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    El 11 de agosto de 1861, en la ciudad de Arequipa, nació María Justa Masías y Llosa, una mujer recordada no solo por su belleza, sino también por el papel que le tocó desempeñar en un episodio singular de la historia republicana del Perú. 


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    Nota: Según el historiador Gustavo Bacacorzo Justa Masías y Llosa  contaba con un inigualable atractivo, fue cortejada  en Arequipa por  personajes como el contraalmirante Lizardo Montero. 

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    Hija de Diego Masías y Llosa, militar y caudillo arequipeño quien provenía de una familia de fuerte arraigo político y social cuya actuación  fue importante en las revoluciones de Arequipa de mediados del siglo XIX,  Su abuelo fue Agustín Masías Sanz Medrano y su abuela, Anselma Llosa y Benavides. 




    Antigua Casona de los Masías y Llosa en  la esquina de las calles Sucre y Puente Bolognesi. 


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    Nota:    Fue descendiente  de Juan de  Llosa y Llaguno, un maestro de campo español que arribó al Perú en el siglo XVII afincándose en la ciudad de Arequipa donde en 1703 contrajo matrimonio con la dama peruana Francisca de Bracamonte y Bustíos. Esta unión es origen de una numerosa familia de abogados, religiosos, jueces, políticos, poetas, literatos y militares. 

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    Diego Masías, junto a sus hermanos, tuvo un papel protagónico en la revolución moralizadora de 1854 en Arequipa, un movimiento liderado por el general Ramón Castilla. 


    En 1855, Diego contrajo matrimonio con Jesús Llosa y Abrill, hermana del coronel Francisco Llosa y Abrill, militar destacado durante la Guerra del Pacífico así como de su hermano José Manuel, también militar , y Luis Ceferino quien llegase a ser alcalde de Arequipa . De esta unión nacería Justa, heredera de una tradición de patriotismo y compromiso social.


    Años más tarde, el 17 de junio de 1893, Justa protagonizó uno de los eventos más fastuosos de la sociedad limeña de fines del siglo XIX: su boda con el entonces presidente del Perú, Remigio Morales Bermúdez. La ceremonia se celebró con gran pompa en el Palacio de Gobierno, en Lima, y fue considerada el acontecimiento social del año.





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    Nota: Remigio Morales Bermúdez  militar y político peruano,  ocupó la Presidencia del Perú entre el 10 de agosto de 1890 y el 1 de abril de 1894.

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    La crónica del diario El Comercio de Lima relató con detalle la magnificencia de aquel día. Asistieron alrededor de 1,500 caballeros, todos cuidadosamente seleccionados. Las mujeres presentes fueron exclusivamente familiares muy cercanas de los Macías. Los padrinos del enlace fueron el ilustre arequipeño José María de la Jara, antiguo ministro de Hacienda, y Jesús Llosa y Abrill, madre de la novia. La boda tenía todos los ingredientes de un cuento de hadas. Sin embargo, el sueño se tornó en tragedia poco tiempo después. 



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    El historiador Juan Guillermo Carpio Muñoz recordó este episodio en su libro Texao Tomo III, Arequipa y Mostajo, en una anécdota titulada ¡ Oh vanidad de efímeros destellos! señalando que la boda más lujosa de Lima hasta ese momento terminó sumida en el dolor.


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    ¡Oh vanidad de efímeros destellos!


    Cuando el general Cáceres estaba por terminar su período presidencial, ante la imposibilidad de ser reelecto, optó por elegir entre sus partidarios a quien debía sucederle y, en tal razón, designó al coronel Remigio Morales Bermúdez para ser el candidato del partido gobiernista: Constitucional, en las elecciones. En realidad, Morales era ya el Primer Vicepresidente de la República. Como en una carrera de postas, el 10 de agosto de 1890 Cáceres entregó la Presidencia a Morales, con el compromiso evidente de recibirla de nuevo cuatro años después, como efectivamente sucedió.


    A casi 3 años de su gobierno, el coronel Morales Bermúdez, de 57 años de edad a la sazón, decidió contraer matrimonio. La elegida fue la señorita arequipeña Justa Masías y Llosa. Como ustedes comprenderán, la determinación presidencial hasta donde llega mi documentación histórica: única vez que un presidente peruano en ejercicio contrajo enlace, tal vez con la sola excepción de nuestro paisano el doctor Francisco García Calderón que en 1881 se casó en ceremonia privada en la ciudad de Lima ocupada por los chilenos y cuando él era uno de los dos presidentes provisionales de esos tiempos terribles, alborotó las cotarros limeños y arequipeños hasta el delirio.


