo con su sombra crepuscular. El Colegio de Abogados lo eligi贸 su Diputado Primero, pero declin贸 el nombramiento. Fue en el Ateneo de Arequipa el que presidi贸 el Dr. Wagner, pues hubo varios, uno de los socios m谩s activos: en su seno ley贸 una conferencia sobre la revoluci贸n de 1 834. que no se ha publicado, y colabor贸 en la revista de ese n煤cleo, Cultura. Form贸 parte de varios jurados en concursos art铆sticos, literarios o cient铆ficos, como el que promovi贸 El Heraldo, que obtuvo gran 茅xito y resonancia. Ya por este tiempo hab铆a recobrado su nacionalidad. A煤n en sus postrimer铆as, dirigi贸 un n煤mero de la revista Escoria a la que antes nosotros hab铆amos impreso un arequipe帽ista.



    En sus 煤ltimos a帽os, pobre, fatigado y amargado, porque el medio no le fue propicio se recluy贸 en su hogar: la casita en que naci贸, de tejados antiguos de patio cuajado de flores sita en la primera cuadra de la calle de Col贸n. Apenas sal铆a para alguna operaci贸n de agrimensura o para alg煤n peritaje caligr谩fico. El Concejo dio pasto a sus antiguos gustos comision谩ndolo para catalogar el archivo colonial de los Cabildos. Fruto de su labor fue encontrar una antiqu铆sima copia de parte del acta de la fundaci贸n espa帽ola de Arequipa, cabalmente de aquella parte m谩s da帽ada por la incuria y el tiempo en los documentos que utiliz贸 el Dr. Delgado para su restauraci贸n. Gracias a 茅l, pues, hoy poseemos casi completo el texto aut茅ntico de ese instrumento desaparecido. Fruto de su labor tambi茅n fue el libro Colecci贸n de algunos documentos sobre los primeros tiempos de Arequipa, cuyo t铆tulo no expresa todo su contenido, pues las dos terceras partes de la obra se contraen a historiar la vida de Arequipa desde sus p贸dromos(sic) preincaicos hasta el t茅rmino de las luchas de los conquistadores, con proleg贸menos sobre la geolog铆a, flora, fauna y climatolog铆a de la comarca. Al mismo tiempo regal贸 a la prensa diaria, bajo el rubro de Tradiciones y Antiguallas de Arequipa una serie de consejas, debidas a sus recuerdos de viejo o al archivo municipal.



    Cabrera Vald茅s, desde su juventud fue un escritor nacionalista. Entre nuestros viejos histori贸grafos, era el 煤nico que conoc铆a a los cronistas y a los primeros autores que se ocuparon de arqueolog铆a peruana: los dem谩s, o los citaban de memoria o de segunda mano. A煤n hoy los aqueja este mal, que implica simulaci贸n. La labor hist贸rica de Cabrera Vald茅s pudo, pues, aportar nuevos conceptos y datos, y se empe帽贸 en que fuese as铆. Desgraciadamente la comisi贸n se le confiri贸 cuando ya hab铆a entrado en la senectud, tras luengos a帽os en que estuvo desasido del medio. De ah铆 los defectos de su obra: los documentos no est谩n con frecuencia fielmente le铆dos; se equivocan nombres y t铆tulos; se var铆an aquellos para un mismo personaje; se cambia el tiempo de los fen贸menos o la situaci贸n de las cosas; se asevera a veces de memoria, etc. Nosotros mismos, no obstante el cari帽o y respeto que le guard谩bamos, tuvimos que hacerle rectificaciones desagradables. Es que con la edad, fallan la atenci贸n y la memoria. Pero nada de esto quiere decir que la obra hist贸rica de Cabrera Vald茅s, no signifique un esfuerzo y que no haya aportado material nuevo, aunque tenga que irse con tiento en su utilizaci贸n y hasta perder tiempo y esfuerzo en la rectificaci贸n.



    El libro lo public贸 el Concejo para el centenario de la victoria de Ayacucho. Cabrera Vald茅s prosigui贸 en su labor, y lleg贸 a proponer a la comuna la publicaci贸n de otro tomo cuyo sumario rese帽茅, pero cuyo texto no escribi贸. Salvo su ilustraci贸n. Cabrera Vald茅s est谩 como histori贸grafo dentro de la tradici贸n de la historiograf铆a arequipe帽a, que siempre fue llana, sin complejidades ni sutilezas, sin conjunciones ideol贸gicas ni altos conceptos, sin panorama ni elegancias de frase. S贸lo se except煤a, en cuanto a 茅stas, el poem谩tico mayada, que fue culterano, pero irremediablemente poeta. L茅ase a todos nuestros histori贸grafos, y se ver谩 como rastrean, avalor谩ndose apenas Zam谩cola y Echeverr铆a por su escrupulosidad y discreci贸n, y 茅stos y Morales y Cabrera Vald茅s por su correcci贸n en el decir. En sus tradiciones, tuvo el 煤ltimo el tino de no proponerse imitar al donoso ingenio de D. Ricardo Palma, como Cateriano. Son ellas simples relatos; sin el giro literario de Renato Morales; pero tambi茅n sin la bonhom铆a de Ib谩帽ez ni el desgre帽o de Mendoza del Solar.


