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    Tránsito Abril  Llosa y Peña es una figura histórica notable de Arequipa, reconocida principalmente por su carácter pleitista y su papel en la sociedad arequipeña del comienzos del siglo XX.


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    Datos biográficos principales:


    María Josefa Tránsito Abril  Llosa y Peña fue hija del coronel Mariano Bruno Abril y Llosa, un hombre que no solo destacó como prefecto de Arequipa y combatiente en la Guerra del Pacífico, sino que también era reconocido por su amabilidad y buen carácter. En contraste, su madre, doña María Josefa Peña Velarde tenía un temperamento algo peculiar.


    Su nombre completo era María del Tránsito Emilia Llosa y Peña, nacida en Arequipa en 1866 y bautizada en la parroquia del Sagrario  el  14 de agosto de 1867.


    Sus hermanos fueron:

    • Manuel José Benigno Abrill y Peña. (1869-?)
    • María Elena Zara Abrill y Peña. (1872-?)
    • María del Carmen Julia Abrill y Peña. (1873-?)
    • María Luisa Abrill y Peña. (1876-?)
    • Adelaida Abrill y Peña. (1878-?)

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    Contexto familiar y social:


    Provenía de una familia influyente; su padre, Mariano Bruno Abril y Llosa, fue una figura política relevante en Arequipa, lo que explica el acceso de Tránsito Abril a espacios de poder y decisión en la sociedad local.


    Su vida transcurrió en una época de grandes cambios en Arequipa, una ciudad que durante fines del siglo XIX y comienzos del XX tuvo un papel importante en la política y economía del Perú, sirviendo como contrapeso a la centralización limeña y siendo escenario de movimientos sociales y políticos relevantes.


    Tránsito se casó en  Arequipa el martes 22 de julio de 1902 con Alejandro F.  Llosa y Benavides  y tuvo un hijo llamado  Luis Llosa y Abrill.


    Falleció  en la ciudad de Lima en 1917, a los 74 años.


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    La Casona Abrill y Peña


    Casona de la familia Llosa y Peña.

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    Su casa se ubicó  en la calle  de la Quincena N.º 112 , hoy  primera cuadra de la Calle Piérola, justamente esta calle lleva ese nombre porque fue también la casa donde nació "El Califa" Don Nicolás de Piérola y Villena. 


    Con anterioridad fue propiedad de don Pío Tristán. A raíz del triunfo de Gamarra con la ayuda chilena contra la Confederación. la casa fue confiscada. quitándosela a su propietario, y se ordenó que la  Corte Superior de Arequipa se trasladara a ella, lo que hizo, dejando la de los herederos de don Agustín Velarde. en la antigua calle de Huérfanos, llamada de la Maestranza  hoy  Dean Valdivia

    .La Corre se instaló el 1º de agosto de 1839 en la casa de 'Tristán,  y muy  confortable y bien conservada debía de estar cuando solo se gastó 189 pesos en esa instalación.  Tristán logró que se levantara el secuestro y desde el 14 de abril de  1840 se le pagaron 600 pesos anuales. 


    Don José Sebastián de la Llosa y Benavides adquirió la casona  el 1ro de diciembre de 1841, por escritura otorgada en Lima ante Juan Antonio Menéndez; y a poco solicitó la devolución del inmueble por 
    lo que la Corte se trasladó a los altos de la casa del Cabildo, en el Portal de Escribanos, hoy Portal de la Municipalidad. donde funciona el Concejo Provincial. Como según un Padrón de Contribuciones del año 1858, publicado en El Registro Oficial  de Arequipa, don José Sebastián de la Llosa era también propietario de la casa Nº 117 ósea la que fue  también del Instituto Mercantil, hay que convenir en que  fue dueño de ambas casonas que se ubicaban frente a frente. (hoy la N.º 117 son espacios comerciales).


    Fue también propietario de la casa nativa nº 112, don Bruno Abrill y Llosa y posteriormente la familia Abril y Peña. .A la muerte de Piérola, doña Tránsito Abrill y  Peña, sostuvo que esta casa de su familia había sido la del nacimiento, polemizando  en el diario La Bolsa de Arequipa con don Julio C. de Piérola, deudo de don Nicolás. 


    La casa tenía grandes ventanas pintadas de color blanco, que no eran pegadas a la pared sino medias redondas, con una gran puerta. 


    La vivienda quedó muy deteriorada por los fuertes terremotos del siglo XX y fue vendida y adquirida por el Estado para que albergara el local que hoy tiene el Banco de la Nación.