    A partir de las 7 de la noche del 17 de junio de 1893, la Plaza de Armas de Lima parecía una gigantesca tapa de hormigas, pues, mil quinientos caballeros de tarro y levita y no más de diez damas, descendían de calesas y carruajes de todo tipo y entraban a Palacio de Gobierno que estaba resguardado por 50 efectivos de artillería vestidos de gran parada. La razón de la diferencia numérica entre los invitados de uno y otro sexo, se debía a que dada la estrechez de la Capilla Presidencial sólo fueron invitados varones, salvo las familiares más próximas de los contrayentes. A las ocho en punto de la noche, partió S. E. a la casa de su novia para traerla a palacio, iba acompañado de un gran cortejo: ministros, jefes del Ejército y la Marina, jefes de poderes públicos que en infinidad de carruajes y escoltados por soldados de caballería. 


    Estuvieron de regreso 45 minutos después. Los novios entraron por la puerta principal a Palacio de Gobierno, siendo saludados por una salva de aplausos y a los acordes de la Marcha Nupcial de Mendelssohn interpretada por una gran orquesta dirigida por el profesor Cassoratti. Acto seguido, todos se trasladaron a la capilla que refulgía de luces, sedas y flores. La novia lucía un hermoso como complicado traje, confeccionado exprofeso por la Casa Pigmalion de Francia y obsequiado por su tía Tránsito Llosa; el vestido de cola era de estilo Luis XV e íntegramente hecho con tela Peau de Cygne, encajes de Bruselas y un ele- vado número de ramitos de azahar; los zapatos y medias que llevaba Justa, fueron obsequia- dos por su nodriza Ana Fuentes; ayudaban a llevar la cola los niñitos Tránsito y Carlos Llosa. Por su parte, el novio, ese día hacía el estreno de su uniforme de General de Brigada, rango al que acababa de ser ascendido por el Congreso de la República.


    La ceremonia fue celebrada por el Arzobispo de Lima Manuel Bandini, actuando de testigos: Pedro Zavala (Ministro de Gobierno), Eugenio Marquezado (Ministro de Hacienda), Salvador Cavero (Fiscal de la Corte Superior de Lima) y Carlos Paz Soldán (Secretario Privado de S. E.). Terminado el acto religioso, novios y concurrentes se dirigieron a los elegantes salones de palacio donde se sirvieron champagne rosado y una serie de bocaditos y pro- ductos de confitería preparados por la Casa Boudrot. 


    En la ocasión se estrenó el nuevo servicio de mesa de Palacio de Gobierno para 500 personas, traído especialmente de París por la Casa Broggi, la fina cristalería y porcelana de vasos, platos y fuentes, así como los cubiertos, manteles y demás tenían la inscripción "P. de G. Perú". Siendo las diez y media de la noche, aproximadamente, los recién casados, ministros, cancilleres, cónsules, obispos, jefes militares, senadores, diputados y demás, partieron en los coches del gobierno, particulares y de plaza, hacia la casa de la familia Masías donde sería la recepción de esponsales, en la calle de Santa Marta.


    Así como en la Plaza de Armas, en las rejas exteriores de la mansión Masías pintadas de blanco y dorado, miles de ojos de gente de pueblo trataba de identificar a los personajes, que subiendo las escalinatas de mármol, entraban a los salones cuyas paredes prácticamente se perdían entre los amplios cortinajes de felpilla y guinda. 


    La casa, por donde se la mirase, era la materialización de la ostentación más desmedida: muebles floreados en estilo María Antonieta, grandes espejos venecianos, chineros, estatuas que habían merecido premios en la última Exposición Internacional de París, alfombras de Bruselas siglo XVIII, porcelanas de Sevres, jarrones japoneses, cristal de Bacarat, comodines de jacarandá, cortinajes Pompadeur, lavatorios de plata sobre mesas de mármol rosado, etc. Mientras se distribuían los invitados en los salones, la gran orquesta de Cassoratti interpretaba las oberturas de Lucrecia Borgia, Hernani y Guillermo Tell. La recepción fue principesca y terminó con las primeras claridades del día siguiente.

    Fueron numerosísimos y valiosos los obsequios que recibieron los contrayentes. Sólo les mencionaré que la novia regaló a su Remigio un juego de accesorios de escritorio íntegra- mente en plata y oro; y que Remigio regaló a su Justa: un collar de brillantes, una estrella de brillantes para la cabeza, un juego de pulseras de brillantes, tres anillos solitarios con brillantes, un anillo de perla con cerco de brillantes, un par de solitarios de brillantes para las ore as, un par de aretes de estrella con brillantes, un juego de lavatorio de plata, un juego de té de oro y plata y un estuche de plata y marfil. La Sra. de don Fabricio Cáceres les obsequio 2 medallas de oro y 200 de plata piña que en el anverso tenían los bustos de los contrayentes y, en el reverso, la siguiente inscripción: 


    "Excmo. Señor General Remigio Morales Bermúdez Justa Masías. Lima. Junio. 1893".


    Faltándole 4 meses y días para terminar su período presidencial y después de 9 meses de su soberbio matrimonio, murió Remigio Morales Bermúdez luego de violenta enfermedad. Justa quedó embarazada "de 2 ó 3 meses", según testamento; y con el desconsuelo de haber tenido un matrimonio que empezó como un cuento de hadas y terminó con visos de tragedia griega.


