El Huracán de julio de 1951
La Noticia
Fuertes eran los vientos que antaño azotaban a la ciudad blanca, eran otros tiempos cuando la campiña aún dominaba el paisaje, fines de julio y agosto era la época que se temía por terrales y vientos que hacían volar calaminas y arrancaban árboles, algo de estos tiempos fue registrado en un artículo redactado por el maestro don César Augusto Mazeyra Acosta, en el antiguo y desaparecido Diario El Deber del 24 de julio de 1951.
(M. César Augusto Mazeyra Acosta,* Arequipa 26 de mayo de 1903 - + 13 de Agosto de 1993).
Completando Nuestra Información sobre el huracán de Ayer.
Nos es grato ofrecer este artículo del Sr. C. Augusto Mazeyra quien con él reincorpora su pluma a la redacción del El Deber donde antes actuara.
Se trata de un trabajo que revela una vez más, el ya conocido espíritu científico y las inquietudes de su autor.
Así me permito llamar al fenómeno atmosférico registrado ayer,, desde luego tomando como base la observación sensorial directa de sus manifestaciones; dirección duración violencia alteraciones de carácter fisiológico; medio en el que se ha desarrollado y posible origen de acuerdo con nuestras singulares características geográficas.
La Dirección de la clase de viento a que hacemos referencia ha ido e Nordeste a Suroeste precisando de manera objetiva el viento se hacia perceptible entre el Chachani y el Misti y entre el Misti y el Pichupichu y avanzaba hacia el suroeste.
En las calles de la ciudad el viento tomaba una forma circular ciclónica o de remolino; graficando más el aire avanzaba en forma de disco de gramófono o de trompo.
Las partículas que llevaba el huracán en sus hondas eran de sílice (las brillantes) de mica (las negruzcas) y de diversos elementos volcánicos como pueden observarse en el polvo que ha quedado sobre los objetos y edificios.
La Duración del fenómeno ha sido de mas de 14 horas, desde luego, comprendiendo desde el periodo débil que se inició aproximadamente a las 9 de la noche del domingo 22 con un viento muy leve hasta las doce y minutos, en que se hizo presente el periodo violento que comenzó a interrumpir el sueño de los habitantes tanto de la ciudad como del campo . Periodo violento que duró aproximadamente 10 horas pues decreció a más de las diez de la mañana del lunes 23.
La Velocidad extrema se puede estimar de 90 a 100 kilómetros minumum por hora teniendo en cuenta la clase de transtornos y daños ocasionados de acuerdo con la escala de Beafort; escala que a última instancia comprendería el fenómeno ocurrido en Arequipa como un Huracán.
La Forma de huracán en que se ha manifestado el poder destructivo del viento sobre nuestra ciudad corresponde a nuestra realidad geográfica que como sabemos es de tipo Desertico, hecho que podemos apreciarlo en las condiciones físicas del suelo y ene la flora que en él se desarrolla la cual esta muy bien tipificada por los "cerus giganteus" cirios gigantes, cactus o espinos o "ccuris" de nuestros cerros.
El Origen del fenómeno dada nuestra conformación geográfica hace suponer en un posible recalentamiento del suelo d e los nevados hecho que s e pone en manifiesto por l a falta d e nubes y que muy regularmente ha sido acompañado por la ausencia de nevadas detrás d e los volcanes y de una activa evaporación d e agua del Titicaca . El calentamiento ha determinado el ascenso veloz de grandes masas de aire hacia las capas superiores d el atmosfera, las cuales originaron el huracán ; porque los tratadistas consideran como factores básicos para la formación de los huracanes cierto grado de calor de humedad, aire colmado y en franco movimiento de rotación.
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Alteraciones Fisiológicas y Eléctricas.
Las alteraciones fisiológicas que se han registrado han sido las de no poder respirar de frente y la de no poder ver los objetos por los impactos del polvo que penetraban a los ojos.
También han habido alteraciones eléctricas entre ellas la descarga d e un rayo con sus respectivos truenos y que se advirtió en las faldas del volcán Misti a horas 8:15 a.m.
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Como Consideramos El Fenómeno.
