Índice

     


    (*Dima, Vizcaya , 1ro de marzo de 1746 -  +Cayma, Arequipa  25 de mayo 1823).Clérigo e historiador español.
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    Datos Biográficos



    Juan Domingo de Izaga Zamácola y Ocerin Jáuregui nació en Dima, Vizcaya  en 1746 . Hijo de Santiago de Zamacola y María Jáuregui. Se bautizó  el 1ro de marzo de 1746.


    El historiador Antonio Unzueta Echevarría, recoge algunas informaciones biográficas sobre Juan Domingo de Zamácola, nacido en Dima (Bizkaia) en 1746, hijo de una familia de vizcaínos ilustres y que fue fundador de la localidad de Caima, en Perú.. [...] Juan Domingo  era hermano del célebre Simón Bernardo Zamácola, el de las Zamacoladas de Bilbao  ( Revuelta en contra del centralismo de Madrid) y hermano también del célebre historiador Juan Antonio Zamácola, autor de "La historia de las Naciones Bascas de una y otra parte del Pirineo"  [...]


    [...]«Bautismo de Juan Domingo de Iza Zamácola, Presbítero-Folio 138 (Estas notas y esta numeración deben de ser del archivo de los señores Ibarra).


    En primero de Marzo de 1746 años, Yo, Don Francisco de Aurrecoechea, Cura Beneficiado de esta Anteiglesia del Señor San Pedro de Dima, bauticé a un niño y le puse por nombre Juan Domingo, el cual nació a las 10 de la mañana del sobre dicho día, según la declaración jurada que en esta sazón hizo la comadre.


    Hijo legítimo de Santiago Iza Zamácola y de María Ocerín Jáuregui, abuelos paternos Domingo de Iza Zamácola y Antonia de Gojénola, su legítima mujer. Maternos Juan Ocerín Jáuregui y Ana de Bengoechea, su legítima a mujer, todos naturales y vecinos de esta dicha Anteiglesia. Fueron sus padrinos Don Juan Bautista Irazriusta y Dominga de Healo, vecinos de dicha Anteiglesia, a quienes advertí del parentesco espiritual que contrajeron. Y para que conste y en fe lo firmo Francisco de Aurrecoechea». [...]


    En cuanto a los apellidos Iza y Ocerín,  Antonio Unzueta Echevarría  explica lo siguiente:


    "Pero sucedió  que al haberse roto en María  de Zamácola , madre de Antonia Gojénola , la sucesión de la casa  solar por varonía, todas las  que en adelante fueron heredando el caserío Zamácola, fueron también colocando este apellido inmediatamente después del que por varonía les correspondía de ahí el binomio Iza-Zamácola".

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    [...] El primer apellido de los Zamácolas debía ser Izaga o Iza, como se desprende de los siguientes datos: abuelos paternos, Domingo Izaga Bernaola y Antonia Gojénola Zamácola. Abuelos maternos:

    Juan de Ocerín Yraurgui (Jáuregui?) y Ana de Bengoechea. Padres: Santiago Izaga-Zamácola y Gojénola, y María (Ocerín?) Jáuregui y Bengoechea. María de Zamácola se llamó la madre de su abuela paterna Antonia Gojénola, y desde ella heredaron el solar de Zamácola y comenzaron a incrustar este apellido al primero que era Iza o Izaga, y luego quedó como único y primero. 

    Simón Bernardo anteponía una J. a su apellido: J. Zamácola. Sus apellidos debían ser así por este orden: Yzaga, Ocerín, Gojécola, Bengoechea, Bernaola, Iraurgui (Jáuregui), y en séptimo lugar Zamácola. [...]  Padre Lino Akesolo, coterráneo de los Zamácola.


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    Trayectoria



    Juan Domingo Zamácola cursó estudios en la Universidad de Salamanca, donde optó grados de bachiller y licenciado en Sagrada Teología; luego se le confirió el presbiterado. Fue incorporado a la Real Sociedad Vascongada. Visitó Madrid y otras ciudades españolas.

    Pasó a América con ánimo de ejercitar su celo evangélico; recorrió Montevideo, Buenos Aires, Córdoba, Salta, Santiago del Estero, así como las ciudades que los muleros cruzaban en la jurisdicción de la Audiencia de Charcas; y llegó a la ciudad de Arequipa. Allí lo retuvo el obispo Manuel Abad Yllana, recién posesionado de aquella sede (1772), e inmediatamente aficionado al clérigo, lo nombró su capellán y secretario privado. 

