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    Hace doscientos cincuenta y un años, el 18 de abril de 1758, el vicario Pedro Murillo sepultaba en la Iglesia de la Recoleta a un cura rural "con derechos sencillos, porque murió como pobre"; escribió en la partida de entierro. El difunto era Buenaventura Fernández de Córdova y Peredo, párroco durante mucho tiempo de Salamanca, y otros pueblos de la sierra arequipeña. Considerado por Francisco Mostajo como el mejor poeta en prosa de esta tierra por su libro El Suelo de Arequipa convertido en Cielo, obra que el clérigo compuso en 1752 con el nombre de pluma con el que ha pasado a la historia: Ventura Travada y Córdova.


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    Datos Biográficos


    Nació el 14 de julio de 1695 en Arequipa,  fue hijo de don Juan Fernández de Córdova, natural de Locumba y de la arequipeña doña Francisca de Peredo; años después adoptaría como nombre de pluma el apellido de su padrino de bautizo, Antonio de Travada. Destinado desde su juventud al clero, sirvió como sacerdote en Camaná, Cabanaconde, Lari, Salamanca y Pocsi, transcurriendo su vida como la de cualquier cura de campo dieciochesco alejado de la corte episcopal, pero en su caso particular entregado a la lectura, especialmente de escritores menores de la antigüedad cristiana y de filósofos como Platón y Pitágoras.

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    [...] La búsqueda de información sobre la vida del clérigo Travada nos lleva al historiógrafo Ladislao Cabrera Valdez quien dice: “En cuanto a la persona de este escritor nada sabemos, si no lo que está puesto en el título de su obra llamada «Historia General de Arequipa», por el doctor don Ventura Travada y Córdova, cura que fue de las doctrinas de Salamanca y Pocsi de la Diócesis, año de 1752”.

    Por lo pronto nos damos cuenta que Cabrera, al publicar su obra en 1924, ha tenido a la vista la copia del manuscrito de Travada, hecha por el licenciado Zamácola, y que en la actualidad se conserva en el Club Arequipa. Queda claro que Cabrera no poseía información sobre la persona de Travada, ya que afirma: “Como clérigo no aparece más tarde ocupando sillas de coro catedralicio, u otros puestos de que tan digno era. Quizá muriese temprano, y como su apellido no se encuentra en ninguna familia conocida, probable es que fuese español; aunque con fuerte arraigo en la tierra como lo prueban todas las páginas de su obra”.

    Ahora sí sabemos que Ventura Travada no fue español sino arequipeño. En 1926 el canónigo e historiador monseñor Santiago Martínez exhumó en el archivo de la parroquia del Sagrario, las partidas de bautismo y defunción de Ventura Antonio Fernández de Córdova y Peredo.[10]Este hallazgo pone fin a las dudas expresadas por Cabrera, y a la polémica que sostuvo Mostajo con el mencionado historiógrafo sobre el tema.

    Guillermo Zegarra Meneses ha recogido la información de Martínez y la reproduce en su libro sobre Arequipa. Nacido en 1695 en la ciudad de Arequipa, bautizado en la Catedral de Arequipa; según Guillermo Galdós, en 1723 se encontraba de vicario de la Villa de Camaná. 

    Murió en 1758. En su partida de defunción figura como bachiller don Buenaventura Fernández de Córdova, fallecido el 18 de abril, “enterrado en la Iglesia de la Recolección o sea la de la Recoleta; con cruz alta y una sola capa sin posas, con derechos sencillos”.


    Firma.

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    Por su parte, el historiador mercedario fray Víctor M. Barriga transcribe el poder para hacer testamento, otorgado el 4 de marzo de 1758 por el presbítero don Buenaventura Fernández de Córdova ante el escribano Bernardo Gutiérrez, a don Francisco Fernández de Córdova. Los datos allí consignados confirman, para una biografía de nuestro autor, quiénes fueron sus padres, su nombre y apellido paterno.

    No es mucho lo que se ha avanzado, en el aspecto biográfico, con el descubrimiento de las partidas en 1926 por Mons. Santiago Martínez, ni con el poder publicado por el P. Barriga en 1946. Desde el punto de vista de la investigación histórica, los problemas señalados tienen relación directa con las explicaciones que debiéramos ofrecer acerca de la época, y circunstancias como fue redactada la obra de Travada.  

    [...] https://www.dhial.org/diccionario/index.php?title=TRAVADA_Y_CÓRDOVA;_Su_vida_y_su_obra 

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    Jorge Basadre llama al presbítero Ventura Travada y Córdova "memorialista venerable", y Raúl Porras dice que tiene para la historia de Arequipa "el mismo valor que Cobo y Montalvo para la de Lima". Eusebio Quiroz paz Soldán, por su parte, lo califica de "uno de los monumentos de la historiografía inicial arequipeña." 





