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    Fotografía Diario El Pueblo año 1971.

    La Cometa

    Llega el mes de Agosto y los vientos soplan sobre el fértil valle de Arequipa,  Uno de los juguetes de la temporada es sin lugar duda la cometa. Nació en China hace tres mil años y se extendió luego hacia otros pueblos asiáticos. Primero se fabricó en papel de arroz y cañas de bambú, pero era tan frágil que sólo resistía un vuelo. Occidente la conoció a partir de los viajes realizados a China por Marco Polo, y posteriormente con la llegada de los conquistadores europeos , llegó a tierras americanas.



    Las primeras cometas chinas, que datan de los Estados Combatientes(453-222a. C.), fueron confeccionadas con madera liviana y se utilizaban para fines guerreros, tales como cargar a un hombre que observaba los movimientos del enemigo o enviar mensajes entre destacamentos militares. Las cometas posteriores hechas de papel y bambú se consideran como juguetes, y hacer volar la cometa es algo para divertirse en un día ventoso.



    La cometa propició el desarrollo de la aeronáutica. En 1894 los hermanos Wright elaboraron una cometa de doble cuerpo para estudiarla y construir las alas de su avión. Cuando el 17 de diciembre de 1903 lanzaron el primer avión de motor, la cometa fue denominada como “madre del avión”.



    ¿De qué están hechas?



    1.       El armazón u esqueleto:  es de “paja de cortadera” , La Cortadera (Cortaderia selloana) es una planta de color verde, tallo alto y aflautado, hojas largas y delgadas, cuyas flores  como penachos de color blanco perlado, crecen aún  en las riberas de ríos, lagunas, estanques  y hasta de las acequias grandes , aunque cada vez más  difíciles de encontrar  ya que la urbe le ha ganado terreno a la antigua y abundante campiña arequipeña.

           Antiguamente  se podían encontrar tan a la mano que hasta una antigua calle, de la vieja Yanahuara, se llama “Cortaderas” ya que por  ella pasaba una acequia, (hoy canalizada) en cuyos bordes crecía frondosa la  mencionada planta.


    Postal que muestra la "Cortadera" años 70.

    Plantas de Cortadera en Chiguata, fotografía del señor Carlos Zuñiga




    Para confeccionar la cometa la paja de cortadera  se tenía que cortar  con cuidado ya que como su mismo nombre lo indica  su corteza produce cortaduras tanto en las manos como en los pies , ya que muchos niños en la chacra andaban pataccalas , una vez  conseguida, se tiene que hacer secar para luego escoger las  más resistentes  para  empezar a diseñar. Además se tenía  mucho cuidado también con las flores de la planta ya que estas  como pelusas se podían meter en los ojos.





    Calle Cortaderas en Yanahuara comienzos del siglo XX.



    2.       El papel: Rebautizado como  “papel cometa” por tener una contextura propicia para que el juguete resista el golpe del viento, este es  más  resistente que el papel seda o sedita,  y más delgado que el papel periódico y se encontraba desde las pequeñas tiendas del barrio,  hasta en las grandes librerías  de la ciudad, sus variados colores ilusionaban a los ccoritos, cuya imaginación vislumbraba al juguete deseado.

    Sirve para recubrir la cometa, además para confeccionar los adornos  que le queramos agregar , y también para elaborar  “los zarcillos”  o aletas a los costados de la cometa sobre todo en las que son de forma romboidal, esto para estabilizarla  y evitar que cabecee manteniéndolas en equilibrio, estas hacen un trabajo conjunto con la “rabera”, pero como aumentan el peso de la cometa tienden a ser  cortos.  Para confeccionarlos se realiza de la siguiente manera.
     