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    Por los años 1778, a indicación de ese prelado, se presentó a concurso de curatos y alcanzó el de Caima (sic)  [Cayma], que sirvió hasta su muerte, el espacio de cuarenta y cinco años; beneficio que obtuvo solamente por sus méritos y aptitudes, a pesar d e la s influencias del virrey  Don Manuel Guirior, y de sus recomendaciones al Obispo en favor de otro eclesiástico, a quién el justiciero prelado  tuvo a bien no colocar en la respectiva terna.

    En posición ya de su título propio de Caima  (sic) [Cayma] mereció la muy especial distinción de que el mismo Obispo le diera personalmente  la posesión del beneficio, y que todavía le acompañara por más de un mes en el curato, desempeñando por si mismo todas las funciones de párroco.

    Quomondo amabat……  cum!

    Con las lecciones de tal maestro ya se comprende lo que sería el discípulo y en verdad el licenciado Zamácola fue un modelo de párroco   su nombre es recordado con veneración en Arequipa.


    Este padre y protector de Caima lo primero en que se ocupó fue en instruir al pueblo  en las verdades  religiosas, moralizarlo e inspirarle amor a la verdad a la vida y al bien. Regularizó las prácticas piadosas  .. en el culto, dispuso que los días jueves se celebrase la misa cantada con el santísimo expuesto, aunque no hubiera dotación  para ello, suprimió los derechos de bautismo que encontró establecidos, y desterró algunas prácticas abusivas que no eran conformes con el espíritu católico. 


    En lo material levantó las dos torres que hermosean el frontispicio y cuidó del aseo y decoro del  templo.


    El terremoto del 13 de mayo de 1784 echó por tierra todos los edificios públicos y privados  de Caima sin perdonar  más que la sacristía . Fue entonces que el cura Zamácola de entre los escombros y ruinas levantó la iglesia, dióle mayor ensanche con las naves laterales que le agrego , reedifico sus dos torres y la casa parroquial y todo quedo concluido en el espacio de dos años, sin gravamen del pueblo ni d e las cajas reales.


    Construyó el cementerio y en él una hermosa capilla con su respectivo altar siendo este cementerio el primero que se conoció en todo el obispado de Arequipa, pues las inhumaciones se hacían en los templos y capillas. Arregló y niveló la plaza , abrió nuevas calles y como el  finis coronat de su magnanimidad , fundó una escuela de varones que dirigía personalmente y en la que recibían la instrucción primaria todos los niños de la comprensión de su parroquia.




    Una de las primeras publicaciones actuales de este viejo dibujo, por lo menos en Arequipa, fue en la revista Archivo Arzobispal de Arequipa nº 41, y en el Libro de Félix Gallegos Rosado. Cayma , Historia, Tradición y Cultura, donde mencionaba que era el Perfil de Cayma, construido por Zamácola antes del terremoto de 1784. El dibujo original se ubica actualmente en el Archivo de la Nación de Santiago de Chile.

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    Sin fundar una escuela , hoy que la instrucción popular se difunde por doquiera con profusión  inagotable, es obra digna del más alto encomio , ¿Cuál será el que merezca aquel que la fundara ahora ciento treinta años, en una aldea del  suburbio de Arequipa, cuando en esta ciudad no se conocía entonces otra que a llamada “Compañía”. Zamácola se adelantó  a su época, vivía en el porvenir y veía lo que nadie alcanzaba a ver; veía que cada escuela era un templo y cada maestro un sacerdote y un redentor de la salmas envueltas en los harapos de la ignorancia. Sabía que la instrucción  del pueblo es la ley suprema del progreso; y que si las naciones cambiaran los cuarteles con escuelas , los soldados con maestros y los fusiles con libros, la paz y el bienestar de los pueblos estarían asegurados . Por eso fundó una escuela en Caima, donde nadie la conocía y todos sus habitantes eran analfabetos, sin exclusión de las autoridades.


    Obispo Pedro José Chávez de la Rosa.

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    Requerido por el obispo Pedro José Chávez de la Rosa, actuó como secretario de la visita diocesana (1788), y emprendió la construcción del templo  y casa parroquial del pueblo de San Fernando de Socabaya, que se iba a fundar para trasladar a él la parroquia de Sabandía .

    Fotografía coloreada digitalmente que muestra al templo de San Fernando Rey en Socabaya alrededor de los años 40.

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    Zamácola, dejando temporalmente Cayma y su querida escuela, pasó al nuevo pueblo de Socabaya, levantó los planos, delineó las calles, formó los presupuestos  y planificó la obra la que , con una constancia e interés propios sólo de él, vigilaba y atendía personalmente. Y era tal su actitud de espíritu que , terminadas en las tardes las labores  del día , venía a la ciudad, desde Socabaya a ocuparse a asuntos relacionado a su curato, para regresar a las 10 de la noche.