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    El Suelo de Arequipa Convertido en Cielo



    Ese acervo clásico le serviría para redactar el voluminoso manuscrito que viera luz un día de 1750, con el largo título de El Suelo de Arequipa Convertido en Cielo En El Estreno del Religioso Monasterio de Santa Rosa de Santa María que fundó EL Ilmo. Señor Dr. Dn. JVAN BRAVO DE RIVERO DEL CONSEJO DE SU MAGESTAD DIGNISSIMO OBISPO DE AREQUIPA, por el Doctor Don Ventura Trabada.


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    Tomando como pretexto la inauguración del Monasterio de Santa Rosa en 1747, el padre Travada quiso "copiar en un solo rasgo la hermosura" de su ciudad natal; empezando por describir su Suelo, exponiendo "su primera fundación gentílica", los "crueles insultos" (terremotos y erupciones volcánicas) que han afectado a la ciudad, "su fundación cristiana y sus blasones, tocará la pluma las heroicas lealtades que han hecho uno y otro sexo", así como otras cosas interesantes con respecto al orden temporal de Arequipa; luego se ocupará de su Cielo, representado por la segunda parte del manuscrito, dedicada a la historia eclesiástica de la diócesis y sus obispos y la exaltación celeste de la Iglesia de Arequipa, donde cada orden religiosa y cada iglesia representa un Signo del Zodíaco.

    En este punto las referencias a la mitología clásica y las elaboradas construcciones retóricas se hacen bastante copiosas, demostrando la erudición y talento del cura de Pocsi para la composición literaria barroca. La última parte corresponde al estreno del Monasterio de Santa Rosa, precedido de un preámbulo donde el clérigo exhibe su erudición mitológica a propósito del viejo nombre arquetípico de la Rosa (...). Casi todos los que se ocuparon de este libro, criticaron el énfasis en milagrerías del buen Padre Travada, expresado en una de las secciones de la Primera Parte, donde refiere los múltiples sucesos prodigiosos y sobrenaturales ocurridos en Arequipa.

    El recuento de prodigios era un lugar común en la explicación aristotélica de la realidad, especialmente en materia histórica, pero ya para los tiempos del autor de El Suelo se le consideraba como superada. Travada la conservó pues se ajustaba a las necesidades de expresión del discurso criollo arequipeño de su tiempo, que requería de una elaborada y erudita exposición barroca, relativamente tardía para su época pero capaz de aumentar exponencialmente el prestigio de su suelo, en el contexto en que una ciudad recoleta de comerciantes e hidalgos labriegos ingresaba con tardanza en el juego identitario de la exaltación de la urbe criolla, en que otras ciudades peruanas como Cusco o Lima -e incluso Potosí- llevaban harto tiempo enfrascadas. (...)

    Es un verdadero deber, ahora más que nunca, reivindicar a este sabio escritor olvidado, considerado por el difunto Guillermo Galdos Rodríguez como el mejor prosista arequipeño de todos los tiempos, y que representa la figura fundacional de la literatura, la historia e incluso la filosofía estética en Arequipa.


    Nota: Fue Don Manuel de Odriozola, el primero en descubrir y publicar en la colección de los "Documentos Literarios del Perú", Tomo X, el libro, con el título de "El Suelo de Arequipa convertido en Cielo". Odriozola lo tomó seguramente de los manuscritos que existían, según Don Manuel de Mendiburu en la Biblioteca Nacional. Parece ser que existían varias copias del libro, según el P. Barriga. Una en el museo Prado de Chorrillos (Lima); otra en el Seminario de San Jerónimo (Arequipa) y la copia que hizo Zamácola se hallaba en poder del Dr. Alejandro Vivanco (2).

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    En 1958, en el primer Festival del Libro Arequipeño  incluyó su obra con el título de: «El Suelo de Arequipa convertido en cielo» y un subtítulo erróneo, entre paréntesis: «Historia General de Arequipa». Además el texto estaba incompleto. En la edición publicada en Arequipa en 1958, en el primer Festival del Libro Arequipeño, se consigna también el año de 1752. El director de ese festival, doctor Vladimiro Bermejo, propone 1747 como fecha en que Travada escribió su obra, considerando que ese año, el 13 de junio, se inauguró el monasterio de Santa Rosa; agrega Bermejo que “muchos comentaristas han aceptado el año de 1752, como fecha en que habría concluido la obra”


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    Fuentes

    • Guillermo Zegarra Meneses, Arequipa en el paso de la Colonia a la República. Arequipa 1973.
    • César Sánchez Martínez.
    • (1) Imagen y Leyenda de Arequipa (página 107).
    • (2) El Suelo de Arequipa... 1958 (página 5 y 6). 
    • https://www.dhial.org/diccionario/index.php?title=TRAVADA_Y_CÓRDOVA;_Su_vida_y_su_obra
    • https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/2445742/Boletininternacional63.pdf.pdf