    3. El pabilo, pita o pitilla: Se encuentra en tres puntos clave de la cometa.

    a) Para unir el armazón, es decir las pajas de cortadera según el diseño que se quería tener, Estas se empezaban  a unir desde el centro. Además de delimitar los contornos de la cometa.




    b) Para  confeccionar los “tiros” o tirantes , cuerdas que después de recubrir con el papel el  esqueleto, se atan en diversos puntos de la cometa, según el diseño que se tenga previsto.Su función es  la de controlar el desplazamiento aéreo de la cometa.




    c) En la parte inferior de la cometa para  sostener la “rabera”.




    d) El ovillo de pabilo en sí, que sirve para elevar la cometa.


       

     4.       El almidón y el engrudo. Usado indistintamente, pasaremos a mencionar el primero.

    En el recuerdo de muchos arequipeños se encuentra “el almidón” sustancia producida del trigo, hay que recordar que antaño Arequipa contaba con mucha agricultura y uno se los productos principales fue el trigo.

    a)       El almidón se hacía mediante un proceso en donde el trigo  se remojaba, se hacía un enjuague, luego se trituraba o se machacaba y  el resultado, una agua lechosa se depositaba en tinajas.  Luego al asentarse se botaba el agua y quedaba el almidón que seguidamente se  retiraba y se hacía secar; de esto salían varias clases de almidón uno de los cuales el mejor se llamaba: almidón flor. Las cáscaras del trigo -que era el afrecho- no se botaba pues servía para alimentar los cerdos. El almidón además de servir para almidonar (valga la redundancia) ropa, servía como pegamento  para las cometas.

    b)      El engrudo es otro pegamento alterno, el cual se fabrica  a base de harina diluida en agua fría y luego calentada,  moviendo constantemente  la masa sin dejar de que se haga grumos, y se usa al enfriarse.


    ……..Esta fotografía que la tomé muchos años atrás. Tiene valor testimonial pues aquí trabajaron mis padres y hermanos: yo era aún muy pequeño. Pero cuando la visité -el día que tome la foto- vinieron a mi mente muchísimos recuerdos. Esa fábrica de almidón pertenecía a la familia Del Carpio y el almidón lo vendían en su tienda que estaba en el Parque Duhamel, justo frente al monumento, Ahora hay allí unas galerías comerciales. La foto no es muy buena, pero se mira y aprecia algo del edificio y campiña de Socabaya……….Eduardo Ticona Chávez.



    5.       Rabera: Para que la cometa se mantenga en posición vertical necesita de un lastre, está es la rabera o cola, confeccionada de trapos y hasta de retazos de ropa vieja  unida burdamente y rematada por los más palomillas con  una “yilet” para  cuando se quisiera  hacer la guerra a las demás.



    Tipos de Cometas según su forma y estructura.

    Barril (a) (d), Doble rombo (b) cintura de mono (c), trompo , rombo ó “Oquendo” (e), barco, (f),  estrella (g), sol (h) entre las más comunes.



    Nota El Oquendo es el nombre de un pastel que fue muy popular en  Arequipa hasta 1960 aproximadamente, que tenía la forma de un rombo y que estaba constituido por dos piezas de masa de harina unidas por crema pastelera blanca  y que en la parte superior de la pieza de encima  llevaba un baño de almíbar ya sea blanco o rosado intenso. (diccionario de arequipeñismos, Juan Guillermo Carpio Muñoz).





    Aviones

    En Arequipa les llamamos así a las cometas celulares , también llamadas compuestas o de caja están formadas por prismas cuadrados, rectangulares o triangulares formando células abiertas por ambos lados. Fueron inventadas en 1893 por el australiano Lawrence Hargrave un británico emigrado a Australia, cuando estaba intentando desarrollar una máquina de vuelo tripulada. Se caracterizan por su gran capacidad de sustentación y estabilidad.

    Plano original de la cometa de Lawrence Hargrave




    El confeccionarlas es todo un arte y no muchos niños tenían lo necesario para poder armarlas. Los materiales usados son los mismos descritos para las cometas pero varían en  su diseño no se sabe con exactitud cuando empezaron a popularizarse.



    Otros diseños de cometas compuestas o de caja son: 



    Cajón , el cubo o dado ,  entre otros.