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    Cabrera Vald茅s. no obstante su pobreza, se mantuvo rectil铆neo hasta el 煤ltimo d铆a de su vida: nunca se rebaj贸 a la mendicaci贸n del favor ni a la zalema de la adulaci贸n. Monosil谩bico habitualmente, rara vez chancero, no amengu贸 jam谩s la prestancia de su dignidad. Pudo, a su regreso al solar nativo mostrarse conservador y obtener as铆 posiciones sociales, pero no se mostr贸, permaneciendo noblemente fiel a las doctrinas liberales de su juventud. Pudo haber formado en la comparsa de los hombres del poder y obtener as铆 prebendas econ贸micas; pero no form贸, militando, mas bien, en bando que tuvo en contra a esos hombres. Tuvo puntos de contacto con el De谩n Valdivia por su celibato decoroso, por su af谩n de estudiar de todo,, por su rol de maestro, aunque no en el Per煤, y por su afici贸n desmedida a la milicia; pero le falt贸 la prestancia demag贸gica de caudillo que caracteriz贸 a aqu茅l sacerdote, su din谩mica masculinidad en la volici贸n, su fuerza para esculturar(sic) generaciones, su fe hebraica en los destinos de su pueblo y sus pasiones torvas y vehementes.



    Cabrera Vald茅s, renitente para postrarse en el lecho, cuando ya la enfermedad hab铆a hundido en sus entra帽as sus p谩lidos dedos, falleci贸 el 15 de diciembre de 1931. Nuestra palabra conmovida fue la 煤nica que vibr贸, en homenaje a su memoria, ante su ata煤d. Hoy entregamos estas p谩ginas biogr谩ficas a la historia de las letras nacionales, asoci谩ndonos a la recordaci贸n que de 茅l ha querido hacer 'Escocia, revista en cuya direcci贸n nos sucedi贸.



    (1).- Consta de los libros del Colegio de la Independencia, en el que se inclu铆a entonces a la Universidad, que a fines de 1852 rindi贸 ex谩menes bajo la direcci贸n del catedr谩tico Jos茅 M. Qu铆mper, i que se bachiller贸 en Jurisprudencia en 1855 o poco antes.


    (2) Corre esta partida en el libro N. 28, fs. 84, parroquia de Santa Manta. En la de defunci贸n err贸neamente se le ha considerado como boliviano. Sus padrinos fueron D. Miguel Abril y Do帽a Polonia Vald茅s.


    ESCOCIA. A帽o IV, N°13. Octubre de 1937.


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    Funerales




    Recorte Diario Diario EL Deber 16 de diciembre de 1931.

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    Publicaciones:


    • “Documentos Primitivos del Cabildo” Imp. Caritg y Rivera, 19...?
    • Tradiciones y Antiguallas de Arequipa
    • Colecci贸n de algunos documentos sobre los primeros tiempos de Arequipa, mandados publicar por el Concejo Provincial con ocasi贸n del " Centenario de la Batalla de Ayacucho.

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    Colaboraciones


    Colabor贸 en los siguientes peri贸dicos:


    • “La Bolsa” de Arequipa.
    • “El Pueblo” de Arequipa.
    • “El Deber” de Arequipa.
    • “El Eco del Misti”, 1880, conjuntamente con Jorge Polar y el poeta Manuel Mansilla.
    • “El Siglo” en La Paz-Bolivia, peri贸dico de su padre “Integridad”, semanario de el Tunante.
    • ‘‘El Sur”, fue su director, en Arequipa.
    • “Escocia” de Arequipa.
    • “Cultura” de Arequipa.
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    Cargos que desempe帽贸.


    • Profesor de Filosof铆a en el Colegio del Dr. N. Porcel. 
    • Tenedur铆a de Libros del C. de la Independencia. Oficial de la Secretar铆a de la Junta Departamental. Secretario de la Prefectura.
    • Diputado Primero en el Colegio de Abogados.
    • Catalogador de los Documentos del Cabildo en la Municipalidad.

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    Fuentes:

    • Revista ESCOCIA. A帽o IV, N°13. Octubre de 1937. Francisco Mostajo.
    • VLADIMIRO BERMEJO. S铆ntesis hist贸rica de Arequipa. Arequipa 1954.
    • Diario EL Deber 16 de diciembre de 1931.
    • https://www.familysearch.org