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    Nació en Arequipa el 28 de septiembre de 1904 . Hija de Francisco Mostajo Miranda y Juana Álvarez y Perla. Escritora, poeta, periodista,  contadora y política; creció influenciada por el legado de su padre, un reconocido caudillo arequipeño, lo que despertó en ella una pasión por las letras y el periodismo. Estudió en la Escuela Normal de Arequipa y en el Instituto Arévalo, obteniendo un diploma de contadora en 1928. Realizó estudios también en la Universidad Mayor de San Marcos en Lima.




    Foto Familiar:  de pie: José S. Marroquín Guzmán, Nazareth Marroquín Mostajo, Julia Mostajo de Marroquín. Sentados: Fortunata y Francisco Mostajo Miranda.


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    En la década de 1940, se sabe que vivía en la calle Villalba No. 205. Trabajó como profesora de Labores y Corte y Confección en los Centros Escolares No. 960 y 953 durante dos años y en la Escuela No. 963 durante tres años. También impartió estas materias en las escuelas de Primer Grado No. 9549, 9404 y 9507. Ascendió al cargo de supervisora regional de la IV Región de Educación, donde se jubiló tras unos 33 años de servicio. Además, fue la creadora de planteles y programas de Educación Técnica y dirigió el Plan Piloto de Arequipa.


    A los 18 años, comenzó su carrera en el periodismo colaborando en las revistas que su padre había fundado y dirigido, como Justicia, Escocia, Prisma y El Ariete, entre otras. Siguiendo su ejemplo, fundó sus propias revistas, Juventud, Femenina y La Mujer, además de colaborar en varios periódicos locales como Noticias, El Pueblo, La Crónica, Eco, La Prensa y Correo. Como poeta, publicó sus versos en Chile, Argentina, Paraguay y España.



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    En 1942, se casó con José S. Marroquín Guzmán y juntos tuvieron una hija, Julia Nazareth. El 15 de agosto de 1971, junto a su hija, lanzaron la Revista Mistiana, un notable aporte a la cultura arequipeña, en la cual escribió numerosos artículos , como La navidad del niño Manuelito  (Arequipa, diciembre de 1972), aquí podemos atesorar algunos versos:


    ¡Oh ! Rey de todas las gentes.

    Y de todos deseado,

    Piedra angular donde se unen

    Los extremos de dos ángulos:

    Venid a salvar a! hombre,

    A quien formasteis de barro.



    Julia Mostajo escribió una sentida remembranza frente al fallecimiento de su padre, Francisco Mostajo, que a la letra dice:


    Veintisiete de marzo fecha lúgubre y triste y de margo recuerdo en que el reloj del tiempo inexorable y frío marcó la ultima hora de tu invalorable existencia. Fueron las tres de la tarde de un viernes de Dolores, cuando emprendiste el viaje que no tiene retorno. Tus ojos se cerraron con dulzor infinito, como quien se librara de una carga pesada, de una atmósfera impura, de una cárcel oscura, de un dolor de vivir. Jamás te infundió miedo la muerte y nunca amaste la vida, y es por eso que a la Parca esperaste cara a cara, sin que en ningún momento temblara tu conciencia, y muchos menos la estirpe de tu raza traicionara tu limpia creencia, la que aireonó tu vida.


    Fue larga tu dolencia, mayor tu estoísmo. Cuando viste cercano el momento Supremo, te encerraste en el Castillo de tu propia grandeza. con los ojos cerrados; pero abiertos nada dentro, para mirar mejor las dotes que el Divino Maestro puso en ti, para que en tu peregrinaje por este mundo vil, tu alma permanecerá incólume basta el fin.


    Azul del infinito, luz de nuestro sol, albor de nuestras nieves y volcánico fuego, atesoraron tu alma. Tus lucha nobles, tu afán infatigable de redención  social Al sonar la trompeta de tu gran rebeldía, despertaron los reptiles y escupieron su baba en tu limpio camino; de odio,  envidias e injusticias, pero nada de alcanzó ¡Padre mío! eras que en éter te cernías.


    ¡Oh! tu muerte fue la prolongación de un sueño, sereno, cuando tu alma tendió el vuelo hacia el mundo mejor, la faz de tu cuerpo que con nosotros quedaba ¡cómo se transfiguró!  era la faz de un apóstol con el rictus de un Supremo desdén.


    El hogar del que fuiste la alegría y el alma se ha tomado triste, inmensamente triste, desde que te fuiste.


    Se agotaron las flores que a tu tumba yo llevo, del jardín que cuidabas y en los ratos de descanso con amor cultivabas.


    Al manojo de flores que llevo, agrego esta del alma, que no ha de marchitarse, sino cuando yo muera (Arequipa, 27 de mayo de 1955).

     

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    Fue fundadora del  partido popular Cristiano (PPC) en 1967 y candidata para la asamblea constituyente de 1978.




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    Ostenta diplomas Honoríficas y dos Medallas de Oro otorgadas por  la Municipalidad Provincial de Arequipa. Se encargó de asegurar y difundir el legado de su padre, su biblioteca y colecciones, sus cartas y fotografías. Posteriormente su nieta Nazaret Marroquín Mostajo continuo con esta tarea hasta la actualidad.


    Julia Mostajo Álvarez de Marroquín falleció coincidentemente un  28 de septiembre del 2006, en la fecha de su cumpleaños número 102.



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    Fuentes:

    • Escritoras Maestras y Artistas, Hélard Fuentes.
    • Revista Mistiana. 1978.