    El cambucho.

    El cambucho es una variedad de cometa sin armazón, muy simple, hecha de papel en forma cónica y que por lo general lleva “rabera” (cola) de una tira de tela. Describe el sociólogo arequipeño Juan Guillermo Carpio Muñoz en  su diccionario de arequipeñismos que la palabra  “cambucho” pudo haberse derivado  de “cucurucho” (papel, cartón  o barquillo dispuesto en forma cónica). En otros lugares de América s eles conoce con distinto nombre. Los niños primero aprendían a hacer volar el cambucho, luego las cometas.

    Dada su fragilidad, se usa "hilo" en lugar de pabilo, y se dispone de la siguiente manera.







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    El Cambucho (relato)

    Don Venancio enarcó las espesas y canosas cejas, dejó de leer el diario “Noticias” que dirigía Alberto Arispe y levantó la mirada cansada. En la brumosa lejanía, en el verdor del damero de la campiña y el discurrir tranquilo de las aguas del Río chili, buscó inconscientemente descanso para sus ojos enmarcados en un mapa de arrugas.

    Se sentía aburrido como si de pronto su vida careciera de todo sentido como esos bajeles que de puro viejos se conforman con formar  parte íntegramente caduco, de aquellas cosas que ya no parlotean sino simplemente murmuran  con ayuda de las brisas y el viento.

    A lo lejos, un borrico “cotimbeaba” retozón, libre de carga, en espera de trasladar a la Domitila, una campesina, mejor una “lonquita”, tierna como un capullo de malva de alhelí. El anciano reflexionaba cobre las perspectivas  de la inercia con amargura. Y su desazón se acentuó cuando reparó  que la soledad tiende a ser la inseparable amante de los hombres que cumplieron su jornada sobre la faz de la tierra.

    Pero lo peor que le podía ocurrir  a Don Venancio  era que todos los días fueran un calco de los otros  como cuando de mocoso copiaba una moneda poniendo un papel  de despachar sobre ella y le pasaba y repasaba  el lápiz . Ahora esa monotonía le asestaba furibundo a golpes de toda marca, cross, retos y derechazos a cada centímetro cuadrado de su cuerpo y de su alma.

    Agüelo interrumpió sus meditaciones Domitila ya guelvo.

    ¿A dónde vas?

    Pa’ la ciudá. Voy a la recova a comprar caucau pa´’ hacer más tarde los “loros” ¡No vi usté que es lunes?

    Antes que te vayas, subí a la tienda de la “caroza” y me comprás unos cigarritos. Quiero humar un poco.

    Y Don Venancio tardó de dotar de alas a su pena al tiempo que echaba al aire sutiles hilos de humo azulíneo. Y dejó vagar al mismo tiempo su pensamiento hasta recónditos parajes del vacío. ¡Qué tristeza tan profunda sentía!

    “Aontes” elucubraba era un mozo fuerte, musculoso, y no daba tregua  al trabajo abriendo a l atierra  surcos y más surcos. Y sembraban de sol a sol sin agotarse. Y en las cosechas cantaba y bailaba y me emborrachaba con anís Nájar o pisco de uva del bueno.

    Hizo destilar su vida de 70 años en el inmenso ecran  del cielo y un profundo suspiro se confundió  con el viento mañanero, fresco y aún con el encanto revitalizador del rocío.

    -              Me voy agüelo  - torno a interrumpir las reflexiones su nieta- ahí le dejo al Raymundo que esta  “cariche”.

    -              ¡No lo sé! Primero estaba “jedeque” por un hueco en el pantalón, le he hecho una “sipidura”  y ni así. Sigue “cariche”.

    -              Déjalo, yo lo cuidaré.

    La muchacha se encaramó en el asno y a horcajadas sobre su lomo emprendió el camino por la ronda, hacia la pista y luego seguir a la ciudad.

    Se perdió entre uno sauces llorones cuyas copas cantaban con sus agudas voces “chicchipas”, ágiles y saltarinas.