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    Legado:


    Tránsito Abril es un ejemplo de la presencia femenina en la historia regional arequipeña, destacando por su carácter y participación activa en la vida pública, en una época donde la visibilidad de las mujeres era limitada.


    Su figura sigue siendo objeto de interés tanto en la historiografía local como en la literatura, representando el espíritu combativo y la complejidad social de Arequipa en el siglo XIX.


    En resumen, Tránsito Abril es recordada como una mujer singularmente activa y polémica en la historia de Arequipa, cuya vida refleja tanto la dinámica social de su tiempo como la importancia de las mujeres en la historia regional peruana.


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    Anecdotario


    [...] Don Bruno Abril, que era todo un señor, tuvo la desgracia de sostener  constantemente juicios con sus hijos que se parecían a su madre, que, según  decían, era de armas tomar. En un juicio de desheredación con su hijo Manuel, sometió a éste a juramento decisorio y tuve la ocasión de presenciar la  actuación interesante que se produjo en el juzgado que despachaba el Dr.  Bustamante y Rada. Don Bruno llevó un crucifijo y dos candeleros con ceras y pidió al Juzgado que el juramento que iba a prestar su hijo Manuel lo  llevara a cabo ante el crucifijo después de encendidas las ceras. Don Bruno  alegaba que su hijo había querido asesinarlo y fundaba su demanda de  desheredación en este hecho, que fue negado rotundamente por el demandado al prestar el juramento decisorio solicitado por su padre.



    Doña Tránsito Abril de Llosa, que era  una mujer de gran fisonomía, dedicada a comprar pleitos que ella misma  defendía, haciendo autorizar sus escritos con abogados de ínfima categoría  dedicados a esta vergonzosa práctica profesional. Doña Tránsito trabajaba  dos fincas en Vítor denominadas la Tránsito y la Abril y se la veía en las  faenas principales a caballo como Doña Bárbara, vigilando a sus peones y  empleando un lenguaje plagado de interjecciones groseras. Decía que la  gracia no era ganar un pleito justo sino uno injusto y para conseguirlo sobornaba a jueces y escribanos prodigándoles regalos, principalmente unos  vinos de estilo Jerez y Oporto que su padre el Coronel Don Bruno Abril  había fabricado guardándolos durante muchos años en toneles de roble  con restos, que se llamaban «madre», de vinos españoles y portugueses. 



    En  una ocasión queriendo que se excusara en sus juicios un magistrado recto y  honorable que no pudo sobornar con sus regalos lo esperó en la puerta del  Palacio para injuriarlo. Los padres de este magistrado habían tenido una  panadería en la que se elaboraba el conocido y sabroso pan común, que era  un pan fabricado con harina mezclada con afrecho y que se parecía al pan
    negro alemán y los deliciosos molletes que los muchachos comprábamos a  cinco centavos, rellenos con jamón, queso o chancaca. En la panadería de  esos señores, como en todas las demás de esa ciudad, se usaba como combustible unos arbustos resinosos que se recogían en los cerros vecinos y que  se llamaban «ccapo». Doña Tránsito queriendo injuriar a ese magistrado, como si la industria que ejercieron sus padres hubiera sido una vergüenza, se ponía en la  puerta del Palacio de Justicia y cuando se acercaba el magistrado en referencia empezaba a decir a las personas que la rodeaban: «¿sienten el olor a  ccapo?» 



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    En una ocasión me llamaron como vocal suplente para resolver un  asunto de Doña Tránsito que estaba en apelación y me recusó diciendo que  yo era su enemigo. Se me pidió informe y como yo negara la enemistad  aducida, se recibió el incidente a prueba y Doña Tránsito se presentó a la  audiencia a informar de palabra y entre otras cosas dijo: El Dr. Bustamante  es mi enemigo pues cuando yo lo encuentro en la calle le digo: «zorro con  anteojos» y él me contesta: «mona p. . .» (por supuesto pronunció la palabra completa). Los vocales se rieron, la llamaron al orden y desestimaron la  recusación, pero yo me excusé de intervenir, dándole gusto a esa pintoresca  litigante de profesión. En su vida tuvo actitudes curiosas unas y reveladoras otras de su maldad y mal carácter.



    Hallándose Doña Tránsito una tarde en el patio del Palacio de Justicia  de Arequipa, se produjo un fuerte temblor mientras los vocales estaban todos juntos celebrando un acuerdo de Sala Plena. Doña Tránsito empezó a gritar: «¡Señor!, aprovecha ahora que están todos juntitos para que desaparezcan!, ¡Ten misericordia de nosotros!, ¡Aprovecha Señor, aprovecha!