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    Nota: Con ocasión de su matrimonio el conocido grabador José Francisco Rodríguez produjo una bella medalla de plata que muestra a los novios de perfil, según recuerda E. Dargent Chamot.

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    Antiguo Palacio de Gobierno en Lima. 1860.

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    Antiguo Palacio de Gobierno en Lima. fines del siglo XIX.

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    Puerta principal del antiguo Palacio de Gobierno. Justo frente a la Plaza de Armas, donde hoy existen grandes rejas como entrada. Fotografía La Página Perdida.


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    En el libro "Sucedió hace un siglo, Segunda Serie" de 1996, Héctor López Martínez narra lo siguiente:



    [...] La ceremonia se realizó el sábado 17 de junio de 1893 y fue oficiado por el Monseñor Manuel A. Bandini, Arzobispo de Lima, en la capilla de Palacio de Gobierno "adornada con sumo gusto y sencillez".

    El Palacio de Gobierno, fue convertido en un haz de luz. La entrada estaba iluminada por un sol de gas "de muchos rayos". Se había levantado un bosque artificial, dejando en medio un pase libre, alfombrado y flanqueado por multitud de macetas y plantas de ornato. Dicho pasaje conducía al salón de recepciones, espléndidamente adornado. En la puerta cincuenta soldados del Regimiento de Artillería, en uniforme de gran parada, formaban guardia, mientras los edecanes, cubiertos de entorchados, recibían a los invitados. Estos, que eran 1500, fueron en su inmensa mayoría hombres, pues las únicas damas presentes pertenecían al circulo familiar y amical mas cercano de la novia.

    Un colorido cortejo de carruajes salió de Palacio a las 8 pm y fue a recoger a la novia, quien esperaba en su residencia de la calle Santa Maria (actual cuadra 6 de la avenida Abancay). Luego la comitiva retorno a la casa de Gobierno y la pareja hizo su ingreso mientras la orquesta dirigida por el maestro Felice Casorati interpretaba la marcha nupcial de Mendelssohn.

    El traje de la novia, era de estilo Luis XV destacando en el finos encajes de Bruselas. Fue un obsequio de la señorita Tránsito Llosa, prima de la novia. La cola del suntuoso atuendo era llevado por los niños Carlos y Tránsito Llosa. Morales Bermúdez lucía esa noche uniforme con las insignias de general de brigada.

    En la recepción en Palacio se estrenó el servicio de mesa mandado traer de París para 500 personas. Bertolotto, dueño del mejor restaurante de Lima, fue el encargado del buffet. Los obsequios que recibió la pareja fueron muchos y de gran valor. El Presidente ofreció a su novia "un collar de brillantes, una estrella de brillantes y rubíes para la cabeza, un par de solitarios (aretes), otro par de aretes estrellas de brillantes, un juego de lavatorio de plata, un juego de té de oro y plata y un estuche de plata antigua con marfil". Pedro Zavala, Ministro de Gobierno, obsequió un juego de lavatorio de oro y plata; Eugenio Marquezado, Ministro de Hacienda, un prendedor y adorno para la cabeza de brillantes y rubíes; el coronel Pedro Muñiz, Prefecto de Lima, un aderezo de brillantes y rubíes; el general Andrés A. Cáceres, una pulsera y adorno de cabeza de brillantes, etc, etc.

    La flamante pareja presidencial fue a vivir a la casa de la familia Masías, en la mencionada calle Santa María, donde se acondicionó el primer piso para ellos con muebles estilo María Antonieta, espejos venecianos, alfombras de Bruselas y artísticas estatuas de bronce. En los salones de la casa predominaban los colores salmón y oro y en la cámara nupcial los tonos fresa y perla.[...] 


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    El 23 de marzo de 1894, el presidente Morales Bermúdez cayó gravemente enfermo. A pesar de los esfuerzos médicos, falleció el 1ro de abril, justo el día en que debían celebrarse las elecciones para elegir a su sucesor,  dejando a María Justa viuda y embarazada de apenas dos o tres meses, según consta en su testamento. 


    Del matrimonio nació un hijo, Ricardo, que lamentablemente falleció a temprana edad. Con el tiempo, Justa llevó una vida discreta, dedicada al entorno familiar. Según Gustavo Bacacorzo en su libro Los Macías de Arequipa, sus últimos años fueron duros, marcados por la soledad y el silencio. No obstante, supo sobrellevar esa etapa con entereza y dignidad.


    Justa Macías de Morales Bermúdez falleció en Lima el 27 de septiembre de 1925, dejando tras de sí la imagen de una mujer noble cuya vida osciló entre el brillo de la alta sociedad y las sombras de una tragedia inesperada.


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    Fuentes:


    • Las presidentas del Perú. Biblioteca Nacional del Perú, Fondo Editorial,  Ricardo Vegas García. 2002.
    • Sucedió hace un siglo, Segunda Serie, Héctor López Martínez, 1996.
    • Los Masías de Arequipa. Gustavo Bacacorzo. Arequipa 1996.
    • https://www.familysearch.org/