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    Fue hijo legítimo de don Martín Lizárraga y de la señora doña Francisca Rodríguez. Nació el 5 de octubre de 1851 Se casó con la señora Victoria Gonzáles y Valdez en 10 de Enero de 1880. desempeñó el cargo de profesor en el Colegio de la Independencia, y altos puestos en el Magisterio, en Lima.


    El Dr. Lizárraga, fue nombrado Sub-Director del Colegio y Profesor de la 3a Asignatura de Ciencias el 21 de Mayo de 1887.

    Por renuncia del Dr. A. Belisario Calle que hizo a fines de 1892, se encargó de la Dirección del Colegio el Dr. Lizárraga, y él dio cuenta de las labores de ese año en su correspondiente Memoria, como lo veremos luego.


    El Dr. don Emilio Lizárraga, fue nombrado Director del Colegio por el Consejo Superior de Instrucción Pública el 28 de Enero de 1893. El Subdirector lo fue el Dr. Jesús A. Diez Canseco, que fue nombrado después de terminar el Dr. Lizárraga, Director del Colegio renunció tan cumplido Catedrático.


    El Dr. Lizárraga, en su Memoria correspondiente al año de 1892, como encargado del Directorado, decía: 


    "La gratitud que el Colegio debe al Dr. don A. Belisario Calle, que desempeñó el Rectorado hasta hace poco, y cuya renuncia nos priva, en este momento, de escuchar su fácil y elocuente palabra, me impone, Señores, la obligación de ocuparme, en primer termino, del impulso que dio a este plantel de instrucción desde que fue nombrado su Rector."



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    "Es para ello indispensable que os de una ligera idea del estado en que se encontraba el Colegio en una época anterior, sin que sea mi ánimo remontarme a aquellos tiempos en que de sus claustros repletos de escolares inteligentes y estudiosos, salieron hombres de verdadero genio que tanto han contribuido al buen nombre del Perú, como lustre dieron a Arequipa. -Sólo debo referirme a la época en que reabrió sus tareas después de su clausura por los acontecimientos desgraciados de nuestra guerra externa".


    "El Colegio principió el año escolar de 1887 en su propio local, capaz para recibir un competente número de alumnos; pues aún cuando su planta alta fue destruida por el terremoto del 68 y permanece ahora mismo en completa ruina, la planta baja se componía de dos cuerpos con salones espaciosos y bastantes para establecer, con comodidad, las diferentes secciones que son indispensables en un colegio de instrucción media".


    "Pero faltaba el elemento principal: se carecía de rentas para dotar al cuerpo de profesores y para proveer al establecimiento de los útiles necesarios para la enseñanza. Esto' era un serio obstáculo que había que vencer para que el Colegio marchara regularmente, se cimentara y tuviese vida estable".


    "Las rentas provenientes de sus bienes propios son insignificantes. El Colegio era sostenido con fondos departamentales, con los que no podía contarse ya. De las rentas generales tampoco era posible esperar algo".


    "Y para que un establecimiento de esta naturaleza subsista, llene sus funciones e inspire confianza, se requiere que los superiores le consagren todo su tiempo, necesita de la puntual asistencia de los profesores y ha menester de la continua vigilancia de los inspectores y pasantes que demande el mayor o menor número de alumnos.


    Fácilmente se comprende, señores, que sin una remuneración proporcionada, no puede exigirse de los directores aquella consagración al Colegio que los reglamentos y la naturaleza misma de las cosas prescriben hasta la inamovilidad y la privación del ejercicio de cualquier otro cargo fuera del establecimiento, ni sin un sueldo conveniente para los señores Profesores y vigilantes, podría conservarse la disciplina, velando por la puntual asistencia de aquellos a sus respectivas clases y por el cumplimiento de las obligaciones de estos.


    Es decir, que sin la renta necesaria, sin un presupuesto adecuado, no se concibe la existencia del Colegio; y no obstante de carecer de este factor indispensable, este plantel de instrucción reabrió sus labores en 1887.


    Sin duda que se abrigaba, fundadamente, la convicción de que las circunstancias tan desfavorables bajo las que principiaba sus trabajos, terminarían pronto; pues tratándose de la instrucción y del cole
    gio Nacional de Arequipa, no era dable suponer que las autoridades y superiores mirasen con indiferencia un centro escolar que tanto ha influido, en todo tiempo en la Administración pública y en la buena marcha del país.


    Pero, señores, transcurrió el año de 1887 y trascurrieron los de 1888 y 1889, sin que el Colegio recibiese protección alguna. Lejos de ello, se desmembró su local, quitándole el primer cuerpo que fue adjudicado a la Universidad en el que se encontraban —el espacioso salón de actuaciones literarias el despacho del Rector la Secretaría y un interior cómodo para los empleados subalternos. El vice-rectorado fue convertido en un mal pasadizo de entrada, teniendo que concentrarse todo en las habitaciones del segundo cuerpo, una de cuyas salas, estrecha por cierto, servía, a la vez, para las sesiones, y para el Rector, Vi-ce-rector, Secretario y Administrador de Rentas.


    Así reducido, sin ingresos ni presupuesto, el Colegio tenía una vida anémica. Su desprestigio aumentaba y su decadencia y ruina eran inevitables: un año más y se habría clausurado.


    El Dr. Calle fue nombrado Rector y tomó posesión del cargo a principios del año escolar de 1890, recibiendo el Colegio en las tristísimas condiciones que acabo de manifestaros: y, lejos de desalentarse y de renunciar un puesto que, dada esa situación debía terminar muy pronto, ideó el proyecto que dotando al Colegio de rentas asegurase su existencia.


    Desde el principio y aun antes de que este fuese una realidad, introdujo mejoras en la parte material del establecimiento que, por la falta de recursos, parecía imposible llevar a cabo.


    Separó los despachos del Rector, Vice-rector, Secretario y Administrador de Rentas, aseó y amuebló regularmente una sala que, a la vez que sirviese para 
    las sesiones y juntas de profesores, hubiera donde recibir a los padres de familia, e hizo pintar la espaciosa capilla en la que, por primera vez, después de su reapertura, tuvieron lugar las actuaciones de fin de año del Colegio.


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    El Dr. Lizárraga, continuó las normas del Dr. Calle. Ha sido, sin lugar a duda, uno de los mejores Directores del Colegio Independencia, que la gobernó por el espacio de algunos años hasta que fue nombrado el siguiente.




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    Fuente:
    • Doctor Santiago Martínez, "Directores del colegio de la Independencia Americana 1827-1840".
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