     Después de 2 años de asiduo trabajo  termino completamente la obra que con tanto acierto le había sido encomendada.

    Sobre esta fundación escribió un libro que , como todos los que salieron de su pluma, despierta gran interés por las noticias que ofrece; en él describe las fiestas que se celebraron en el estreno del templo y casa parroquial de Socabaya. Este libro,  después de haber pasado inédito por algunas manos se publicó en el diario LA BOLSA de Arequipa.

    No fue esta la única ocasión en el ilustrado señor Chávez de la Rosa utilizó en bien de la iglesia los servicios del cura Zamácola.

    Cuando emprendió este Prelado la visita diocesana lo nombro secretario de ella; no siendo corta la labor que entonces se impuso el tan laborioso cura, quién a más de las atenciones de secretario , hacia un estudio minucioso del clima, costumbres, industria y producciones de cada uno de los pueblos visitados, escribiendo al efecto un diario . Nosotros hemos visto la parte relativa al pueblo de Pocsi que parece que es el principio.

    Como hombre de iniciativa, amante del progreso y protector decidido de toda institución benéfica , no tuvo igual , y en ocasiones el ayuntamiento ocurrió a su dictamen para proceder con acierto en sus deliberaciones.

    Con este motivo, hubo vez en que expidió un informe sobre mejoras y reformas que debían introducirse .Se ocupó en él : del repartimiento del abono para la agricultura; de la adopción de medicinas protectores de l a raza indígena;  de la persecución de vagos, mal entretenidos y malhechores; del establecimiento de un presidio o casa de corrección; del cuidado d el abaja policía , conservación  de caminos, puentes , acequias, estanques, y apertura  y rectificación de calles y del establecimiento de cementerios y provisión de sepultura en los templos “ Para que los muertos no matasen a los vivos”.

    Re encargo además la reglamentación del toque de campanas y la limitación del número de abogados, a fin de que disminuyera el de pleitos; y aconsejó el mayor celo en el nombramiento de escribanos para que se cuidase de que él recayese en personas de notoria probidad y probada competencia, que fueran fieles depositarios de la fe pública . 

    Recomendó también la convivencia de  que se solicitase del Supremo consejo de indias alguna medida que pusiera término a las eternas competencias entre obispos, intendentes y cabildos, causa de muchos males y escándalos; y que se impetrase del diocesano  la derogación  de algunos capítulos del Sinodal y la reforma d e los aranceles parroquiales , acomodándolos a las circunstancias de la época.

    Al ocuparse en el informe aludido de las limosnas que se pedían por las calles para objetos piadosos, es tan interesante lo que al respecto dice, que , para no defraudarle nada , a la letra los transcribimos:


     “ Una de las más ridículas que se vanen Arequipa es la multitud de demandaderos y santeros que inundan los pueblos, especialmente en tiempos de cosecha, fingiendo miles de cuentos y milagros. Con el fin de arrancar al pobre labrador lo que tal vez necesita para el sustento de sus hijos. Lo mismo digo d ellos aguinaldos  y monumentos . No hay valor para ver un mes antes de navidad salir descarriadas tropas de mozos y mozas cargados con un Niño Dios recostado en una cama pidiendo para aguinaldo, gastando un mes entero de chichería en chichería y de rancho en rancho, y profanando tal vez el simulacro que llevan. Los que piden para monumentos son tantos y tan importunos , que con sobrada razón molestan a los vivientes. Punto e sesté que aunque yo no  extienda más pide alguna atención del ilustrado Cabildo, y por lo mismo debiera ponerse algún remedio en ello”.

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    Luego de una larga y prolífica labor eclesiástica, falleció el 25 de mayo de 1823 en el pueblo de Cayma. Fue sepultado en el Templo San Miguel Arcángel de Cayma al pie del altar del Cristo, en la nave derecha y cubierto con una loza de sillar. Su partida de defunción se asentó el 26 de mayo de 1823, por el doctor Don Juan de la Errasquín  de Otamendi, Deán de la Santa Iglesia Catedral  de la ciudad de Arequipa.



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    Imagen en La Revista Histórica. Órgano del Instituto histórico del Perú. 1909.

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    Centenario de su muerte



    Por el centenario de su muerte  en 1923 la prensa local  se sumaron al homenaje, tanto el diario El Pueblo como  El Deber  dedicaron  ediciones extraordinarias  las cuales se publicaron  el domingo 27 de mayo.




    Fotograbado en el Diario El Deber  27 de mayo de 1923.