    Salvo un llanto contenido por hipeos del nieto, la soledad y la paz volvieron a tender por doquier  sus tentáculos sosegantes y aplastantes. Y el cigarrillo  exterminó su tabaco haciendo cabriolas en el aire como burlándose del septuagenario.

    Rayos de sol potentes penetraban por el techo  pajizo sostenido por troncos de eucaliptos  atravesados de muro a muro. Y en el piso de tierra jugaban como a la “pega-pega” cuyes y “cututos” hambrientos. Los caporales  de vidrio brillaban de limpieza en un avieja repisa de madera, Cerca se podía distinguir el “huinco” para servir la chicha  y también , aunque esfumadas  en las sombras, las rechonchas chombas con su superficie natosa y salpicada de algunas moscas que pagaron con su breve vida, la audacia de intentar probar brebaje de los incas.

    ¡Agüelo! – tronó el “jedeque” Raymundo - ¿Puedo ir a jugar con el “Burro ccoro”?

    -              No te mováis de aquí  mi’ha encargado tu madre. Ella no dimorará mucho. Y te traerá  tactas.

    -              ¡Yo quiero jugar agüelo!
    -              Vení pa’ rascarte la cabeza
    -              ¡quiero jugar le he dicho!
    -              Tu mamá ahurita viene de la recova ande también haiu la Domitila  ¡ Y deja de rebuznar!
    -             
    El pequeño tendría unos 10 años, huraño y presa de aburrimiento, rompió en llanto.
    -              ¡Quiero jugar – musitó  - limpiándose las velas con el dorso de la diestra.

    Una melancolía más profunda que antes le mordió el espíritu a don Venancio. Fue a constatar que el mismo fenómeno que experimentaba él encargado de años, sufría el niño. Esto es, la agresión de la monotonía.

    Y volvió  a vagar cansada mirada por las lejanías ya defenidas por un  sol que  irremediablemente caminaba hacia el cenit.  – de pronto se le  encendió  una idea al vejete en su canosa pelambre.

    ¡Ti’ haré  un cambucho!

    -              ¿Un cambucho?  ¿Y pa’que?
    -              ¿Cómo  pa’ que ¿ Pues para que lo hagas volar como cometa, pué.
    -              M’haber, aguelo….
    -              Traime ese periódico, pué.

    Y con dedos que recordaron la agilidad de una juventud ya perdida, el anciano cortó una hoja del diario. La partió por la mitad y una de esas partes la dobló  por los costados, quedando una forma romboide media aflechada. Se levantó y buscó un carrete de hilo . Y tal como se hacen los tiros de  una cometa, dispuso el hilo. Recogió unos pedazos de tela vieja y con él le improviso una rabera.
    ¡ Ya esta, hijo ya esta! – exclamó  jubiloso Don Venancio – Ahora tira el hilo y corre pa’que  guele el cambucho.

    Raymundo salió al camino  polvoriento y obedeció las indicaciones de su abuelo. El cambucho al comienzo cabeceo y luego, levanto  vuelo como sacando pecho. Era una saeta en el cielo límpido, Raymundo, corría por doquier, sin sentido, contento y feliz.

    ¡Gracias agüelito!  -le gritó en una de esas aproximaciones – Gracias, agüelito!

    Y el viejo experimentó como por ensalmo ante ese grito de puro y profundo agradecimiento, un calor que le recorrió el cuerpo de pies a cabeza. Como si un delicado y exquisito licor se le filtrara el corazón. Y estuvo a punto hasta de llorar como un mocoso.

    -¡Tuavia sirvo pa’ algo, carajo! – se dijo envalentonado para sus adentros y sonrió de oreja a oreja.
    - Tuavia … murmuró con el murmullo del manantial.

    MAROVE . Estampas de Arequipa - 1996.



    Día de cometas 1930. Fotografía, hnos. Vargas.

