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    Datos Biográficos


    Esta notable dama, que tuvo tan grande figuración en nuestra vida republicana, nació en la ciudad de Arequipa el 27 de febrero de 1812, del matrimonio del General don Manuel Diez Canseco y Nieto,  y de doña María de las Mercedes Sánchez-Corbacho y Abrill. Por su padre descendía de los condes de Alastaya.  Fue  hermana de los presidentes Don Francisco y Pedro Diez Canseco Corbacho. 


    Doña Francisca Josefa Sebastiana Diez-Canseco y Corbacho, se bautizó en la parroquia del Sagrario el 29 de febrero de 1812.


     Francisca Diez Canseco Corbacho de Castilla.



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    Muy joven contrajo  matrimonio el dos de mayo de 1835 con Ramón Castilla y Marquesado, el caudillo militar más importante del siglo XIX, quien en 1821,se incorporó a las fuerzas de José de San Martín y en 1824, luchó en la decisiva batalla de Ayacucho. Posteriormente ya casado con doña Francisca, en 1844, se sublevó contra el dictador Manuel Ignacio de Vivanco, y después de derrotarlo en la batalla de Carmen Alto ganó las elecciones de 1845 convirtiéndose en Presidente Constitucional.


    Doña Francisca compartió  con él , su agitada vida pública, aunque siempre se cuidó de no intervenir en los asuntos políticos. 


    Fue siempre modesta y tan moderada en sus ambiciones, aun aquellas a las que tenía justo derecho, que jamás pretendió imponerse como Presidenta , prefiriendo el de dama respetable, que desempeñó con tino, lo mismo el cuarto de siglo , que el Mariscal Castilla. Fue árbitro de los destinos del Perú , que en los treintaiocho años posteriores, a esa época , que duró su viudez ,  sobrellevándola con dignidad y resignación .

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    Desde antes de ingresar a su primer gobierno el Mariscal y doña Francisca fijaron residencia en la calle de Divorciadas, esquina de la calle Higuera (hoy Jirón Cuzco, casi esquina con el jirón Carabaya) en Lima.


    Nunca, pero nunca doña Francisca vivió en las estancias de Palacio de Gobierno y a ellas solo concurría cuando debía hacer los honores a las fiestas ofrecidas por su marido en calidad de Jefe de Estado.


    No podía permanecer impasible a los acontecimientos realizados, durante el gobierno agitado de su esposo, especialmente en el segundo período, en el que una noche en la que, según costumbre establecida, se debía vigilar el menor de los actos de las personas , que visitaban la casa del Presidente ( calle Divorciadas) , un grupo de sediciosos, penetraron al patio, con intenciones no muy santas, a pesar del disimulo puesto en juego .


    La señora de Castilla , sin sorprenderse, recibió a los visitantes intempestivos, con fina atención, y les hizo tomar asiento , encargando al sirviente, que llamara al General, porque deseaban hablarle unos amigos, no sin hacer antes una seña de inteligencia. Mientras tanto , ella se dedicó a conversar con serenidad tan grande, sobre acontecimientos locales, que hizo caer en la trampa a los malos amigos.


    Fue esto, durante el tiempo necesario, para que el Mariscal, pudiera huir por los techos, y una vez tomada la calle, llegó al cuartel  de Santa Catalina , donde a su voz se hizo la reacción , y volvió a la cabeza del batallón que se mantuvo leal . El movimiento revolucionario quedó abortado, gracias a la prudencia de la señora Francisca.


    En los momentos en que se realizaba el movimiento del Mariscal Castilla , contra el gobierno del General Echenique, que terminó con la batalla de la Palma, el año 1854, temiendo el Gobierno, que los auxilios prestados por la señora Francisca , demorarían los planes del gobierno, se le mantuvo prisionera en su casa (era un tiempo en que se respetaba mucho a la mujer ), permitiéndose la entrada sólo de sus parientes y amigas.


    Fue así , como una tarde, que había llegado una señora de visita , cambió con ella la indumentaria , y cubriéndose con la tradicional manta , salió de su propia casa , sin ser notada . Horas después, vestida de marinero , llegaba al Callao, refugiándose en un buque extranjero.


    Como es conocido, Ramon Castilla era un aficionado al juego de cartas, así que se dedicaba a este juego en su casa de Lima, en Palacio de Gobierno o en su rancho veraniego de Chorrillos, juego en el que tomaba parte doña Francisca. Se cuenta que doña Francisca para lograr que su marido pudiera descansar por ratos o atender asuntos urgentes del mando, ocupaba su puesto en la mesa y seguía su juego hasta que el Mariscal volvía al juego.


    Uno de esos días, el 8 de noviembre de 1860 tuvo lugar un ataque sorpresivo de opositores al gobierno contra la residencia del Presidente, en la calle Divorciadas, donde Castilla estaba disfrutando de un momento de descanso que solía tomarse durante el juego y doña Francisca, que lo sustituía, enterada de lo sucedido, despierta a su marido y muy serena le ayuda a huir apenas con la ropa interior, por los techos de la casa. Luego de haber hecho esto, doña Francisca vuelve a tomar su puesto en el juego y espera ahí el desarrollo de los acontecimientos, que termina con el fracaso del asalto. Doña Francisca había cumplido, una vez más, su deber de esposa y compañera en un momento dramático en la vida del mandatario.



    Muerte de Castilla, Óleo de Longaray Dávalos.

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    Últimos años


    Cuando Ramon Castilla muere en 1868, doña Francisca se queda sola, sin el consuelo de los hijos pues no tuvo descendencia con el Mariscal. Con dignidad enfrenta las estrecheces económicas por el desapego al dinero de su difunto esposo. Dicen que solo deudas dejó el Mariscal y sus acreedores, por respeto a su memoria y a la soledad de su viuda, rebajaron sus créditos para facilitar a doña Francisca el pago de dichas obligaciones.


    Matrona de gran fe , se dedicó a la práctica del bien , sin ostentación ni petulancia. Su espíritu de caridad, la llevó a fundar una Casa para Señoras Pobres, señalándole renta suficiente para su sostenimiento.


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    La casa existe aún, y está situada en la calle de Mascarón, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, y entregada para su custodia al párroco de Santa Rosa de las Monjas.


    En todos pensaba y tanto cuando ocupaba el primer puesto de  mujer peruana , cuanto en sus días de viudez, su afán más gran de se circunscribía a trabajar a favor de los desgraciados.


    Doña Francisca falleció el 6 de noviembre de 1906, a los 94 años.


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    Reconocimiento


    El 29 de Mayo de 1943, se inauguró el Colegio Nacional de Mujeres “Francisca Diez Canseco de Castilla” en Huancavelica, de acuerdo a las gestiones realizadas por el entonces Senador de la Republica, Dr. Celestino Manchego Muñoz, quien tuvo una representación por cerca de 25 años por Huancavelica.





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    Fuente:


    • La mujer peruana a través de los siglos: serie historiada de estudios y observaciones.  Volumen I. Por Elvira García y García. 1924.
    • http://fdcanseco.blogspot.com/2018/08/resena-historica_21.html