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    Obras Inéditas



    Dejó inéditas las siguientes obras:

    • Derrotero de Buenos Aires a Arequipa, es la primera, en el orden cronológico. En esta obra hace la narración circunstanciada y prolija de cuanto raro y particular vio y observó en las ciudades, pueblos y caseríos  del tránsito desde aquella hasta esta ciudad.
    • Revolución de Tupac Amaru,   Trata de los sucesos ocurridos en las provincias del Perú desde el año 1780. 
    • Diario de la Visita, ocupa este libro el viaje emprendido por el Obispo Chávez de la Rosa a las provincias de Moquegua Tacna y Tarapacá, en prosecución de la visita diocesana. 
    • Historia de Nuestra Señora de Cayma, en ella da a conocer el  origen de esta advocación e imagen  y hechos portentosos de ésta alcanzados por la devoción   el pueblo de Arequipa que ha ocurrido a la Santísima virgen en las calamidades públicas. Esta historia permanece inédita; y lo que más bien hizo imprimir a su costa el cura Zamácola  fue la Novena de Nuestra Señora de Caima, que escribió el ilustrísimo obispo Abad  Yllana.
    • Representaciones a los virreyes del Perú e intendente de Arequipa para el mejor arreglo y policía de Caima. 
    • Historia de la ciudad de Arequipa_ Comprende este libro la relación histórica de las siete provincias que entonces componían la  independencia de su nombre, con expresión de sus puertos, montañas, ríos, volcanes, clima feracidad de sus terrenos, costumbres d  los habitantes, fundaciones de conventos y monasterios, y notica d ellos primeros pobladores, desde el tiempo del cuarto Inca,  Mayta Cápac , que conquistó estas provincias  y pobló Arequipa. ( Un volumen,  infolio inédito).
    • Resumen histórico de la vida del Ilustrísimo doctor  don Manuel Abad y Llana (sic) Abad  Yllana, obispo de Córdova del Tucumán y de Arequipa. 
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    Publicaciones



    • Vida de los Ilustrísimos Obispos que han Gobernado la Santa Iglesia Catedral de Arequipa. (1800).
    • Historia del terremoto del 13 de mayo de 1784,  Es una relación de este cataclismo con noticias circunstanciadas de las desgracias ocurridas en Arequipa, por razón de los temblores habidos durante todo aquel año, descripción del volcán Misti y datos acerca  e las ascensiones hechas en su cráter, se imprimió en 1889.
    • Erección de la iglesia Catedral de Arequipa y datos biográficos de los señores Obispos que la han regido hasta principios de Gobierno del Ilustrísimo señor de Goyeneche. Se publicó en LA REVISTA  de Arequipa.
    • Apuntes para la Historia de Arequipa (1888 y 1958).

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    El Monumento 



    El Pueblo de Cayma le erigió un monumento en su plaza principal, en el centenario de su muerte en  el año 1923.


    Dentro de las actividades programadas por el centenario del fallecimiento del  clérigo español,  Se inauguró un busto provisional  el día 26 de mayo de 1923 y finalmente   el busto real que se encuentra en el centro de la plaza de Cayma se trato de inaugurar  en las ceremonias conmemorativas  por el centenario de la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1926, pero al final se tuvo que realizar el  19 de diciembre.  ( Documentos históricos del Pueblo Tradicional de Zamácola. Miguel Gallegos 2015). 





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    Reconocimientos







    Hoy en día su obra esta  presente en el recuerdo de los caymeños y cerreños , se ha creado una urbanización que lleva su nombre en el distrito de Cerro Colorado , y una importante institución educativa.

    Nota: Antiguamente  lo que es el distrito de Cerro colorado pertenecía a Cayma.


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    Su retrato  se encuentra en el Museo Histórico Municipal "Guillermo Zegarra Meneses" en Arequipa.


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    Referencias


    • Emilia Romero. Diccionario manual de literatura peruana y materias afines. Lima: UNMSM, 1966.* Alberto Tauro del Pino. Enciclopedia Ilustrada del Perú. Lima: PEISA, 2001
    • Félix Gallegos Rosado. Cayma Historia Tradición y Cultura. Arequipa, 2002.
    • P. Batiz.   Juan Domingo de Zamácola. VII Congreso de Estudios Vascos (7. 1948. Biarritz). – Donostia : Eusko Ikaskuntza, 2003. – P. 459-461. – ISBN: 84-8419-931-2.
    • Diario El Deber mayo de 1923.M. A. Cateriano. Don Juan Domingo Zamácola y Jaúregui. Revista Histórica. Tomo Iv Trimestre III. Órgano del Instituto histórico del Perú. 1909.
    • Miguel Gallegos Velarde.  Documentos históricos del Pueblo Tradicional de Zamácola. 2015.