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    Recuerdos

    ….Las cometas las hacíamos volar en los seis topos, lugar propicio por el viento que allí corría . Las cometas eran hechas por nosotros mismos  con paja de coratadera, con papel delgado, transparente de múltiples colores  con una gran  pita de pavilo. Las cometas más comunes representaban  un barril, una  estrella con sus blondas, un payaso, una barca de vela, un Oquendo y otras más. La infaltable rabera de trapos que tenía que ser a medida, porque sino la cometa cabeceaba y se iba a estrellar al suelo. Era común  despachar cartas que le viento deslizaba  por el pavilo. En algunos casos se colocaba cuchillas para que hiciera la guerra a las demás cometas… Jorge L. Cárdenas Delgado. Carmen Alto, Cayma.

    Se hacía colar cometas en "el pastal". Eran chacras frente a lo que ahora es el  hospital de Essalud Yanahuara y el estadio Umacollo abarcaban hasta calle chullo y Tahuaycani viejo.


    ….A fines de los 60s e inicios de los 70s en el pasaje Castilla -cerca al Beaterio-, había un pequeño tambo familiar, que tenía pequeñas viviendas, 1 carpintería, 1 herrería y un soldador. El herrero se llamaba Marcos Ortega, quién fue el primer presidente del Club Unión Beaterio. El carpintero se llamaba Fermín Flores, en tiempo de cometas elaboraba unas de  entre 1,30 a 1,60 m. x 0.90 a 1.10 m. aproximadamente; el armazón era de madera tipo listón cuadrado de 1 o 1.5 cm. de grosor, lógicamente por el tamaño y peso, la rabera era inmensa, usaban un rollo o carrete de piola (especie de pabilo trenzado). Esta familia se juntaba con Emilio "cholo" Castillo (arquero de Huracán), se iban a jugar adonde que ahora esta las urb. Juan XXIII, Primavera, Policía de Tránsito (Chullo), que eran chacras sin sembrar (desde el estadio Umacollo, pasando por las ahora Urb. Magisterial II, Valencia, hasta las arriba mencionadas), eran conocidas por nosotros como "el pastal", donde llegaban de todos los lugares a jugar fútbol, creo que se formaron como 30 canchas de tierra y pasto, la típica con arcos de 2 piedras. 

    Entonces los Flores y Castillo antes de jugar, levantaban la cometa que una vez a una altura mediana, comenzaba a jalar fuerte que tenían que jalar entre 2, una vez en gran altura, la piola la amarraban en una piedra grande y se olvidaban de la cometa, esta alcanzaba una altura sin exagerar 2 o 2  1/2 veces mas que las normales. Mirar esa cometa en tremenda altura era un espectáculo, porque habiendo viento más fuerte, está casi no se movía, Después de jugar más de 1 hora, bajaban la cometa, era bravo porque jalaba fuerte, a veces lo hacían entre 3. Ganaron muchos premios en las competencias de cometas. Erik Prado. Yanahuara.


     En la foto, el  Sr Flores, con las manos a la cadera ,  su sobrino Rodolfo y su hijo Fermín (ambos con uniforme, los 3 están juntos). Sus cometas eran bien bonitas, adornadas, coloridas, diferentes figuras.  


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    …Nos hacíamos nuestras propias cometas. Barril, cintura de mono, estrellas ( estas volaban poco ), aviones. Le poníamos zarcillos y de cola amarrábamos « watos ». Si no había plata un humilde cambucho.
    Yo hacía volar mis cometas frente al asilo Lira. Ahora allí hay una urbanización. Edwin Cutire Cornejo….

    ...De coro iba con mis amigos hasta el río Socabaya y traíamos cantidad de paja cortadera, el que pagaba pato era los pantalones y polos viejos para hacer la "rabera" de la cometa... Gustavo A. Ordinola .

    …Aún recuerdo que para hacer cometas, tenía que ir a la vera del río, en Socabaya, juntaba harta paja de cortadera, teniendo como testigos ocollos, bragues y charchasugas, que recuerdos aquellos...Américo Manuel Gonzales Linares.


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