    Contaban que Doña Tránsito, cuando su padre ejerció la prefectura  del departamento, siguiendo la costumbre de su madre, lo instaló en el mejor  dormitorio de la casa y que cuando dejó el cargo lo trasladó al sector de la  servidumbre. Disgustada en una ocasión con su progenitor, arrojó por el  balcón de su casa sus colchones, la ropa de cama y demás enseres provo cando un escándalo que pudo costarle la vida pues el pueblo se indignó y  amotinado quiso lincharla, impidiéndolo la policía.



    Doña Tránsito Abril, a las cuatro de la tarde, en que se terminaba  generalmente el despacho judicial, marchaba encabezando un grupo de  escribanos y de tinterillos a su servicio, hacia las chicherías donde les invitaba sendos vasos de chicha.[...] Manuel J. Bustamante de la Fuente.


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    [...] Doña Tránsito no pisó nunca una universidad, ella compraba juicios y peleaba con todos los jueces y vocales por lo que se hizo de mala fama, así también ella redactaba sus escritos legales que firmaban abogados de segunda.


    Cierta vez, doña Tránsito acogió en su casa a una anciana muy enferma. Cuando un juez intentó obligarla a devolverla a sus parientes, ella se excusó diciendo que la pobre señora no podía regresar porque sufría del mal de altura. La verdad, según se rumoreaba, era otra: lo que Tránsito quería era quedarse con los bienes de la mujer.


    Ella tenía costumbres muy particulares. Como los escribanos de la época, a las cuatro de la tarde iba a las picanterías a degustar valga la redundancia  picantes acompañados de buena chicha, y se divertía viendo cómo los hombres se emborrachaban. No era raro que, al cruzarse con un juez o un vocal, escupiera al suelo con desprecio.


    En una ocasión, un abogado decidido a desenmascarar sus intenciones la enfrentó. Ella, sin pelos en la lengua, lo insultó diciendo que tenía "ojos de búho". Él, sin quedarse atrás, le devolvió el golpe verbal llamándola "vieja" y agregando una palabra que mejor no repetir.


    Se dice que doña Tránsito llegó a estar involucrada en más de 200 procesos judiciales por toda clase de asuntos. Y cuando la rabia la dominaba, se montaba a caballo y recorría las calles furiosa, blandiendo incluso una espada que había tomado del arsenal de su padre. [...] Dante Zegarra López.


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    Doña Tránsito y sus Invitados a la Chichería,  por Álvaro Núñez Ureta.

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    Relevancia histórica y social:


    Tránsito Abril es recordada como “la más pleitista en la historia de Arequipa”, es decir, una mujer conocida por su constante participación en litigios y disputas legales, lo que la hizo famosa en su época.


    Su vida y personalidad han inspirado obras literarias, como la novela "Doña Tránsito Abril" de 2007, que retrata los diversos mundos de la ciudad y campiña arequipeña del siglo XIX, mostrando la atmósfera social y cultural en la que se desenvolvía.



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    En 1997, Borka Sattler de Chirinos publicó la novela Doña Tránsito Abril. Con una narrativa que evoca la sensibilidad visual del impresionismo decimonónico, la autora recrea de forma imaginativa y con toques de magia la vida extraordinaria de Doña Tránsito Abril, reconocida "leguleya" arequipeña. La obra nos sumerge en la atmósfera del Arequipa del siglo XIX, mostrando la riqueza de sus paisajes urbanos y rurales a través de las vivencias diarias de las mujeres que rodean a Tránsito Abril Peña. Como si se tratara de una pintura detallada al estilo puntillista, Sattler dibuja con delicadeza la esencia y emociones de su protagonista, mientras resalta con múltiples matices la fuerza y perseverancia de esta mujer autodidacta.


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    Fuentes:

    • La Monja Gutiérrez y la Arequipa de ayer y de hoy .  Manuel J. Bustamante de la Fuente . Arequipa - 2005.
    • La Corte Superior de  Justicia de Arequipa-1825·1925.  Bustamante Ugarte. Arequipa, 1925. 
    • Diccionario Biográfico de Arequipeños. Dante Zegarra López.
    • DON NICOLÁS DE PIÉROLA  UNA ÉPOCA DE LA HISTORIA DEL PERÚ. Imprenta Santa María Lima .Alberto Ulloa. 1949.
    • https://diarioelpueblo.com.pe/2024/01/21/una-mujer-fue-la-mas-pleitista-en-la-historia-de-arequipa
    • Imagen de portada:   Doña Tránsito y sus Invitados a la Chichería,  por Álvaro Núñez Ureta.