Por algunas de las manifestaciones expuestas anteriormente y que figuran en la escala de Beaufort, escala que señala el número 10 con una velocidad en el viento de setenta y ocho a noventa kilómetros por hora y a la cual considera como Temporal muy fuerte, siendo sus manifestaciones la arranca de los árboles desde la raíz y considerables daños en las estructuras d e los edificios . El número 11 que lo señala como Tempestad con una velocidad de noventa y uno a ciento cuatro kilómetros por hora y el Huracán con una mayor de ciento cuatro. consideramos que dados los estragos hechos como son; el arranque de puertas y de techos íntegros de más de 70 calaminas como lo hemos constatado, la alteración atmosférica habida ha sido un HURACÁN.
Entre las muchas experiencias que nos deja tenemos la que nos muestra que el aire es altamente pesado que decir "ligero como el aire" como muy bien anota el tratadista Lane es un error, pues nada menos a la atmósfera se le señala un peso de cinco mil seiscientos billones de toneladas; y un apersona acostada en la cubierta d e un barco es objeto en cada nueve decímetros cuadrados d e su pecho de una presión aproximada de una tonelada de aire; y la otra es de que debemos velar por l a mayor seguridad de las techumbres.
Finalmente indicamos que la palabra HURACÁN es de origen caribe pues los indios de esa región americana nominaban al Dios de las tempestades Hunraken Colón oyó nombrar así "el gran viento" y la difundió llegando desde luego modificada hasta nosotros.
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El diario EL Deber informó desde un inicio los acontecimientos de la siguiente manera.
El Huracán causó mucho daño en la ciudad, cayeron las cornisas de los portales de la Plaza de mayor, los árboles de la plaza España fueron arrancados de raíz, lo mismo que los del Parque Grau y uno de gran tamaño fue arrojado por el fuerte viento hacia el Puente.
En la mayoría de los sectores de la ciudad, los servicios de alumbrado eléctrico, han sido destruidos. Los alambres arrancados y los postes seriamente averiados. Muchos de ellos inclinados por efectos del ventarrón. Por la vía del Puente Grau, sus servicios de alumbrado eléctrico y del Tranvía Eléctrico se malograron.
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Los ventanales de la Catedral fueron destrozados. Parte del techo de la tribuna del estadio voló. Una parte del techo de la Tribuna de Preferencia del Estado Melgar, fue arrasada igualmente, provocando su salida, gran ruido y zozobra de la gente que transitaba, en ese instante, por ese sector de la ciudad.
Más o menos, minutos después de las ocho de la mañana, cuando un grupo de alumnos del Colegio Nacional de la Independencia, salían del indicado centro de estudios, en dirección a sus domicilios, un techo de una de las casas de la calle 15 de agosto, voló elevándose a cierta altura, para caer luego ruidosamente en la mencionada vía, y de milagro no hubo desgracias personales.
La Calle Siglo XX sufrió graves daños y sus frondosos árboles se vinieron abajo.
El 50 por ciento de los árboles de Selva Alegre se perdieron.
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En los distritos.
Los típicos pendones rojos de las picanterías flamearon esta mañana a más y mejor. El ventarrón los agitó a su capricho y crujieron las endebles cañas que les sirven de rústicas astas. En Miraflores, Paucarpata, Sachaca, Tiabaya, etc. muchas de esas rurales insignias picanteras volaron por los aires Y las que sobrevivieron fueron utilizadas como valiosos indicadores de la dirección del viento, por los vecinos del lugar. Después del Huracán se recogieron 80 eucaliptos. Los soldados de los Batallones de Infantería Nos. 45 y 13. que fueron derribados por el huracán en la Avenida Teniente Rodríguez y alrededores del Cuartel Salaverry.
En Yanahuara el huracán, fue también de consideración. Muchas casas perdieron sus techos de calamina y de paja. Las puertas, en su mayoría fueron rotas. Igualmente las ventanas han perdido sus vidrios. Muchos árboles pequeños fueron derribados. Las calles fueron convertidas en montones de tierra, basura y otros materiales.
El techo de Iglesia del distrito de Mollebaya, fue destruido casi en su totalidad.
EL VIENTO ALCANZO HASTA 55 Y 60 NUDOS POR HORA.
Fuente:
- Diario El Deber de los días 23 y 24 de julio de 1951.